Capitalistas de riesgo de Silicon Valley van al Medio Oriente buscando financiación

La crisis de liquidez lleva a inversionistas como Andreessen Horowitz a los fondos soberanos de Arabia Saudita, de Catar y de los Emiratos Árabes Unidos

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13 de abril de 2023 a las 13:36

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Por Tabby Kinder and George Hammond

Los inversionistas de Silicon Valley están de gira por el Medio Oriente en busca de establecer vínculos a largo plazo con los fondos soberanos durante la peor crisis de financiación de las empresas de capital riesgo en casi una década.

Grandes empresas de capital de riesgo en el sector tecnológico, como Andreessen Horowitz, Tiger Global e IVP, han enviado equipos de ejecutivos a Arabia Saudita, a los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y a Catar en las últimas semanas, según personas con conocimiento de los viajes.

Estas visitas se están produciendo después de que sus financiadores tradicionales norteamericanos y europeos se han enfrentado a una recesión económica que los ha obligado a frenar sus inversiones privadas.

A los capitalistas de riesgo, a su vez, se les está animando a venir a la región conforme los funcionarios del Golfo y los jóvenes miembros de la realeza buscan diversificar su economía más allá del petróleo con inversiones en sectores tecnológicos populares, como la inteligencia artificial (IA).

Eso también ha significado que algunos capitalistas de riesgo discretamente han dado marcha atrás en sus anteriores decisiones de negarse a reunirse con representantes de Arabia Saudita, o a recibir dinero de este país, debido a preocupaciones por su historial en materia de derechos humanos tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en 2018.

El Financial Times entrevistó a más de una docena de capitalistas de riesgo de Silicon Valley que controlan decenas de miles de millones de dólares entre ellos, así como a una serie de asesores y banqueros. Ellos describen una nueva ‘historia de amor’ entre los fondos de riesgo estadounidenses y el dinero del Medio Oriente.

Un grupo de ejecutivos de Silicon Valley recibió una invitación personal de la oficina de Yasir al-Rumayyan, el gobernador del Fondo de Inversión Pública (PIF, por sus siglas en inglés) de Arabia Saudita, un fondo soberano de US$620 mil millones, para asistir como invitados al Gran Premio de Fórmula Uno de Arabia Saudita celebrado el mes pasado en Yeda, según una persona con conocimiento de las llamadas.

Entre los asistentes, según esta persona, se encontraba el cofundador de Andreessen Horowitz, Ben Horowitz; era el segundo viaje del veterano financiero a Arabia Saudita en menos de seis meses.

Sanabil, la rama de capital de riesgo del PIF, recientemente reveló sus asociaciones con casi 40 firmas de capital de riesgo estadounidenses, entre ellas Andreessen Horowitz, Coatue Management, Craft Ventures de David Sacks, Insight Partners y 9Yards Capital.

Horowitz, cuya firma con sede en San Francisco recaudó el año pasado algo más de US$14 mil millones, en particular se ha convertido en un firme defensor del interés saudita por la innovación tecnológica.

En octubre, Horowitz hizo una presentación durante la conferencia "Davos en el desierto", celebrada en Riad, y almorzó con la princesa Reema bint Bandar al-Saud, embajadora saudita en EEUU. En una conferencia organizada por el PIF el mes pasado en Miami, él elogió al reino como un "país de ‘startups’" y comparó a su príncipe heredero, Mohammed bin Salmán, con el fundador de una compañía.

Esa voluntad de hacer negocios en la región ha suscitado algunas críticas. Keith Rabois, socio de Founders Fund, quien en 2018 dijo que Silicon Valley había sido hipócrita por aceptar dinero saudita, comentó: "Yo no cambio mis valores y principios porque un entorno de financiación es difícil".

Pero el fundador de Lead Edge Capital, Mitchell Green, quien hizo inversiones de riesgo en Alibaba y Uber, dijo que había pasado las últimas semanas "construyendo relaciones a largo plazo" con personas y compañías del Golfo. "Creemos que se convertirá en un área cada vez más importante del mundo durante la próxima década. Nos recuerda cuando fuimos a China en 2003".

El capital de riesgo estadounidense se ha disparado en tamaño durante los últimos años, en parte impulsado por el auge de las valoraciones tecnológicas durante la pandemia de coronavirus. Los conocidos fondos que anteriormente valoraban la exclusividad, como Sequoia Capital y Andreessen Horowitz, han recaudado fondos de hasta US$5 mil millones y, en ocasiones, de hasta US$9 mil millones. Este cambio se ha visto intensificado por la entrada en el mercado de grandes empresas, como las japonesas SoftBank y Tiger Global, que han invertido decenas de miles de millones de dólares en compañías "startup".

"Estos tipos han construido sus modelos sobre inversionistas de gran volumen y de alta velocidad, y ahora son prisioneros del ciclo del capital", afirmó un socio de un fondo de riesgo con más de US$4 mil millones bajo gestión.

Tratar con naciones como Arabia Saudita es el "pacto fáustico que han hecho estas empresas al ampliar su escala", añadió el socio. "Ellos fueron buscando ubicuidad y participación de mercado y renunciaron a la escasez, y por eso tienen que participar en el juego de venderse". El capital de riesgo pasó de ser el bolso Birkin de Hermès de la inversión a ser Target".

El PIF, en particular, gradualmente ha penetrado en la tecnología estadounidense a través de sus inversiones durante la última década. El PIF contribuyó US$45 mil millones a los US$100 mil millones del Vision Fund del SoftBank en 2016; además ha realizado grandes inversiones directas en compañías tecnológicas estadounidenses, incluyendo una inversión de US$3.5 mil millones en Uber en 2016 y más de US$1 mil millones en el fabricante de coches eléctricos Lucid Motors en 2018. Ese mismo año, Elon Musk dijo que estaba en conversaciones con el PIF para que le ayudara a financiar un acuerdo de US$72 mil millones para privatizar Tesla, aunque el acuerdo no se materializó.

Tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi a manos de agentes sauditas a finales de 2018, varias empresas occidentales de alto perfil, incluyendo numerosos inversionistas tecnológicos, dejaron de trabajar públicamente con el país.

Eso continuó hasta la reciente recesión económica, lo cual ha significado que las reservas de capital disponibles para fondos de riesgo en las grandes instituciones occidentales se han agotado. A finales de 2022, la recaudación de fondos por parte de las firmas de capital de riesgo alcanzó su nivel más bajo en nueve años, según la empresa de investigación Preqin.

Como resultado, muchos han vuelto al Golfo, que "es el lugar con más liquidez del planeta en estos momentos", según el director de un fondo de capital de riesgo de US$1 mil millones.

Para algunos inversionistas, sigue existiendo un complicado debate moral. "EEUU le compra petróleo a Arabia Saudita y nosotros le vendemos drones. ¿Dónde fijas el límite?", señaló un capitalista de riesgo, quien admitió que habían pasado de una postura de no aceptar nunca dinero saudita a estar más abiertos a hacerlo conforme se agotaba la recaudación de fondos.

Para otros, particularmente los que controlan fondos más pequeños y, por lo tanto, han podido recurrir a fondos de pensiones y de dotaciones financieras occidentales, la cuestión es más clara.

"Yo llevo 20 años en Silicon Valley y cada vez estoy más decepcionado con la forma en que nos comportamos", dijo un banquero de alto nivel que gestiona acuerdos para firmas de capital de riesgo. "Si eres realmente bueno en lo que haces, vete a Noruega a recaudar dinero".

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