Enrique Antía, intendente de Maldonado

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Antía: "A cualquier candidato blanco lo van a comparar" con Lacalle Pou, "si comió o no el pancho en La Pasiva"

En entrevista con El Observador, el intendente de Maldonado se muestra prudente al hablar de una temporada récord en turismo, refiere a la campaña del Frente Amplio en el interior y cuestiona la gestión del exministro Germán Cardoso
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07 de enero de 2023 a las 05:03

El celular personal de Enrique Antía sigue siendo uno de esos con tapa, sin pantalla táctil, ni WhatsApp, ni Twitter. En su despacho del quinto piso tiene el smartphone institucional de la Intendencia de Maldonado, pero el jefe comunal todavía lee todos los mensajes de texto (los viejos SMS) y no duda en contestar cuando quien llama "es la patrona". 

El tres veces intendente, hoy a la mitad de su último período en la política activa, asegura que el Frente Amplio está buscando "reconquistar el interior", en el que perdió pie, pero antes se va a topar con las gestiones de los blancos en los departamentos. Contrario a la preocupación de algunos en la coalición, Antía sostiene que Yamandú Orsi no garantiza esa llegada, y que "al ver cómo funcionan las intendencias de Canelones y Maldonado, va a tener que transpirar mucho para empardar". 

En entrevista con El Observador, el intendente habla con cautela sobre la prometedora temporada turística, reconoce los problemas en el tránsito, compara sus resultados en limpieza con los de Montevideo, plantea sus matices con el exministro de Turismo, Germán Cardoso, dice que el presidente Luis Lacalle Pou "dejó la vara alta" para quienes, como él, no tenían "esa expectativa", y defiende la inversión privada en Maldonado como "una UPM con una diferencia: que no hubo que hacer la vía del tren ni comprar la energía cara". 

Enrique Antía, intendente de Maldonado

Se está hablando de una temporada récord de verano…
Es un inicio mejor que otros. Tengo que ser prudente. El fin de semana que viene se retiran los brasileños y hay que ver cómo evoluciona.

¿Demuestra que la clase media argentina no es tan clave para una gran temporada?
No solo están viniendo argentinos, sino que hay muchos brasileños, más paraguayos que otras veces, mucho turista del hemisferio norte. Es la sumatoria. Creo que lo que influyó es ese primer encuentro fuera de la pandemia. Hay una onda especial, y Maldonado está precioso.

Está difícil de transitar.
Es un tema a resolver. Hace tres años era importante cuidar la seguridad, lo pedía la gente, los empresarios. Invertimos mucho para instalar un sistema modelo que es un importante sistema de prevención. No solo lo decimos los gobernantes, los chorros saben que acá no es fácil hacerse el loco. El éxito operativo de la Policía para aclarar situaciones es importante. También prestamos mucha atención a la higiene y la limpieza. Ahora hicimos varias obras para ordenar el tránsito, con un concepto de rotondas y no semáforos. No queremos dar la señal de ser mucha ciudad y poco balneario. La velocidad es una preocupación, porque cada vez hay más gente en bicicleta y caminando. Hace un año llamamos a licitación para instalar 55 puntos de control en todo el departamento, desde Piriápolis hasta José Ignacio. En la primera quincena de enero están funcionando pero no multando.

¿No suman al congestionamiento?
No, lo hacen más ordenado. Un solo choque arma mucho más lío. Salvo un accidente horrible en la llegada a Manantiales, en Maldonado no hemos tenido ningún accidente, solo choquecitos, y hay hasta 700 mil personas circulando. Aparte Maldonado es récord nacional de motos. El problema básicamente son los deliveries. El año pasado incrementamos el equipo técnico, hemos pintado señalizaciones en todo el departamento, instalamos sendas rebasables para que se pueda salir con seguridad de la playa.

Está muy difícil estacionar…
Sí, y estamos trabajando. Hay un proyecto en Punta del Este y otro en el centro de Maldonado para poner estacionamiento tarifado, porque gran parte del congestionamiento son los propios dueños y funcionarios de los comercios que ocupan el espacio todo el día. No nos dio el tiempo para hacerlo este año.

