Era de familia de clase media y vivía en Olivos (al norte de la Capital Federal). Su madre era ama de casa y su padre trabajaba como mecánico en General Motors.
Entre marzo de 1971 y febrero de 1972 mató a 11 personas. A algunas de sus víctimas les disparó por la espalda; a otras, mientras dormían.
Carlos Eduardo Robledo Puch niega cada uno de los asesinatos por los que fue condenado, aunque admite haber cometido varios robos.