Leonardo Carreño

Cómo funciona la cianotipia, una técnica que vuelve al origen de la fotografía

La artista Manuela Aldabe cuenta el proceso detrás de la exposición presente en el EAC y explica el valor actual de este proceso experimental

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13 de abril de 2019 a las 05:03

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Por Bruno Gariazzo - Especial para Cromo.

La palabra tecnología está formada por las palabras griegas techné, que significa ‘arte, técnica u oficio’, y logos, que significa ‘discurso, estudio o razonamiento’. Quien dice arte dice entonces técnica, y el artista que domina y pone en práctica el conjunto de saberes que encierran una técnica hace tecnología. A partir de la Revolución industrial, la ciencia ha sorprendido al ser humano continuamente con innovaciones tecnológicas a menudo inabarcables para la lógica del ciudadano promedio. ¿Cuántas personas pueden describir rigurosamente los procesos que actúan cada vez que presionan el botón (táctil o mecánico) para tomar una fotografía en su cámara digital o en su teléfono celular? 

Esto mismo se cuestionó la artista Manuela Aldabe cuando decidió abandonar su cámara digital y comenzar a trabajar con una de las más antiguas técnicas de fotografía: la cianotipia. Actualmente se encuentra en exposición en el Espacio de Arte Contemporáneo (EAC), antigua cárcel de Miguelete, el resultado de una serie de talleres que realizó mensualmente entre mayo y diciembre de 2018 en conjunto con los responsables de la huerta La Quinta. Esta buscaba generar un núcleo de integración social para el barrio, y cuando la artista se enteró de su existencia no tardó en interesarse en emprender un proyecto en conjunto. La actividad consistió en un registro fotográfico de las hojas de cada planta en cada una de las etapas de su desarrollo. Mientras los participantes del proyecto aprendían los secretos de una técnica fotográfica tradicional y artesanal, la fotógrafa aprendía los secretos del cuidado de una planta.

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Aldabe dijo a Cromo que desde pequeña tiene una relación cercana con el mundo de las plantas debido a que su padre es ingeniero agrónomo. “La planta como ser misterioso e imprescindible en la vida la tengo muy cercana por mi padre”, dijo, “pero aun así no soy muy buena cultivando”. Por este motivo, su trabajo junto a sus compañeros de La Quinta le resultó muy enriquecedor. Todo lo que emprende Aldabe tiene un fuerte compromiso comunitario y su fotografía busca implicar al espectador desde lo social. Este caso no es la excepción, ya que uno de los aspectos que más llamó su atención fue el carácter integrador de la huerta. En este sentido, lo artesanal de la técnica fotográfica seleccionada no solo facilita el acercamiento de toda persona interesada dentro de una misma experiencia de taller, sino que a la vez lleva a todo el grupo a compartir un mismo lenguaje alrededor de la técnica empleada. Y esta actividad atrajo a diversidad de personas, entre las que se encontraron botánicos, transeúntes, ancianos que frecuentan ese espacio, artistas y hasta el mismo cuidacoches de la cuadra.

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El contacto

La artista afirma que gran parte de su obra está relacionada con la conexión, con el contacto, por lo que siente “la necesidad de captar la energía de los objetos sin cámara, cada vez con menos intermediarios”. Es importante, por ende, que los materiales y objetos con los que trabaja toquen el soporte en el que quedarán impresos. Antes de inmortalizar la silueta de las plantas de esta huerta, la fotógrafa trabajó con las impresiones de prendas de mujeres víctimas de feminicidio, presentes en su última exposición llamada Toco tu piel, así como con la fotografía del vestido de novia de Delmira Agustini (también víctima de feminicidio). Es importante para ella la búsqueda de una “memoria de los objetos” a través de la huella que dejan eternizada para los sentidos.

Según Aldabe, “es la propia temática de la obra la que termina dando la técnica a emplear y, en esta ocasión, la cianotipia y la botánica van muy bien”. Ambas ciencias están emparentadas desde sus propias necesidades: tanto la cianotipia como la botánica necesitan de la luz del sol. Además, una de las pioneras en esta técnica fotográfica fue precisamente una botánica, Anna Atkins, quien publicó el primer libro de documentación fotográfica. Aprendió esta técnica directamente de quien la creó en 1842, John Herschel, amigo de su familia. Atkins la utilizó como una alternativa para realizar los dibujos con los que llevaría un registro de las diferentes especies de plantas a documentar. 

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La propia Aldabe considera que este tipo de técnica se acerca más al concepto original de la fotografía que la moderna foto digital, ya que ella entiende la fotografía como un “dibujo de luz”. De hecho, la cianotipia es un procedimiento a través del cual se obtiene una imagen de color azul, negativo de un objeto que ha sido apoyado sobre un soporte embadurnado previamente con un material sensible a la luz ultravioleta. Este arte consiste en mezclar dos sustancias químicas –ferrocianuro de potasio y citrato de amonio y hierro– para luego pintar con la mezcla un soporte (puede ser papel, tela o lienzo) en varias capas superpuestas. Al exponer el preparado a la luz del sol, el hierro presente en el material sensible reacciona a los rayos UV y se adhiere al soporte (se dice que precipita) adquiriendo un color llamado azul de Prusia, muy similar al cian (de ahí el nombre de la técnica). En todas aquellas regiones del soporte donde no haya llegado la luz, por estar cubiertas por el objeto a fotografiar, la mezcla reaccionará. Finalmente, lo que resta para obtener una fotografía es lavar el material con agua para eliminar toda la sustancia que no se haya adherido. Es la etapa de revelado. 

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Mucho más que un clic

Según la artista, gran parte del atractivo de la fotografía es su relación con la vida misma, ya que no solo es importante la luz, sino que “las sombras también son necesarias”. “Yo suelo decir que la cianotipia es muy romántica –explica Aldabe– porque, cuando el sol las toca, estas sales se abrazan al soporte y se quedan unidas en una fotografía”. Por un lado, la artista decidió comenzar a usar la cianotipia por necesidad, ya que deseaba trabajar con obras más grandes (de 8 a 15 metros) y la fotografía digital le resultaba engorrosa y aburrida. Por otro, a Aldabe le pareció que una técnica más artesanal transmitía una enseñanza: “No todo en la vida se hace con un clic y todo conlleva una construcción”. 

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Tanto en este tipo de fotografía antigua como en el cuidado de una huerta lo más importante siempre es el proceso, y eso es lo que hizo de este taller un ámbito de laboratorio. Para tomar la simple fotografía de una hoja es necesario preparar los químicos, el material sensible, pintar el soporte y después todo el preparado debe reposar al sol entre 10 y 20 minutos. “Tenemos que estar atentos observando durante todo el proceso –señaló la fotógrafa–, por eso se habla en este caso de fotografía experimental”. “Hoy estamos muy anclados a las computadoras –continuó– y la vida se ve cada vez más desprovista de verde, de conexión con lo que manipulamos, y de acá (de la huerta) nos vamos con un objeto tangible”.

Manuela Aldabe contó a Cromo que el grupo responsable de las obras de esta exposición ya quedó seleccionado para llevar a cabo el mismo taller que el año pasado pero con otras técnicas fotográficas. Esta vez las técnicas a implementar incluirán la antotipia, que utiliza el material fotosensible propio de las plantas, la copia sobre clorofila, y la goma dicromatada, que utiliza sales de cromo sobre goma arábiga.

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