Se viene una nueva licitación en limpieza. ¿Qué opinión tiene del concesionario?
Muy buena, se licita porque vence la posibilidad de ampliación. La competencia siempre ayuda a bajar precios y mejorar el servicio. El primer gobierno democrático desde la dictadura tercerizó la recolección de basura. Hasta ese período todos los fines de año había conflictos y basura tirada. Ahora vamos a agregar más cosas: más equipos de limpieza de contenedores con agua caliente, 1.500 contenedores más y estamos poniendo para reciclado.

Usted nació en Montevideo. Sabe que allí es un problema, la tercerización o no es una discusión. ¿Cuál es la clave?
En 2001 fuimos los primeros en traer los contenedores al Uruguay. Fernando Nopitsch (director de la intendencia de Mariano Arana) vino a ver lo que teníamos y llevarlo a Montevideo. No tenemos problemas con el vandalismo, en alguno está el tema de los hurgadores, pero bastante controlado. Acá se recoge la basura de todo el departamento y se centraliza en un solo lugar. En 2003 hicimos una inversión con un programa de Naciones Unidas en el basural, que era un relajo, y desde esa época captamos el gas que desprenden los residuos y lo metemos en la red de UTE. Funciona perfecto, es el único caso del país, y está tercerizado. Pusimos un sistema de cajas grandes para que los jardineros tiren sus podas, la recolección es tercerizada, y nos hemos ahorrado un montón de basurales. La limpieza mecánica con máquinas la hace la intendencia, pero en la calle y la costa hay pequeñas empresas barriendo a mano ahí.

¿No es más caro? En Montevideo uno de los argumentos para remunicipalizar el centro es ahorrarse el lucro empresarial.
No es problema de lucro, tiene que estar limpio. El peor negocio para una ciudad es que esté sucia. Con funcionarios municipales no lo podés hacer. Si las empresas no hacen las cosas bien, las sacamos.

Usted anunció que los privados podrán financiar sus propias cámaras para incorporarse al sistema de videovigilancia de Maldonado, con una contrapartida del 25% para invertir en otras zonas que no pueden pagar. ¿No es una forma de poner la infraestructura del Estado al servicio de quien lo pueda pagar?
(Muestra un premio de 2020 al sistema). El plan de seguridad de Maldonado es un apoyo a la seguridad nacional, no es una obligación nuestra, pero como acá había problemas, invertimos para apoyar. La mejora en seguridad fue notoria. 

Hasta ahora las cámaras se ponían en puntos estratégicos, pero ahora sería a solicitud privada.
Después de una instalación estudiada, encontramos algunos puntos de fuga en vecindades, pedidos de seguridad en colegios, y le estamos agregando 300 más. Como nos sobra capacidad de recibir más cámaras, le abrimos a quien quiera poner más. Y que lo pague. Los vecinos de José Ignacio quieren poner siete u ocho cámaras más y están a la espera de que primero terminemos toda la parte pública. Los vecinos van a pagar la instalación y queda en el servicio público.

Enrique Antía, intendente de Maldonado

Pero si el vecino la quiere en la puerta de su casa y la paga…
No importa, es un análisis técnico y la que decide es la Policía, no es un pedido particular. José Ignacio pide reforzar determinados puntos, lo pagan, y a su vez exigimos un 25% para reforzar lugares sin capacidad de pago. Como tenemos capacidad ociosa, le ofrecimos al gobierno que integre a Maldonado lo que coloque en Rocha y Canelones.

¿Cómo está la relación con el ministro de Ambiente, Adrián Peña? Él mismo ha hablado de la tensión entre el cuidado ambiental y el desarrollo inmobiliario en Maldonado.
A Peña lo he visto pocas veces acá, y no conozco proyectos que haya rechazado. Si él dice que hay tensiones, que explique por qué. De hecho ha ponderado el tema de la basura. Estamos presentando un proyecto muy importante para el país –él ni sabía que estábamos en eso– de una iniciativa privada del mes pasado que hemos trabajado con el ministro de Industria Omar Paganini para un tratamiento total de la basura con producción de gasoil a partir de los plásticos.

