Altos mandos: ejecutivos sin crisis de empleo

Los encargados y gerentes no están siendo afectados mayormente por los recortes de personal que provoca la pandemia

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10 de agosto de 2020 a las 05:00

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Cuando la pandemia comenzó, el director de Finanzas de una empresa uruguaya tuvo que decidir entre dos caminos: enviarse a seguro de paro o ser despedido. Tenía claro que el segundo no tenía vuelta atrás, por eso decidió ir de lleno por la primera opción. “Había que poner la casa en orden. Recortar gastos nos era indispensable para que la empresa pudiera proyectar un futuro”, contó el ejecutivo.

Sin embargo, dado que por su rol es quien lleva los números de la compañía, nunca dejó de atender el teléfono para responder consultas o llamar a los bancos para tratar de conseguir dinero en medio de la crisis. “Siempre en una crisis, los mandos medios y mandos altos son los más difíciles de recortar pero los más necesarios desde un punto de vista económico. Si tenés espalda, lo mantenés a pérdida, pero, si no, se hace muy difícil”, agregó.

Según su perspectiva, este arduo camino que comenzó el 13 de marzo hizo que su empresa se replanteara algunas decisiones que ya estaban cerradas. “Fue un tiempo en el que tuvimos espacio para pensar, pero el trabajo fue el doble de lo que era antes de la pandemia”, rememoró.

La empresa donde trabaja este ejecutivo se mueve en el rubro de las ventas, por lo que sintieron de primera mano el revés de la economía y acto seguido comenzaron a ver cómo los números comenzaban a quedar en rojo. Aun en seguro de paro, el directivo tendió redes para manejar opciones “y salir del pozo”.

Entre otras actividades, este director de Finanzas trató de conseguir la mayor cantidad de información posible para evitar caer en una incertidumbre profunda. “Trabajamos con escenarios de riesgo y a partir de allí fuimos tomando decisiones”, contó.

A pesar de tomar medidas basadas en datos e información, la pregunta de “¿y ahora qué hacemos?” fue una constante. “En una situación sin precedentes, no hay una referencia más correcta que otra”, afirmó.

Cuando se fue de su oficina y entró en seguro de paro, entre sus objetivos estaba volver con la casa en orden. Actualmente se está reincorporando, no sabe si efectivamente las decisiones que tomaron están dando buenos resultados. “Estamos tratando de mejorar lo más posible la casa, pero todavía no estamos en condiciones de decir que esté pronta. Hay que esperar y ver qué pasa”, dijo.

Sin embargo, el caso de este ejecutivo (que pidió resguardarse en el anonimato) no es algo habitual porque parece haber un segmento dentro de las empresas que no suele ser víctima de los recortes: los altos mandos.

Que se mantenga el liderazgo o que se prefiera negociar y tomar el camino del medio antes de llegar al despido son algunas de las razones por las que esto sucede. 

De igual modo, según los expertos, con el correr de los años y la llegada de nuevas generaciones al mercado laboral este fenómeno puede ir cambiando en el entendido de que habrá más dinamismo a la hora de cambiar de trabajo.

“En la mayoría de los rubros, antes de resolver el despido del gerente o el encargado, se buscan alternativas para no llegar a esta instancia”, comentó Cinthia Eliazer, socia de capital humano de BDO Uruguay.

Agregó que estas alternativas suelen ser la reducción temporal del sueldo o bajar la cantidad de horas trabajadas en una semana, pero hizo énfasis en que este tipo de cuestiones deben quedar claramente establecidas en las conversaciones con la empresa. “Tiene que quedar claro hasta cuándo es la medida, porque lo recomendable es que no se alargue mucho en el tiempo”, especificó.

En general, ambas partes se encuentran abiertas a llegar a una negociación porque entienden que es por el bien del trabajador, ya que se busca que no pierda el empleo y evitar el seguro de paro.

Según Eliazer, estas negociaciones se dan por razones culturales y también económicas, dado que afrontar el despido de un cargo alto suele ser costoso. Además, añadió el factor de la inseguridad que se transmite al resto del equipo, y opinó que despedir a un líder en medio de una crisis puede ser “catastrófico para todos sus compañeros”. 

