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Cómo la guerra de Ucrania ha dividido al mundo

China está logrando avances diplomáticos con países descontentos con el enfoque estadounidense del conflicto

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20 de abril de 2023 a las 05:03

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Por Gideon Rachman

Mientras Joe Biden realizaba un viaje sentimental a Irlanda, Xi Jinping estaba ocupado en Beijing. Tras una visita de alto nivel del presidente de Francia, Emmanuel Macron, el dirigente chino recibió al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

Los mensajes que surgieron de la cumbre entre Lula y Xi fueron agradables para China e inquietantes para EEUU. El líder brasileño dijo que su país quería trabajar con China para "equilibrar la política mundial" y acusó a EEUU de "incentivar" la guerra en Ucrania. También apoyó el añejo objetivo chino de socavar el papel del dólar estadounidense en el sistema financiero mundial: "Todas las noches me pregunto por qué todos los países tienen que basar su comercio en el dólar".

China también ha logrado avances recientes en su diplomacia en el Medio Oriente. Este mes, los ministros de Relaciones Exteriores de Irán y Arabia Saudita se reunieron en Beijing, después de que China ayudó a negociar un acuerdo para restablecer las relaciones diplomáticas entre ambas potencias.

Los mensajes preferentes de Xi y China al mundo son claros: "Mientras EEUU promueve la guerra, China promueve la paz. Mientras China promueve el comercio, EEUU impone sanciones económicas".

Estos acontecimientos están causando cierta inquietud en Washington. Larry Summers, exsecretario del Tesoro estadounidense, habló la semana pasada de señales "preocupantes" de que EEUU estaba perdiendo influencia mundial. Añadió que alguien de un país en vías de desarrollo le había dicho: "Lo que recibimos de China es un aeropuerto. Lo que recibimos de EEUU es un sermón".

Una divergencia significativa en las actitudes hacia la guerra en Ucrania está impulsando estos cambios. Pratap Bhanu Mehta, eminente politólogo indio, señala que, para gran parte del mundo, la reacción de EEUU a la invasión rusa parece ser tan problemática como la propia invasión. China está apelando a esta audiencia.

Vista desde EEUU y gran parte de Europa, la guerra de Vladimir Putin es un acontecimiento único que requiere una respuesta única. En su opinión, se trata de un conflicto muy inusual, ya que no se trata de una disputa fronteriza, ni siquiera de un cambio de régimen. Es una guerra de adquisición de territorios. Este tipo de conflictos han sido muy raros desde 1945. El intento de anexión de Kuwait en 1990 por Saddam Hussein de Iraq fue otro ejemplo, y provocó una amplia respuesta mundial. Una guerra de anexión, argumenta EEUU, es aún más amenazadora si la lleva a cabo Rusia, un Estado poseedor de armas nucleares y miembro permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En respuesta a la guerra de Ucrania, EEUU lanzó una iniciativa para convertir a Rusia en un paria económico y diplomático. Se impusieron sanciones económicas sin precedentes y se congelaron las reservas de divisas rusas.

Pero la economía rusa no ha sufrido el colapso catastrófico que algunos predijeron. En gran medida, esto se debe a que un número considerable de países — incluyendo grandes economías, como China, India y Brasil — han seguido comerciando con Rusia.

Para estos países, la guerra de Ucrania puede ser lamentable, pero es un conflicto que debe gestionarse mediante la búsqueda de ceses al fuego y compromisos. S. Jaishankar, ministro de Relaciones Exteriores de India, expresó de forma concisa la negativa del Sur global a sumarse al ostracismo de Rusia, con una queja muy citada de que Europa piensa que "los problemas de Europa son los problemas del mundo, pero que los problemas del mundo no son los problemas de Europa".

Los indios y otros sostienen que las sanciones impuestas a Rusia han creado nuevos problemas para el resto del mundo. Señalan el impacto de la guerra en los precios de los alimentos y la energía y, por tanto, en los pobres de todo el mundo. Los ricos del Sur global también se están poniendo nerviosos. Medidas que fueron muy aplaudidas en Occidente — como la congelación de las reservas de divisas rusas y las sanciones a los activos de los oligarcas rusos — han enviado un mensaje escalofriante sobre el peligro potencial de mantener tus activos en dólares.

El dólar estadounidense, que ha ganado credibilidad internacional como moneda "refugio", parece ahora menos seguro para quienes temen encontrarse algún día en el lado equivocado de una disputa geopolítica con Washington. Esto afecta especialmente a los aliados tradicionales de EEUU, como Arabia Saudita, que también son criticables en materia de derechos humanos o uso de la fuerza militar.

Después de que el gobernante de facto de Arabia Saudita, Mohamed bin Salmán, fue implicado en el brutal asesinato del periodista Jamal Khashoggi, Biden calificó a Arabia Saudita de paria. Aunque el presidente estadounidense ha intentado limar asperezas con el príncipe heredero, está claro que el saudita no ha perdonado ni olvidado su humillación, y se está acercando a China.

La preocupación por posibles sanciones estadounidenses en el futuro se ha acentuado aún más, dado el aumento de las tensiones entre Washington y Beijing. ¿Qué pasaría si EEUU intentara imponerle a China sanciones financieras al estilo de Rusia? El dólar es la moneda más utilizada en el comercio mundial. Pero China es la mayor nación comercial del mundo.

En lugar de comerciar menos con China, algunos países quieren comerciar menos en dólares. Rusia ya se ha movido en esta dirección por razones obvias y Beijing está animando a otros — como Arabia Saudita y Brasil — a utilizar el yuan en el comercio bilateral.

Quizás EEUU tenga razón en su creencia de que la guerra de Ucrania es una lucha de importancia trascendental. Pero si no puede persuadir o intimidar al resto del mundo para que coincida, la propia posición global de EEUU puede verse erosionada.

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