También los vecinos reclaman y juntan firmas por lo ambiental, mientras el FA cuestiona el desarrollo de una zona franca sobre un humedal.
Cuando hacés cosas siempre hay algunos que se quejan y están en contra. Con la zona franca no hay humedal que valga, la cota máxima de crecida no está en la zona franca. Está más que probado. Y los mismos vecinos que se quejan de eso, ecologistas y algunos docentes, ni pispearon cuando sacamos la principal contaminación del río, que era el asentamiento El Placer con 240 familias. Todos los días iban cientos de materia orgánica al arroyo. Tengo más que claro que respetar el ambiente en Maldonado es garantía de desarrollo. Vivimos de la costa, tenemos que cuidar las dunas y las playas. 

Veo mucho verde, pero al mismo tiempo se baten récords de metros cuadrados de construcción. ¿La obra que avanza no se solapa con lo ambiental?
No, porque depende de respetar normativas. El peor ejemplo de desarrollo urbano en Maldonado son los apartamentitos de la playa Mansa de la parada 5 a la 20, un bloque al lado del otro, sin espacio de jardín para adelante y sin garajes. Nosotros preferimos construir hacia el cielo y liberar espacio para jardín abajo. Así aparecieron un montón de edificios muy grandes que antes no se hacían, que llevan mucha gente pero todos tienen espacio de jardín importante. Es preferible ir en altura ahí, en las avenidas, porque tenemos servicios, saneamiento, calles. Pero no queremos que se disperse en todos lados. Hay zonas como el barrio del Golf, San Rafael y la punta de Punta del Este donde no se permite y lo respetamos. Y así igual hubo un boom de la construcción, y aprobamos arriba de 500 mil metros cuadrados, aún en la pandemia. Es inversión privada de US$ 6 mil millones, una UPM con una diferencia: que no hubo que hacer la vía del tren ni comprar la energía cara. 

Cuando a Orsi se lo criticaba por las grandes obras en Canelones, él justificaba que todo estaba vendido, y que sí se preocuparía si las construcciones estuvieran vacías. ¿Pasa lo mismo acá? ¿No quedan grandes edificios vacíos?
Al revés, en este período se terminaron los tres edificios abandonados que había. Es una inversión diferente, acá la mayor parte de la inversión extranjera se utiliza como ahorro en vez de tener la plata en el banco.

Es lo que enciende después las alarmas de la Senaclaft (Secretaría para la Lucha contra el Lavado de Activos) por operaciones sospechosas y lavado de activos. 
Bueno, acá hubo un lavado de activo machazo en los últimos diez años en el Cerro de los Burros, con (Marcelo) Balcedo, el sindicalista argentino. Y nadie se dio cuenta. Por supuesto que el mundo se preocupa por eso, pero la mayor parte de la gente que está invirtiendo la hizo trabajando. Veo un departamento creciendo en construcción, en el área educativa, más escuelas y liceos llenos. Con el censo vamos a tener alguna sorpresa. Si no lo acompañáramos correríamos el riesgo de que se nos escapara. Maldonado creció más del 100% en los últimos 15 años, pero todo eso concentrado en el centro y en Punta del Este, donde habrá sido un 300%. 

En campaña de 2019 marcaba como un diferencial con Lacalle Pou que a usted lo votaban “mucho más en los barrios”, que le iba mal en el centro de la ciudad. Lacalle terminó siendo presidente. ¿Cómo se desenvolvió?
Nos manejamos muy bien en los barrios, yo perdía con los empleados del Conrad, los profesionales y los funcionarios municipales. En esta última elección nos dieron una mayoría amplísima. La gente vio que gestionábamos: yo hablo poco y hago mucho. 

¿Y al presidente cómo lo vio?
Bien, encarando. Se ha comido algún garrón, pero encarando en lo que el país precisa. 

¿Cómo le impactó el caso Astesiano?
Le pegó fuerte, no tengo duda, pero la montaña parió un ratón. Empezaron con el pasaporte y resultó que venía de seis años atrás, cónsules que no eran del Partido Nacional y hacían negocios. Este otro enganchó en la etapa final, un vivanco que quiso aprovechar el cargo para hacer algún mango. Fue un garrón y a todos nos puede pasar, cuando gestionás y hacés. Hay que tomar todas las previsiones. Una vez que se nos fue la pandemia encaró los compromisos que se habían asumido, la reforma de la seguridad social, que por demagogia nadie quería tocarlo por perder algún voto. 