De igual modo, según la especialista, todo depende de la cultura empresarial de cada una de las compañías y el vínculo que fomente con sus colaboradores.

Este tipo de negociaciones suelen tener como objetivo también que los empleados logren una gran estabilidad laboral. Para Eliazer, tener y transmitir seguridad laboral es muy importante cuando la cantidad de despidos y envíos a seguro de paro fue en ascenso desde el 13 de marzo. “Hay que apoyar a los líderes para paliar la incertidumbre que rodea a las empresas en estos tiempos”, dijo.

En momentos de emergencia sanitaria, desde la perspectiva de Eliazer, no se han visto despidos de cargos altos. “Creo que la mayoría fueron buscando alternativas, pero las empresas hacen un gran esfuerzo para mantener a esos cargos porque saben que cuando todo esto pase serán responsables de volver a hacer que las cosas marchen sobre ruedas”, explicó.

Por su parte, Beatriz Martínez –directora de BM&Asociados– optar por negociar siempre dependerá de qué tan cómodas se sientan la persona y la empresa. “De alguna manera, estas alternativas, son un reconocimiento a la labor realizada” y por eso se evita la desvinculación.

Martínez igual hizo énfasis en que siempre depende de la cultura y el estilo de la organización, porque algunas no ponen el foco en las personas. “También incide la realidad de la persona que tiene que ser desvinculada; en algunos casos los propios involucrados son los que plantean una estrategia diferente”, explicó.

El rubro

En la misma sintonía que Eliazer y Martínez, para Gonzalo Icasuriaga –socio de CPA Ferrere a cargo de la práctica de estrategia y capital humano– los altos cargos no suelen ser despedidos.

De igual modo, el especialista hizo la salvedad de que esto puede variar dependiendo el rubro en el que gire la empresa. “Hay sectores, por ejemplo el del entretenimiento, cuya actividad bajó a cero y allí sí tiene sentido despedir o enviar a seguro de paro porque las decisiones son más masivas”, dijo.

Por otro lado, hay sectores de la economía que no fueron tan vapuleados, por lo que se carece de argumentos para despedir a los jefes, ya que sería un movimiento “arriesgado, innecesario y hasta perjudicial”, explicó Icasuriaga.

El integrante de CPA Ferrere comentó que muchas empresas están volviendo a una operativa relativamente normal, por lo que sería contraproducente embarcarse en “la nueva normalidad sin la cabeza del equipo”.

A diferencia de Eliazer, para Icasuriaga ha habido despidos en los sectores más altos de las empresas pero aseguró que los números siguen siendo bajos. “Las medidas que se tomaron allá por marzo fueron temporales, hoy en día se están viendo determinaciones más a largo plazo”, subrayó.

Para Icasuriaga, los líderes son unos de los motores y gracias a ello las empresas mantuvieron un porcentaje de su actividad a pesar de la crisis. Para el experto, esta es otra de las razones por la que no suelen ser despedidos. “Alguien tiene que gestionar cómo va la empresa, más allá de que las cosas no salgan como se esperan”, sostuvo.

Si bien, según Icasuriaga, se toman caminos alternativos para evitar el despido, no cree que tengan fecha límite.  Según explicó, el mundo empresarial local ha sido una de las grandes víctimas de la incertidumbre y eso hace que no siempre puedan tomarse decisiones claras.

“Es complicado proponerle un recorte de salario a alguien cuando en realidad no sabés qué va a pasar mañana”, ejemplificó. Por eso, en medio de esas negociaciones, se suele repetir una y otra vez: “Vamos a tomar esta medida y vamos ir viendo cómo evoluciona para saber hasta cuándo se mantiene”.

No obstante, para Icasuriaga, la inseguridad juega para los dos lados: porque es una de las razones que hacen temblar los puestos de trabajo y es también el motivo por el que se necesita a los líderes. “Alguien tiene que motivar a los trabajadores, tienen que tener una referencia para saber cómo viene la cosa. Si no pasa esto, es fracaso asegurado”, dijo enfáticamente.

