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Banco Mundial destaca sustentabilidad uruguaya, pero plantea desafíos

En la presentación de un informe de la institución sobre una estrategia de "crecimiento verde", jerarcas nacionales destacaron el cambio en la matriz energética
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17 de septiembre de 2018 a las 15:20

¿Qué costo ambiental tiene cada punto de crecimiento económico? La pregunta fue formulada por el director de Planificación de la OPP, Fernando Isabella, que se respondió a sí mismo que entre 2011 y 2014 la economía uruguaya creció varios puntos en su PIB en “base a la transformación de su matriz energética y la sustitución del petróleo por energía producida a partir de recursos naturales como el viento y el sol”.

“Eso lejos de tener un impacto negativo, tiene uno positivo, por lo que es posible conciliar conceptos”, agregó. La intervención de Isabella se dio en el marco de la presentación por parte del Banco Mundial en la Expo Prado del reporte denominado “Crecimiento verde: hacia una estrategia para Uruguay”.

Si bien existen muchas definiciones con respecto al crecimiento verde, un concepto en común manejado a nivel global consiste en la posibilidad de generar nuevas oportunidades para el crecimiento y la inclusión, evitando los costos de degradación ambiental y de la pérdida irreversible de opciones de desarrollo a futuro. “El crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental se pueden percibir como objetivos contradictorios, pero no es así. Un enfoque de crecimiento verde para el desarrollo debe conciliar estos objetivos de política al permitir al país aprovechar su capital natural para crecer en pos de invertir en sus activos naturales”, explica el documento al que accedió El Observador.

El economista ambiental senior del Banco Mundial, Giovanni Ruta, dijo que el crecimiento verde "no se trata de llegar a un resultado, sino que es una manera de jugar el partido". En el mismo sentido que Isabella, Ruta manifestó que el cuidado ambiental y el aumento de la productividad no son necesariamente visiones contrapuestas, pero para realizar los cambios pertinentes se requieren de transformaciones conjuntas y graduales entre gobierno y productores.

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En este sentido, Isabella manifestó que tanto el crecimiento económico como la protección ambiental son dos ideas que “por bastante tiempo fueron por separado, con una visión que consideraba que el crecimiento era lo único importante y otra en la cual el único énfasis era la conservación”. El jerarca dijo que Uruguay no se puede plantear olvidarse ni de una cosa ni de la otra, por lo que es necesario poder compatibilizarlos. “Capaz un país como Alemania, que su nivel de ingresos es tres veces mayor, puede hacerlo, pero pensar en olvidarse del crecimiento económico en Uruguay implica también congelar la situación de desigualdad e inequidad”, afirmó.

Por su parte, la directora nacional de Energía, Olga Otegui, señaló que Uruguay apostó en los últimos años a las energías renovables para transformar la matriz energética y “hoy en día los resultados dicen que la matriz eléctrica tiene un 98% de fuentes renovables, cuando hace 10 años solo había una fuente que era a partir de la hidroenergía. La jerarca indicó que la dependencia de petróleo del país bajó a 37% y que de ese porcentaje un 25% corresponde a transporte, “por eso la apuesta y el desafío es ir hacia la movilidad eléctrica”.

“Hoy podemos decir que tenemos una matriz verde y renovable, que nos otorga a su vez soberanía energética, con la posibilidad incluso de pasar de ser un país importador a uno exportador de energía. Claramente la eficiencia energética pasa por un tema cultural”, manifestó Otegui.

La agricultura uruguaya destacada

En el informe presentado por el Banco Mundial se señala al crecimiento verde como la oportunidad de generar mayor productividad, crear empleos, adoptar nuevas tecnologías y mayor valor agregado unidos a objetivos ambientales.A su vez, se destaca que durante la última década el país desarrolló el concepto de intensificación sostenible en la agricultura y “está implementando una política innovadora de protección del suelo mediante el uso obligatorio de los planes de gestión para la preservación de suelos y aguas con fines agrícolas y la recuperación de suelos erosionados”.

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Se destaca el sistema de producción de fitosanitarios, además de la trazabilidad de la carne y el plan de riego, en el marco “de un plan de acción que apunta a promover el desarrollo de un sector agropecuario climáticamente inteligente”, que apuesta a estar preparado para eventos cada vez más frecuentes y extremos como inundaciones o sequías que impactan en la economía.

Sin embargo, el trabajo nomina algunos desafíos por delante que tendrá el país como la erosión de los suelos, la contaminación por fósforo y nitrógeno, la gestión de pesticidas y las emisiones de gases de efecto invernadero, con especial énfasis en la gestión de la calidad del agua.

Sobre este punto, se indica que a pesar de la abundancia en el promedio anual de las precipitaciones en el país, se sufre de una variabilidad extrema de la disponibilidad del recurso (la última seca fue un ejemplo), lo que afecta tanto la producción como la disponibilidad de agua limpia para el consumo doméstico. En este sentido, se aboga por un enfoque de crecimiento verde que permita abordar esos desafíos a través de un sistema de datos, análisis de la información y “toma de decisiones que integre a varios sectores para priorizar acciones que tengan acciones tangibles a corto plazo”, con el fin de evitar costos de remediación.

Promotor de la competitividad

El informe –teniendo en cuenta el crecimiento de Uruguay en los últimos años–, aconseja algunas metas estratégicas a seguir. En primera instancia, aboga por identificar políticas de crecimiento verde que vayan acompasadas con el crecimiento económico, con una utilización más eficiente de los recursos naturales, que sirva como estímulo para la creación de empleo.

Las prioridades a tener en cuenta son dos: sinergias entre diferentes tipos de beneficios y urgencia en las acciones. Una vez establecidas estas prioridades, se deben de definir los instrumentos de políticas que permitirán lograr los objetivos ambientales mientras se promueve el crecimiento sostenible de la mano del bienestar social.

“Además de permitir hacer frente a algunos de esos desafíos, el crecimiento verde también ayudaría a promover la competitividad de Uruguay en las cadenas de valor mundiales que ofrezcan premios a productos más sostenibles. Existe una fuerte demanda por la carne vacuna sostenible, la soja no modificada genéticamente, la leche en polvo orgánica y el turismo de aventura”, señala el informe.

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