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Biden enfrenta múltiples crisis en un año crucial para su presidencia

La Casa Blanca se enfrenta a ómicron, a una agenda estancada y a las tensiones con Rusia mientras las elecciones de mitad de mandato acechan en el horizonte

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06 de enero de 2022 a las 14:47

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James Politi

Joe Biden regresó a Washington esta semana en medio de una tormenta de nieve que paralizó la capital estadounidense, un apropiado ‘telón de fondo’ para un presidente que comienza el nuevo año luchando contra múltiples crisis, desde un aumento en las infecciones por coronavirus hasta una agenda económica estancada y crecientes tensiones con Rusia.

La variante ómicron del coronavirus, la cual ha resultado en un número récord de infecciones diarias, puso a la administración de Biden inmediatamente a la defensiva, especialmente por la paralizante escasez de pruebas y la confusión en torno a su decisión de reducir a la mitad, de 10 a cinco días, la cantidad de tiempo que las personas asintomáticas deben aislarse.

El martes, Biden se vio obligado a advertir, una vez más, que se avecinan tiempos difíciles. Fue un momento de humildad para un presidente que asumió el cargo hace casi un año con grandes esperanzas de aplastar el virus, y que fue elegido, en gran parte, por su promesa de manejar la pandemia de manera más competente que su predecesor.

"Amigos, sé que todos estamos cansados y frustrados por la pandemia. Estas próximas semanas van a ser un reto", dijo Biden en un discurso desde la Casa Blanca. "Vamos a superar esto. Vamos a superarlo juntos", él agregó.

El resurgimiento de la pandemia se ha producido justo cuando las cifras de las encuestas de Biden comenzaban a recuperarse de un significativo descenso, el cual comenzó en agosto alrededor de la fecha de la fallida retirada de Afganistán y continuó durante la segunda mitad de 2021.

En el frente económico, una fuerte recuperación se ha visto obstaculizada por la elevada inflación y por las disrupciones de la cadena de suministro, las cuales han empañado la mejora en el mercado laboral y los altos precios de las acciones, al tiempo que han afectado las percepciones de los votantes en cuanto al manejo de la economía por parte de Biden.

Mientras tanto, la Casa Blanca sufrió un gran revés el mes pasado cuando Joe Manchin, un esencial senador demócrata de Virginia Occidental, abandonó las negociaciones destinadas a promover el emblemático proyecto de ley de gastos de Biden, "Reconstruir Mejor", de US$1.75 billones.

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Joe Biden y Kamala Harris

El martes, Manchin dejó en claro que veía pocas posibilidades de reanudar las conversaciones sobre la legislación, diciéndoles a los periodistas que no había habido "ninguna conversación" desde que él anunció su oposición al plan. "Me siento tan firmemente al respecto hoy como entonces", él añadió.

James Lucier, un analista de Capital Alpha Partners, dijo que pensaba que todavía existía la posibilidad de que los demócratas pudieran aprobar un proyecto de ley de gastos por valor de aproximadamente US$1.5 billones, pero advirtió: "Cada semana que pasa sin un acuerdo hace que sea cada vez más difícil ver que esto ocurra".

Al mismo tiempo, la agenda de política exterior de Biden ha estado dominada por la posibilidad de que Rusia invada Ucrania, poniendo a prueba las alianzas con Europa y el compromiso de la administración de contrarrestar las agresiones autoritarias.

Cada una de estas dificultades amenaza con dificultar que Biden y los demócratas del Congreso impidan que los republicanos obtengan el control del Congreso en las elecciones de mitad de mandato de noviembre, un escenario que significativamente limitaría las ambiciones legislativas del presidente en los años restantes de su mandato.

"La tarea más importante de Biden es mostrar por qué EEUU pasó de elegir al presidente con la menor cantidad de años de experiencia de gobierno en la historia al que tiene más", dijo Ben Koltun, un analista de Beacon Policy Advisors, una consultora de Washington.

Koltun señaló que Biden debe cerrar un trato con Manchin en cuanto a "Reconstruir Mejor"; poner "a EEUU en una posición sólida para negociar con Rusia"; y proporcionar "algo parecido a una estrategia para lidiar con ómicron y con la inflación".

Koltun añadió: "De lo contrario, es una narrativa que Biden no está liderando, sino que está siendo liderado por Manchin, por Rusia y por ómicron".

Con las conversaciones sobre los planes económicos de Biden estancadas, los líderes demócratas en el Congreso han centrado su atención en la legislación para proteger los derechos de voto, un intento de contrarrestar las medidas republicanas en numerosos estados para restringir el acceso a las urnas.

El impulso coincide con el aniversario del 6 de enero del mortal ataque del año pasado en el Capitolio de EEUU por parte de una turba que apoyaba al entonces presidente Donald Trump. Se anticipa que Biden hable en el Capitolio estadounidense el jueves en el aniversario del asalto.

Pero asegurar la aprobación de la legislación sobre el derecho al voto bien puede ser una misión infructuosa: los republicanos se oponen implacablemente, mientras que los demócratas moderados como Manchin y Kyrsten Sinema, la senadora de Arizona, se muestran recelosos de cambiar las reglas del Senado para que la medida pueda aprobarse con una mayoría simple de votos.

Si bien algunos estrategas y legisladores demócratas han dicho que seguir adelante con la legislación es importante para enfervorizar a la base del partido, otros han advertido que impulsar un proyecto de ley que probablemente fracasará pudiera ser políticamente contraproducente.

"Lo que los demócratas realmente necesitan en este momento no es una especie de campaña 'supercargada' a corto plazo que genere expectativas que probablemente no puedan cumplir", escribió Ed Kilgore, un veterano analista político demócrata, en una columna de la revista New York esta semana.

Y agregó: "Necesitan una forma de transmitir que el Partido Demócrata, y este país, están en una batalla sostenida entre dos conceptos muy diferentes del futuro del país, una batalla en la que la desvinculación o la decepción de los votantes demócratas garantizará la derrota".

Pero la Casa Blanca todavía está tratando de mantener el enfoque en los problemas de la mesa de la cocina. El lunes, Biden promocionó los planes de su administración para controlar la inflación, particularmente los precios de la carne. El viernes el mal informe de empleo de diciembre proporcionó un desalentador vistazo a cómo se estaba recuperando el mercado laboral antes de que la economía se viera afectada por ómicron.

Andrew Bishop, el jefe global de investigación de políticas de Signum Global Advisors, una consultora en Washington, dijo que Biden puede estar "menos condenado" de lo que sugieren sus actuales índices de aprobación. Signum señaló que Biden aún tiene índices de aprobación más altos que Trump, y que el descenso ha sido menos pronunciado que el experimentado por Barack Obama durante su primer año en el cargo.

"Al ser, en general, más aceptable para los votantes centristas que algunos de sus predecesores, Biden bien pudiera tener el potencial de recuperar el apoyo de los independientes más rápidamente", dijo Bishop.

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