Una prueba de confianza

Al margen de que este tipo de situaciones se suelen vivir con un cierto nivel de nerviosismo, los especialistas coincidieron en que es una prueba de fuego para ver el nivel de confianza entre los altos cargos y los directores de las compañías. 

“Se pone a prueba la fidelidad de los gerentes y la gestión de la empresa a nivel de la plantilla de sus empleados”, aseguró Icasuriaga.
En el marco de esas negociaciones, también importa que las medidas sean genuinas y no forzadas simplemente para mantener el puesto. 

“Tiene que haber algo humano en el medio y que eso se note. Que no sean decisiones aisladas y que puedan revertirse a lo largo del tiempo”, explicó el directivo de CPA Ferrere. Agregó que si se vislumbra un proyecto de cara al corto y mediano plazo, es “ganar-ganar” porque las dos partes van a quedar satisfechas con lo acordado.

Volpi, por su parte, explicó que para muchos profesionales es una oportunidad para dedicarse a un negocio propio o trabajar de manera independiente. 

“Aprovechan el dinero del despido para encontrarle la vuelta, porque la realidad es que son menos los cargos disponibles para este tipo de roles”, añadió.

Una visión diferente 
La gerenta de Capital Humano de KPMG, María Laura Volpi, no negó que siempre se trate de encontrar alternativas pero –según su experiencia– esto no ha sucedido desde que la pandemia llegó a tierras uruguayas. “En los casos que conozco, la desvinculación se dio desde un primer momento y no se optó por llevar la decisión a un terreno de negociación”, dijo. Para Volpi sí ha habido despidos de altos cargos por causa de reestructuras. “Es uno de los cargos que más se piensa a la hora de realizar el despido pero sí, la situación económica ha impactado en los gerentes y encargados”, explicó.

Reducción de sueldos

El abogado laborista Matías Pérez del Castillo comentó que una de las medidas que más se están tomando es la reducción temporal del sueldo. 

En esta línea, el factor de la incertidumbre es el que más pesa para hacer proyecciones futuras, por eso no hay líneas generales para establecer la disminución de salarios. “Están todos esperando a ver qué va a pasar. Hay una especie de latencia”, afirmó. En este tipo de caminos del medio, Pérez del Castillo sostuvo que lo más importante es el diálogo.

“El salario no puede ser modificado unilateralmente por la empresa, porque, si no, se puede considerar como un despido indirecto”, explicó. Este tipo de cuestiones, en la práctica, se suelen resolver con el pago de una indemnización por despido parcial a modo de cubrir la diferencia que deja el recorte propuesto por la empresa: “Esto se da siempre mediante acuerdos, sobre todo en medio de estas situaciones que son inauditas”. 

Un posible cambio de paradigma 
Para Juan José García –exdecano del IEEM y profesor de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Montevideo–, uno de los motivos principales por el que no se suele remover a los altos cargos es el factor cultural. “Se entiende que despedir a un líder es sinónimo de desconcierto e incertidumbre para los empleados”, explicó.
Sin embargo, para García, en el largo plazo esto se va a ir transformando porque la llegada de los más jóvenes a las oficinas es inminente, y propone nuevos paradigmas. “Los empleados y estudiantes de hoy van a ser los líderes del mañana. Y ellos no se rigen por las mismas reglas”, enfatizó.
Agregó que de cara al futuro, el formato dentro del cual se lidera va a cambiar porque las nuevas generaciones requieren más libertad para decidir y también un mayor dinamismo para cumplir con los objetivos de la compañía. 
Para García, este cambio sucederá cuando las estructuras de las empresas logren una flexibilización suficiente y puedan entender los cambios del mercado laboral. En este sentido, para el experto la pandemia marcó un antes y un despúes porque se lograron aspectos relevantes de la manos del teletrabajo. Explicó que la flexibilización horaria y trabajar en base a objetivos es uno de los logros que se consiguieron en muchas oficinas. 

 

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