Las ráfagas rápidas de radio se encuentran entre los fenómenos más misteriosos del cosmos. Son muy poderosas y generan tanta energía como cientos de millones de soles; duran solo milisegundos y la mayoría solo ocurre una vez.
Al ser cortas y espontáneas no pueden predecirse; solo se recogen en datos de otras observaciones al cielo. Sin embargo, según el portal Gizmodo, hay una excepción: FRB 121102, la cual es una señal espacial que ya se repitió varias veces.
Y por esto es que los investigadores saben que existe una posibilidad de capturarla. Por eso el 26 de agosto de 2017 desde el SETI señalaron el Telescopio Green Bank en West Virginia en su ubicación durante cinco de estos fenómenos, según Gizmodo. Así los investigadores pudieron observar 21 señales usando algoritmos informáticos estándar en la primera hora de la observación. Llegaron a la conclusión de que la fuente atraviesa un período de actividad frenética y quietud, explicó el portal.
Sin embargo, los nuevos algoritmos utilizados para analizar la misma emisión del FRB 121102 explicaron que es mucho más activa y compleja de lo que se pensaba. Los investigadores entrenaron la conocida “red neuronal convolucional” para buscar señales. Esta red se conoce como una red artificial donde las neuronas corresponden a campos receptivos de una manera similar que las neuronas en la corteza visual primaria del cerebro.
De esta manera dieron con las 72 señales no detectadas previamente.
Gizmodo publicó que el astrónomo Gerry Zhang, de la Universidad de California en Berkeley, dijo que “este trabajo es solo el comienzo del uso de estos poderosos métodos para encontrar señales de radio. Esperamos que nuestro éxito inspire otros esfuerzos serios para aplicar el aprendizaje automático de la radioastronomía. El nuevo resultados no ha ayudado a aprender un poco más acerca de FRB 121102, poniendo restricciones a la periodicidad de las ráfagas. Sugiere que no hay un patrón en la forma en que las recibimos, a menos que el patrón sea más corto que 10 milisegundos”.
De alguna manera se puede establecer que la fuente del repetidor proviene de una región lejana de formación de estrellas, “en una galaxia enana a más de tres mil millones de años luz de la Tierra”. Incluso se afirmó que proviene de un entorno extremo, como la proximidad de un agujero negro. Hay muchas teorías al respecto, incluyendo que podrían tratarse de señales de tecnología desarrollada por una civilización extraterrestre avanzada.
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