En 2019 su grupo mostraba como diferencial la llegada a la gente. ¿A quién ve hoy con ese perfil? ¿Con quién se ve?
La figura de Lacalle dejó la vara alta para muchos de nosotros que tal vez no teníamos esas expectativas. A cualquier candidato lo van a comparar, que si comió o no un pancho en La Pasiva, que si sacó la foto, si es más simpático. Lo que importa es una política de gobierno a defender y continuar. Gestión de equipo es lo que puede proponerse para la próxima elección de candidatos, gente que sepa escuchar, que se abra mucho al interior. Veo al gobierno haciendo muchas cosas, en salud se ha hecho muchísimo, en Maldonado con una base enorme en policlínicas barriales. En turismo está trabajando bien, Tabaré Viera es un gran administrador.

¿Qué opinión le merece Germán Cardoso? Lo conoce de Maldonado y estuvo de ministro. 
Se equivocó con sus asesores. Yo discrepaba con él en muchas cosas, estábamos en partidos distintos. Si bien fue ministro un tiempo, la gente de Maldonado sabía que no era muy afín a lo turístico. Fue diputado muchos años y no lo veían muy cercano al sector. 

Los blancos se destacaron por la llegada en los barrios del interior. ¿Cómo ve las recorridas que está haciendo el Frente Amplio, sabiendo el material que están generando, que lo van a poner en práctica?
El FA está queriendo reconquistar el interior del país, que lo perdió. Ahí se va a encontrar con gestiones muy fuertes del Partido Nacional en el interior. Va a tener dificultades para crecer, sobre todo con un gobierno de Lacalle que apostó mucho a la gestión de las intendencias, con respaldo a importantes programas sociales como los jornales solidarios, el plan Accesos del Mides, carreteras y puentes, nos dio la derecha en un camino de recuperación de vivienda indigna. No siempre se hacía así. 

A Mujica lo adoraban los intendentes.
Pero él recorría mucho y tenía buena relación, aunque yo no coincidí como intendente. Mujica votó muy bien en el interior, pero ahora no está él.

¿Le preocupa Orsi como potencial caudillo?
Soy amigo de él. Como adversario vamos a discutir y coordinar mucho, no me preocupa para nada. Si usted mira como funciona la Intendencia de Canelones y cómo funciona la Intendencia de Maldonado, va a tener que transpirar mucho para empardar. A uno lo miran por los resultados, no solo por lo que ha logrado. 

Ha logrado buenos niveles de aprobación de gestión, en la limpieza por ejemplo. 
En eso no, me horrorizo cuando voy y veo lo que pasa. Conozco bien Canelones. Vaya a los barrios. Y ni qué hablar de Montevideo.

La historia marca que en ocasiones el partido no logra capitalizar la votación de su líder histórico en el departamento. Usted ya no estará. Con tantos años acumulando para el FA, ¿Darío Pérez puede arrimar esos votos?
Es un buen vecino, un hombre con código político y de palabra. Yo le gané la elección anterior, pero hicimos un acuerdo: si yo le ganaba, él me apoyaba en ciertos temas, y si él ganaba yo lo apoyaba. Nos dimos la mano y cumplió. A él lo castigaron porque ayudó a Antía a resolver temas de asentamientos, obras. Un hombre que toda la vida trabajó por la comunidad no podía quedarse regando las plantas, y está haciendo un trabajo muy importante, contratado por ASSE, en un plan piloto de drogas. Va a jugar como uno más en las internas. Su experiencia va a ayudar.

¿Es su delfín?
No tengo delfines, apuesto a la democracia interna. Yo fui candidato gracias a eso, porque la fija era que cada candidato a presidente del partido tenía a su candidato departamental, y yo no tenía ninguna ficha. 

¿Vuelve (el exintendente del FA) Óscar de los Santos?
A candidatearse, pero a gobernar no. Fue un desastre. 

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