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Darío Rodríguez perdió por goleada el planteo con Recoba, pero se la devolvió con los cambios
Peñarol se llevó este sábado un valioso empate del Gran Parque Central en un clásico donde Darío Rodríguez se vio abrumado por el planteo de Nacional en los primeros 45 minutos.
Sin embargo, con los cambios que introdujo, el entrenador de Peñarol pudo subsanar parte de los problemas que le planteó el elenco del Chino Álvaro Recoba y así pudo rescatar un empate con un gol de cabeza de Lucas Hernández a los 86 minutos de juego.
El partido terminó 2 a 2. El trámite fue discreto pero Nacional fue claramente superior. Sin embargo, Peñarol le llegó dos veces y le hizo dos goles.
La goleada del planteo del Chino Recoba
En los primeros 45', Peñarol prácticamente no pasó la mitad de la cancha.
Recoba ordenó a su equipo a presionar arriba y Peñarol nunca se animó a salir jugando. Guillermo De Amores salió siempre en largo desde abajo.
Dividir la pelota hizo que la misma nunca pasara por los pies de Sebastián Rodríguez en el tiempo inicial. Y Peñarol lo sufrió.
Matías Aguirregaray y Lucas Hernández, como en casi todo el año, nunca se ofrecieron como opciones válidas de salida por afuera.
Franco "Cepillo" González, como extremo derecho, fue encimado, escalonado y fácilmente anulado.
Matías Arezo quedó aislado arriba sin incidir en el juego.
Además, los dos volantes interiores, Sebastián Cristóforo y Rodríguez tuvieron enormes problemas cuando salieron a presionar en campo de Nacional.
¿Por qué? Porque los tricolores armaron salida con Francisco Ginella y Yonathan Rodríguez y cuando los interiores de Peñarol fueron a presionarlos, siempre quedó José Alberti libre para recibir descargas.
Valentín Rodríguez no lo podía tomar porque en su retroceso debía cuidar la subida de Leandro Lozano y Damián García, el mejor de Peñarol, estaba en el medio como volante central y tenía la referencia de Franco Fagúndez, quien jugó suelto en el medio.
Lozano fue todo un problema para Lucas Hernández cada vez que subió.
Y en cada centro, Peñarol fue incapaz de rechazar una pelota por el flojísimo partido de Léo Coelho y Maximiliano Olivera.
Por eso se fue 1-0 abajo: centro de Lozano, cabezazo de Gonzalo Carneiro -el mejor de Nacional- y gol del Colo Ramírez a espaldas de Olivera.
Las soluciones que encontró Darío Rodríguez con los cambios
A Darío se le acomodó la defensa con dos fatalidades. Primero con la expulsión de Léo Coelho, que fue sometido por la potencia física de Carneiro.
Después por la lesión de Maxi Olivera, que en su único acierto evitó un gol de Gabriel Báez pero se desgarró.
El equipo terminó defendiendo 50 minutos con el juvenil primer año de Cuarta, Nahuel Herrera, y el volante Santiago Homenchenko, improvisado como zaguero.
Los dos terminaron cerrando el área con mucha convicción pese a alguna desprolijidad.
El gran cambio que metió el DT fue colocar a José Neris y armar un doble 9 con Arezo.
Así empató el partido en una acción de crack de Arezo y una potente filtración por el centro del ataque de Neris.
Como Nacional jugaba con dos zagueros y Peñarol estaba forzado a jugar en largo, la opción del doble 9 expuso al bolso a quedar mano a mano atrás.
Recoba lo leyó tarde y recién colocó un tercer marcador central cuando se puso 2-1 arriba. Pero para eso no sacó un volante sino a uno de sus centrodelanteros. Jugando con dos zagueros totalmente inexperientes. Fue su peor movida.
Peñarol había pasado de jugar 4-1-4-1 a hacerlo 4-3-2 cuando quedó con 10 hombres.
Eso lo dejó expuesto por las bandas, sobre todo a la subida de los laterales albos.
Pero Recoba no lo explotó. En vez de poner a Federico Martínez buscó tonificar el juego interno con el ingreso de Diego Zabala.
Este entró muy bien y generó la jugada del 2-1.
Pero después vino el cambio del tercer zaguero y los de piezas por pieza: Rodrigo Chagas por Lozano, el Torito Rodríguez por Alberti y Emmanuel Gigliotti por Carneiro.
El partido pedía a gritos a Federico Martínez. Insistir en el desborde. Volver a tirarle centros a una defensa improvisada luego de que los experientes fueran incapaces de sacar de cabeza un envío aéreo.
El último acierto de Rodríguez fue el ingreso de Brian Mansilla por Cristóforo.
Porque al doble 9 le sumó un extremo y le volvió a generar preocupaciones y factores de desequilibrio a la retocada defensa de Nacional.
Mansilla fue un aporte posicional que le dio amplitud al ataque de Peñarol. A él se sumaron algunas tímidas subidas de Lucas Hernández: en una sacó un centro que fue rechazado, en la otra tocó al medio con Sebastián Rodríguez que nunca dejó de ofrecerse y de jugar con el toque corto. También buscó con Pedro Milans por derecha por un descolorido Aguirregaray, aunque el joven lateral no tuvo tiempo para ninguna incursión ofensiva.
Fue por la izquierda, donde se colocó Mansilla, que Peñarol generó por falta a Seba Rodríguez, la acción de pelota quieta que le permitió el empate de Lucas Hernández, de cabeza.
Así Peñarol salvó una derrota que era goleada por la propuesta con la que salió cada equipo a jugar el clásico y que era clara por el trámite de los 90 minutos de juego. Llegó dos veces, generó dos chances, tiró dos veces al arco y metió dos goles.
El DT le erró en el planteo. Pero los manotones de ahogado que tiró con los cambios le rindieron.
