Adiós al perfume y otras calamidades del Facebook

Imagine perder el olfato. Adiós a los viajes en el tiempo que nos prestan los jazmines; chau al perfume francés que nos eriza y nos conmueve. Ya no podrá escaparse de aquel hombre con mal aliento ni recordar el olor de la piel de aquella mujer.

Y sin embargo, el 53% de los jóvenes entre 16 y 22 años prefieren sacrificar uno de sus sentidos –el olfato primero- antes que renunciar a su perfil en Facebook, según un reciente estudio realizado en varios países de América, Europa y Asia entre 7 mil usuarios de la web.

Los jóvenes dijeron sentirse aislados sin la tecnología y eligen sus relaciones de acuerdo a su funcionalidad digital. Y es en este momento cuando a uno le vienen ganas de juntar firmas a favor del rifle sanitario para estos eunucos que parió la tecnología.
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Solos en internet

Si hubiera que encontrar cinco motivos para permanecer en el uso intensivo del facebook ¿seríamos capaces de llenar los casilleros? ¿por qué tanta gente tan diferente se prende a este medio de comunicación? Ya se ha hablado de la oxitocina que provoca en los usuarios sensaciones parecidas a las que nos dan las caricias.

Pero ¿cómo se pueden tener 500, mil, cuatro mil “amigos” en el facebook? ¿Para qué sirve a menos que uno sea un artista que le abre su página a los admiradores? ¿Qué hacen esas otras personas anunciándonos que acaban de levantarse de la cama o que están comiendo galletitas María con dulce de leche?

Probablemente, tanta cosa escrita carente de la menor importancia, responda a un sentimiento de desasosiego que agobia a quién no tiene a nadie alrededor, pero también a esa señora cuyo marido acaba de llegar del trabajo mientras los chiquilines juegan ahí cerquita.

El primer motivo, entonces, de tanto ajetreo en internet tiene que ver con la soledad sola o acompañada. Me cuesta encontrar la segunda razón.

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La felicidad en el facebook

Es común leer en el facebook a mucha gente que cree conveniente informar a los demás de las alegrías de las que está participando. Así, es posible encontrarse con un “qué bien estoy hoy”. “qué hermoso día”, “toooy feliiiiz”, "qué fiesta!" y cosas por el estilo.

Esto es extraño, porque cuando uno se siente feliz generalmente tiene las manos y los ojos ocupados en cosas muy distintas a la Internet. Entonces, uno sospecha que esos “qué bien me siento” del facebook delatan cierto teatro que no termina de convencer. Porque si ya es difícil ocultar la tristeza, es todavía más difícil simular la felicidad.

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