¿Qué bloque político tiene mejor unidad partidaria?

No sólo se trata de cuestión de principios o de acatamiento político, sino de cómo se representa al electorado que le confió el voto. El ciudadano vota a un partido y dentro de un partido a un sector, pero también puede verse como la confianza a una opción política, y que para votarla deba hacerlo a través de un lema

En casos de partidos de ideas, que reflejen con claridad una definición ideológica, no habría problema entre lema y lista, pero en el caso de coaliciones sí lo hay: el que votó a Astori no piensa ni quiere lo mismo para su país, tanto en la vida cotidiana como en la meta de largo plazo, que el que votó a los partidos comunista, socialista o al MPP, pero ambos votaron al Frente Amplio.

Lo mismo ocurre en la otra tienda: no piensan igual un socialdemócrata del PI, un colorado liberal, un nacionalista hererrista, un colorado socialdemócrata, un blanco wilsonista, o un seguidor de Manini Ríos. Incluso dentro de Cabildo hay votantes y legisladores que piensan distinto, porque al ser un movimiento nuevo, la identificación estuvo con el caudillo que lideraba eso, y no necesariamente en torno a un programa específico.

Por eso, Julio María Sanguinetti utilizaba una referencia de convicciones democráticas como elemento de coincidencia en la variopinta coalición: “de este lado están los que piensan que Venezuela es una dictadura”. Eso era para mostrar que había un “punto en común” de esos asociados, y simultáneamente para dejar asociado al Frente con una expresión de autoritarismo antidemocrática.

Lo cierto es que la “coalición multicolor” tiene coincidencias generales, que Luis Lacalle Pou supo trabajar muy bien durante la campaña electoral, para articular un “compromiso” de programa común, pero tiende diferencias sustanciales en cuanto a definiciones de política económica y otros temas.

Y esas diferencias no se dan solamente entre partidos asociados, sino dentro de esos lemas.

En el Frente Amplio no hay mayor nivel de coincidencias, sino que justamente hay mayores diferencias (alcanza ver los últimos documentos de principios del Partido Comunista, el Socialista y del MLN-Tupamaros).

La diferencia ideológica que hay entre el astorismo, las expresiones socialdemócratas o socialcristianas con esos partidos o sectores, es mayor a la que hay entre blancos y colorados, o cabildantes, porque en este caso la divergencia es sobre las bases del sistema político-económico.

Podrá decirse que esto no debiera afectar el presente, porque se trata de definiciones de metas de largo plazo, pero las decisiones que toman los partidos es justamente pensando en su meta política.

Si hay más diferencias a la interna del Frente que entre los socios multicolores, ¿por qué es la izquierda la que aparece como mejor ejemplo de unidad?

Una respuesta fácil estaría en su organización interna y sus estatutos: mientras que la multicolor es una alianza entre partidos sin estructura común ni reglas de funcionamiento, el Frente es una combinación de coalición-movimiento-partido, con organismos de decisión común y bases claras sobre cómo se procesa una discusión y cómo es la toma de decisiones.

Pero es más que eso. La izquierda desarrolló durante décadas un sentido de unidad que no surge de un día para el otro, que le fue difícil de construir, y que la ruptura de 1989 dejó lecciones que sirvieron para reforzar el lazo de comunidad política.

Durante el tercer gobierno se sintió que se había roto el affectio societatis y así lo transmitían algunos dirigentes, lo que en sus adversarios generó expectativas de nueva ruptura. Perdieron votos, pero no se rompieron.

Esa es una ventaja no menor del Frente Amplio respecto a la coalición multicolor.

Manini Ríos manifiesta disposición a votar el proyecto antiforestal, sabiendo que eso solo sería ley si suman votos Cabildo y el Frente Amplio contra sus socios blancos y colorados. Lo hace por sus convicciones, por entender que es correcto establecer restricciones y prohibiciones a un sector de la economía, y aunque eso sea un torpedo directo al plan del gobierno que integra para atraer inversiones. Nunca pasaría eso en el Frente Amplio, porque ahí las convicciones personales o sectoriales se subordinan al interés del lema que los agrupa.

Tabaré Vázquez quería un TLC con EEUU en 2006 y si lo firmaba, podría ratificarlo en el Parlamento con votos astoristas, blancos, colorados y del PI; pero respetó la mayoría frentista. Así pasó con varios casos.

¿Votarán los astoristas la reforma previsional que Astori reclamó en los mensajes presupuestales en los años anteriores? En el Frente aseguran que se mantendrá la unidad de siempre (o sea no votar).

Todas las discusiones y decisiones de últimos meses van en línea contraria a la reforma.

Así comienza 2021: el sistema político estructurado en dos bloques, uno es producto del acuerdo de los partidos fundacionales y asociados, y otro es el construido durante años por la izquierda.

El multicolor tiene una ventaja: hoy es mayoría.

El de izquierda tiene un punto a favor: la fortaleza unitaria.

El Frente sigue sin asumir que es minoría porque la gente le asignó ese rol en las urnas.

La “multicolor” sigue subestimando el poder de la izquierda y sin intentar empardar en criterio unitario. El puesto de zurcidor dentro de la multicolor está vacante.