Pexels

Atención directores ejecutivos: recortar costos no es lo mismo que hacer crecer el negocio

Para tener éxito en la recesión que se avecina, las compañías deberían adoptar una estrategia de inversión y de desapalancamiento

Tiempo de lectura: -'

19 de enero de 2023 a las 16:00

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Por Rana Foroohar

En los retos hay oportunidades. Este truismo es especialmente adecuado para las compañías que se dirigen hacia lo que probablemente será una temporada de deprimentes ganancias en medio de las expectativas de una recesión mundial. Las previsiones de ganancias del índice S&P 500 para el cuarto trimestre de 2022 son peores que justo después del colapso de Lehman Brothers en 2009 o durante la deflación de la burbuja de las puntocom en 2002.

Muchas compañías responderán a esto recortando costos con un par de tijeras corporativas extragrandes. El sector tecnológico, por ejemplo, está inmerso en despidos masivos. Y otras industrias pronto pudieran seguir el ejemplo de Silicon Valley.

Un sinnúmero de líderes corporativos considera que una recesión es el mejor momento para recortar costos y personal para mantener sus márgenes. Pero existen datos fiables que demuestran que las compañías que no sólo sobreviven, sino que prosperan en tiempos difíciles, tienden a utilizar un enfoque triple: recortes, sí, pero también una disminución del apalancamiento financiero y un aumento de la inversión para acaparar participación de mercado. Y, lo que es más importante, actúan de forma proactiva en lugar de reactiva, poniendo en orden los asuntos internos antes de que el ciclo toque fondo, para estar preparados para capitalizar adquisiciones a precios reducidos o atraer a los mejores talentos.

Un nuevo estudio de McKinsey que analizó 1,200 compañías públicas en EEUU y Europa entre 2007 y 2011 ofrece una ventana a esta sabiduría. Las compañías que obtuvieron el mejor rendimiento para sus accionistas durante este período (es decir, las que se situaron en el 20 por ciento superior) fueron las que hicieron tres cosas.

Esas compañías reforzaron las ganancias acumuladas y el capital de trabajo antes de la recesión. También redujeron su apalancamiento financiero. Esto creó "reservas que luego gastaron en incrementar el valor, como adquisiciones, I+D e inversión de capital, durante la fase de recuperación", explicó Asutosh Padhi, socio director de McKinsey North America.

Aunque algunos sectores ricos en liquidez, como el tecnológico o el energético, estaban y están mejor posicionados para hacer estas cosas, la estrategia de aunar crecimiento y margen, en lugar de simplemente prepararse para una situación difícil y hacer recortes, funciona en todos los sectores.

Si damos una mirada retrospectiva a las secuelas de la crisis financiera de 2008 para encontrar las compañías a las que les fue bien, pudiéramos señalar al gigante tecnológico Qualcomm, el cual mantuvo un alto nivel de I+D y realizó adquisiciones estratégicas. Pero también pudiéramos considerar a una compañía minorista como Urban Outfitters, la cual comenzó 2009 sin deuda y con mucho efectivo disponible, y fue capaz de expandirse mientras sus competidores hacían recortes.

Nada de esto es extremadamente complicado. Pero sí requiere disciplina financiera, algo que la última recesión económica de 2020 no exigió a las compañías, ya que las tasas aún eran bajas y el crédito era flexible. Aunque la emisión de nuevos préstamos apalancados se redujo en casi un tercio interanual hasta octubre de 2022, a medida que las tasas han aumentado, las compañías que refinancien su deuda existente este año y en adelante se enfrentan a gastos considerablemente más altos que en el pasado.

Esto incluye a diversos nombres conocidos en una variedad de sectores. Si bien es difícil saber exactamente cuáles son las compañías que van a tener mayores problemas para atender el servicio de la deuda en el futuro, la empresa de análisis financiero Calcbench, con sede en Nueva York, hizo un intento para abordar la cuestión en un pequeño estudio, en el cual examinó 22 compañías no financieras del S&P 500 que presentaron sus informes anuales en el otoño anterior y que incluían una declaración de deuda en dicho informe. De esas empresas (entre las que se encontraban compañías como Sysco, Oracle, Fox, Campbell Soup, Clorox, Seagate Technology, News Corp. y Tyson), 10 tenían gastos anuales por intereses que ya superaban el 10 por ciento de los ingresos netos, incluso con unas tasas de interés promedio que oscilaban entre el 2.38 por ciento y el 3.22 por ciento. Eso representa una gran carga de deuda en porcentaje del ingreso neto, la cual probablemente tendrá que refinanciarse a tasas significativamente más altas.

Muchas compañías que presentarán sus resultados en las próximas semanas se encuentran en la misma situación. Enero es el mes en el que los inversionistas obtendrán más claridad sobre cuánta deuda necesitará refinanciarse, y en qué medida las tasas de interés más altas afectarán la capacidad de las compañías para aumentar sus ingresos. Las sobreapalancadas se verán atrapadas, y no podrán hacer mucho más que recortar costos si quieren mantener sus ingresos netos (si es que, de hecho, pueden).

Aunque los recortes pueden mantener un barco corporativo a flote, conllevan todo tipo de inconvenientes. Consideremos otra lección transatlántica del período posterior a la crisis financiera. Los fabricantes estadounidenses drásticamente recortaron la fuerza laboral tras la crisis, pero acabaron perdiendo participación de mercado en Asia frente a sus competidores alemanes, los cuales utilizaron un sistema de suspensión temporal de los empleados para reeducarlos y mejorar sus habilidades, y para reparar los equipos. Esto resultó en que los alemanes fueran capaces de satisfacer los pedidos más rápidamente cuando comenzó la recuperación china en 2010, ya que disponían de las herramientas necesarias y estaban listos para trabajar, en lugar de tener que esforzarse por recontratar y reeducar, como las empresas estadounidenses.

Esta lección acerca del tratamiento de la mano de obra como un activo, y no sólo como un costo en el balance, tiene particular resonancia actualmente, cuando los mercados laborales siguen más competitivos de lo habitual conforme nos adentramos en lo que pudiera ser una recesión mundial. Las empresas de Silicon Valley tienen margen para recortar su fuerza laboral, dado el precio excesivo sobre el valor del sector en los últimos años, pero muchas otras industrias siguen desesperadas por encontrar talentos. Harían bien en pensar a mediano y largo plazo antes de distribuir demasiadas cartas de despido.

Aunque los próximos meses serán difíciles para los ejecutivos, serán esclarecedores para los inversionistas. Durante años, el dinero fácil ha ocultado a las compañías bien gestionadas y proactivas de las más reactivas. El telón está a punto de descorrerse.

Copyright The Financial Times Limited 2023

© 2023 The Financial Times Ltd. All rights reserved. Please do not copy and paste FT articles and redistribute by email or post to the web.

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.