No hay pizarrones, ni cuentas hechas con tizas en los principales despachos de la oposición. Las postales de otros tiempos, cuando las espadas del oficialismo en la Cámara baja eran las encargadas de cerrar los acuerdos para la aprobación de leyes, por ahora no se repiten. La pelota la tienen los gobernadores y el que junta los votos es el ministro del Interior Guillermo Francos.
“Los números por ahora están parejos. Falta la definición de por lo menos veinte diputados. Muchos responden a los gobernadores y otros son pequeños bloques. Hay que esperar, pero los tiempos no ayudan al Gobierno”, explica un experimentado asesor de la Cámara baja que lleva de cerca el pulso de las negociaciones que implican la aprobación de la nueva ley bases y, en consecuencia, el éxito del pacto de Mayo.
La historia de la Argentina es una radiografía de lo que vendrá. Los gobernadores lo saben. “Esto es siempre igual. El fuego crece de la periferia al centro. Cuando Buenos Aires se enteran de la crisis, las provincias ya están en llamas. No vamos a permitir que vuelva a pasar. Si quieren los votos tienen que hacer algo por las provincias”, dispara certero uno de los mandatarios provinciales que aún espera turno para reunirse con Guillermo Francos.
La reunión que se desarrolló ayer en el marco de la Asamblea del Norte Grande fue en ese sentido. El reclamo de los gobernadores encabezado por el santiagueño Gerardo Zamora quedó claro: sin Fondo de Incentivos Docente, con recaudación a la baja de los impuestos coparticipales y sin obra pública las provincias se convierten en un polvorín.
En ese marco, si bien la Asamblea se desarrolló a puertas cerradas, El Observador pudo saber que el clima que sobrevoló la reunión fue tenso. Los gobernadores llevaron la voz cantante y los reclamos por el desfinanciamiento de las provincias fue el eje del encuentro. El ministro no dejó respuestas concretas, tan sólo la promesa de la reactivación de la obra pública sin fecha cierta.
Más allá de ls tensión que no sorprendió a ninguno de los presentes, ni al representante del Ejecutivo, ni a los mandatarios provinciales, el dato distintivo tuvo que ver con la fuerte advertencia de uno de los gobernadores que en la Casa Rosada cuentan como un aliado, el tucumano Osvaldo Jaldo.
El sucesor de Juan Manzur sorprendió al ministro Francos al sumarse a los reclamos de sus pares. El mandatario provincial advirtió sobre el riesgo que implica dejar sin fondos a las provincias. Palabras más, palabras menos, Jaldo expresó lo que es un secreto a voces entre los gobernadores, si continúa el ajuste sobre las arcas provinciales el clima social se volverá más complicado.
Los recuerdos de los 90 se palpan en el territorio. Los gobernadores recuerdan que a mediados de los 90 Santiago del Estero fue epicentro de un estallido que nació del ajuste nacional a las provincias y fue el principio de un proceso de deterioro que culminó en el estallido de 2001.
En la reunión en la que participaron, además del anfitrión Gustavo Sáenz Jaldo y Zamora, Raúl Jalil (Catamarca), Gustavo Valdés (Corrientes), Gildo Insfrán (Formosa), Ricardo Quintela (La Rioja), Carlos Sadir (Jujuy), Leandro Zdero (Chaco) y Hugo Passalacqua (Misiones), las grandes ausentes fueron las conclusiones.
El saldo para el Ejecutivo en principio no fue positivo. Francos se fue sin certezas y con le sin sabor del desaire de Jaldo. En ese marco, el Gobierno seguirá trabajando contrareloj para enviar un texto acordado al parlamento que le permita lograr su primera victoria legislativa.
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