Lo mismo que los niños ricos, los presidentes de los países poderosos necesitan tener ciertos juguetes para alimentar el ego y recordarles la importancia del cargo que ocupan. Los dos chiches más costosos son el
avión y el auto presidenciales, los cuales cada tanto cambian, porque cuanta más tecnología a disposición para aumentar la seguridad del mandatario haya, mejor.
Donald Trump, por ejemplo, pronto tendrá un nuevo auto presidencial, el cual, según lo poco que se ha informado al respecto, no tendrá la elegancia del colachata descapotable que transportaba a John F. Kennedy el día que lo asesinaron. El nuevo Cadillac blindado del presidente tendrá la estructura de vehículo 4 X 4 todo terreno, aunque será bastante más pesado –el peso total del vehículo es de 9.000 kilogramos– con mayor espacio disponible y con un interior que le permitiría al presidente dormir una siesta en caso de que tenga un día agotador.
Vladímir Putin, por su parte, no se queda atrás y como su ego está a la par del de Trump –también en esto– pronto lo veremos a bordo del nuevo coche presidencial, un mastodonte lujoso estilo limusina, al que han denominado con el nombre codificado de Kortezh y que es una mezcla entre un Mercedes-Benz S-Class y un Rolls-Royce Phantom, aunque su diseño evoca las líneas del Chrysler 300, muy de moda entre nuevos ricos. El diseño es ruso, aunque la ingeniería del motor ha contado con la asistencia de la compañía Porsche. Tiene 12 cilindros, 850 caballos de fuerza, y una caja de cambios automática de nueve velocidades. De más está decir que el blindaje que presenta puede resistir hasta una bomba atómica, bueno, no tanto, pero casi. Si alguien pretende cometer un atentado contra Putin cuando está dentro de su auto, deberá ir bien preparado. Los misiles no serán suficientes para hacerlo añicos. Los otros sofisticados dispositivos que tiene el auto se mantienen en secreto, pero todo indica que el gobierno ruso quiere que el auto sirva como ejemplo y modelo a seguir para revivir la industria automotriz rusa, con la idea de producir a corto plazo
autos tan buenos como los que hacen los alemanes.