Presidencia

¿Un giro en la conducción del equipo económico?

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22 de abril de 2021 a las 14:55

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Esta semana hubo anuncios relevantes de las autoridades de gobierno de Lacalle Pou para mitigar los efectos de la pandemia en miles de empresas a lo largo del país y hogares más vulnerables. La ministra de Economía, Azucena Arbeleche, encabezó el mensaje con las esperadas medidas por distintos sectores de actividad este martes junto a parte del gabinete ministerial y luego ofreció un segundo mensaje más detallado y explicativo con el alcance de los paliativos para mejorar un factor que el gobierno considera ha flaqueado un poco: la comunicación. En general, hubo más señales de apoyo que críticas en esta oportunidad. ¿Qué cambió para que en un par de meses el gobierno llevara de US$ 540 millones a US$ 900 millones lo que tenía previsto gastar por los efectos de la pandemia?¿Dejó un poco de lado la ortodoxia que en su momento criticó el senador y socio de la coalición Guido Manini Ríos? Es cierto que la ola del virus recrudeció, pero el equipo económico da señales de responder con más contundencia (y recursos) a los reclamos que se hacen desde diversos frentes. De eso iremos en esta entrega de Rincón y Misiones. 

Una vuelta (más) a la canilla

Hace dos semanas el gobierno sorprendió a muchos (me incluyo) congelando las tarifas de los combustibles (en principio) por abril. Los números de Ancap y lo que está pasando con sus dos variables (suba de más de 30% desde diciembre en el valor del crudo y en menor medida el dólar -+4,3%-) dejaban un margen nulo para no corregir esos precios administrados. Por más mejora de eficiencia que pudiera lograr Ancap, es irrefutable que sus números están en rojo. El propio gobierno cuantificó el impacto fiscal de esa medida en US$ 30 millones solo por abril y de US$ 60 millones para el cuatrimestre enero-abril. 

“El país está atravesando momentos extraordinarios que requieren de respuestas extraordinarias del gobierno", argumentó Arbeleche en la conferencia de prensa que brindó el lunes 12 de abril junto a su par de Industria Omar Paganini.

Según consignó el diario El País, el presidente Lacalle Pou pidió a sus ministros hacer un “esfuerzo” y además consideró que era políticamente inviable subir las tarifas en medio de un recrudecimiento de la pandemia. El mandatario también metió la cuchara y pidió en el ajuste de los combustibles de enero (las naftas subieron 6,2%) que se hiciera un esfuerzo para apuntalar al sector productivo y no se tocara el precio del gasoil en ese oportunidad. 

El hecho de que las tarifas públicas continúen utilizándose como un instrumento más de la política económica (como lo hizo el FA durante sus tres administraciones) tiene sus riesgos y es una vieja receta que genera más perjuicios que beneficios en el largo plazo. Así lo dejó resumido en esta muy buena columna Federico Comesaña. Por otra parte, la consultora Exante realizó un análisis para medir el impacto del congelamiento del gasoil y la nafta en los diferentes estratos sociales. De esa publicación, se desprende que el quintil de mayores ingresos concentra el 46% del consumo de nafta de los hogares uruguayos, y tiene un impacto bastante inferior en aquellos de menos recursos (lo más golpeados por el covid-19).

En una entrevista con El Observador el ministro de Industria explicó que es difícil de instrumentar un apoyo diferencial con la tarifa del gasoil, por ejemplo, para los sectores más afectados por la pandemia. 

El énfasis del nuevo mensaje y los US$ 360 millones adicionales

Camilo dos Santos
Arbeleche anunció que se elevaba el gasto previsto en el Fondo Coronavirus en US$ 360 millones.

Esa señal que había enviado el Poder Ejecutivo con los combustibles recibió una agregado más contundente esta semana cuando la ministra Arbeleche anunció que se elevaba el gasto previsto en el Fondo Coronavirus en US$ 360 millones, a US$ 900 millones (1,6% del PIB) para este 2021. En febrero, el equipo económico había tirado sobre la mesta una erogación de US$ 540 millones y aunque se aclaró que ese monto no era estático, los antecedentes dejaban poco espacio para prever que desde Colonia y Paraguay se aceptara elevar ese paquete de ayuda en medidas sanitarias, económicas y sociales en un 40% como ocurrió esta semana. 
El apoyo a sectores más vulnerables se estima ahora en US$ 130 millones, los sanitarios por US$ 420 millones, y para sectores productivos y empleo (como los seguros de paro) por US$ 350 millones.

En el medio (y también antes de febrero) hubo muchos reclamos de sectores sociales, productivos, la oposición e incluso los socios de la coalición que le pedían al gobierno que abriera un poco más la billetera para amortiguar los efectos de una pandemia, que dejó la friolera de 100.000 pobres uruguayos más en 2020 y cuyos efectos no culminaron aún. 

Los anuncios del equipo económico de esta semana obtuvieron más muestras de respaldo que críticas por parte de los sectores afectados por la pandemia, mientras que el presidente Lacalle Pou mantuvo una reunión positiva con sus socios de la colación dos días después de las medidas que le sirvió para darle respaldo político a los últimos anuncios. 

En la conferencia que brindó este martes para explicar en detalle las medidas, Arbeleche reafirmó el mensaje de que “toda la sociedad uruguaya va a tener los recursos para superar la pandemia y elevar la mirada para la recuperación”. Aprovechó para machacar sobre la importancia del “ahorro” en el gasto estructural del Estado porque eso es lo que permite luego volcar más recursos para atender a los más desprotegidos. 

Esta vez el mensaje no estuvo puesto (ni se hizo mención) a cuándo podría crecer el déficit fiscal por estas medidas adicionales de apoyo y se alejaría de la meta trazada para este año de un rojo de las cuentas públicas de 4,3%.

“No nos vamos a quedar atrás en los apoyos, vamos a dar todos los recursos que sean necesarios”, aseguró la ministra. 

De yapa, el gobierno recibió el mismo día de los anuncios de incremento del gasto por el covid-19, la confirmación por parte de la calificadora de riesgo Standard & Poor's (una de las tres grandes junto a Fitch y Moody's) de mantener la nota a la deuda soberana uruguaya en 'BBB/A-2', dos escalones por encima del mínimo del grado inversor (investment grade). La agencia elogió el manejo de la pandemia y se mostró confiada con una rápida recuperación de la economía uruguaya. El equipo económico y el gobierno dieron un giro que se tradujeron en medidas de mayor impacto y profundidad que las aplicadas en 2020. Para algunos quedó gusto a poco y consideran que hay espacio para dar un poco más, pero esta vez también hubo respaldo. 

La herramienta más potente para volver a la normalidad parece ser el éxito que pueda lograrse con la vacunación en mayo, para definitivamente abrir todas (o casi todas) las perillas. Pero no habrá que embalarse, los brotes de recuperación plena comenzarán a verse sobre la primavera.

Soy Andrés Oyhenard, editor de Economía y Empresas de El Observador. Hasta aquí esta nueva entrega de Rincón y Misiones, la newsletter exclusiva para suscriptores Member de El Observador para entender mejor la realidad económica y los temas que tocan nuestro bolsillo, y contar con mejor información para tomar decisiones.

 

 

 

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