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De Arruabarrena, el error ante Brasil, la autocrítica y la fortaleza mental

El golero de Uruguay rompió el silencio y explicó a Referí qué le sucedió en la acción del insólito gol que recibió en el Preolímpico, cómo puso las manos, su reacción posterior, cómo pasó la noche y la charla con el técnico
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19 de febrero de 2020 a las 05:03

Ignacio De Arruabarrena da la cara. Asume con valentía y no se cansa de reiterar que cometió un error. Dice haber mirado "200 veces" la acción del insólito gol que recibió ante Brasil en el Preolímpico y que le terminó costando el puesto. En un mano a mano con Referí el golero de Wanderers explicó con lujo de detalle lo que le sucedió el 6 de febrero en Bucaramanga, cómo pasó la noche, que no atendió los innumerables mensajes que le llegaron y la charla con el técnico Gustavo Ferreya, que determinó su salida de la oncena.

Con determinación, Nacho entró a la sala de pesas del Complejo Devoto, tomó un asiento inclinado, de los que se utilizan para hacer aparatos, y se sentó en otro frente al periodista. Así comenzó la charla.

“Hubiese preferido no pasar por ese momento pero bueno… Nunca me había pasado una cosa así, ni en una práctica. Fue algo muy raro. Soy consciente del error”, comenzó diciendo el golero.

Cuando fue consultado acerca de qué pasó, De Arruabarrena comienza a contar paso a paso la acción.

Pone las manos entre sus piernas y explica. “Tenía la pelota quieta ahí, queda con un efecto raro –la vi como 200 veces, acota, y cuando la voy a agarrar no sé si pienso que venía un jugador de Brasil o qué, pero quiero meter las dos manos por delante y en eso cuando la toco con la mano izquierda se va para atrás. La pierdo de vista y cuando la vuelvo a ver ya estaba adentro”.

En la acción se ve que De Arruabarrena tiene una mano atrás y otra por delante.

“La tengo atrás la mano –dice simulando la acción con la mano derecha- y en el momento en el que voy a agarrar la pelota con las dos manos, la paso para adelante. La voy a agarrar con las dos acá (muestra y hace el gesto nuevamente) y cuando toco con esta (la derecha) se va para atrás. Pensé que me la podían puntear y entonces metí las manos para cubrirla”.

En ese momento, a cinco minutos del final del primer tiempo y con el partido 1-1, se le vino el mundo abajo.

“Obviamente que no lo podía creer… no lo podía creer, pero tá, lo único que me salvaba era pensar que podíamos ganar el partido y que eso pasara a ser una anécdota”.

Enseguida que el árbitro paraguayo Eber Aquino marcó el final del primer tiempo los compañeros fueron a alentar a De Arruabarrena para decirle que lo necesitaban fuerte para el segundo tiempo. “Estaba con mi calentura pero sabiendo que el segundo tiempo se tenía que jugar igual. Cada uno es consciente de los errores que comete”.

Los jugadores entraron al vestuario. El cuerpo técnico los dejó solos por espacio de cinco minutos para que recuperaran el aire. Se hidrataron y llegó el técnico Gustavo Ferreyra que expresó un par de cosas del juego pero nada referido al gol que padeció su equipo.

El segundo tiempo mantuvo la tónica. Uruguay necesitaba la victoria tras haber perdido 3-2 ante Argentina en el primer partido de la ronda final.

El juego terminó igualado. De Arruabarrena dice que no pidió disculpas por el gol que recibió.

“Soy consciente del error pero para nada sentía que tenía que pedir disculpas porque no lo sentí”, explicó a Referí.

Cuando se le remarca el hecho que habla siempre de error y no de un accidente del juego o una acción desafortunada, el golero asume con valentía: “Hablo de error porque si bien es un accidente, una pifia también es un accidente pero es un error. A pesar de ser un accidente lleva a ser un error. Lo asumí como un error. Es un error poco habitual y es algo que no podés entrenar porque no podés decir podía haber hecho este gesto o este otro, pero tá, pasó y considero que fue un accidente pero cualquier accidente tiene parte de error”.

El día después…

El golero reveló que el día después de cada derrota tiene su duelo. “De noche pasé mal”, asumió. A pesar de que se fue a acostar temprano, no pudo dormir. El golero reveló que desde el inicio de la fase de grupos, después de vencer a Paraguay y perder contra Brasil, había decidido borrarse de las redes sociales.

Cuando se despertó el día después del juego contra los brasileños, se encontró con innumerables mensajes en su teléfono. Pero solo habló con su familia.

Pasaron unos días, y el día previo al partido contra Colombia, el que cerraba la participación de Uruguay y podía definir su clasificación a los Juegos Olímpicos, el técnico Ferreyra se le arrimó para hablar.

El entrenador le preguntó a su golero cómo estaba, si estaba fuerte de cabeza, si estaba preparado para jugar porque había visto que podía salir adelante del error.

“Le dije que sí. Que me sentía bien para jugar. Estaba bien, normal. Ya había pasado. Era consciente del error, pero tenía ganas de jugar. Él me manifestó que estaba evaluando la posibilidad de hacer un cambio en el arco. Le dije que estaba bien, que no iba a decirle a quién poner”, reveló De Arruabarrena.

Consciente de lo que había pasado, el uno de la celeste en el Preolímpico le expresó al entrenador que “era entendible lo que estaba pensando pero si él estaba esperando que yo le dijera: 'No, no estoy para jugar', no iba a ser así”.

Y pese a que Ferreyra le manifestó a De Arruabarrena que aún no tenía tomada la decisión y que la chance de jugar era mínima, el golero pensó: “Es muy difícil que si no te saca, te vaya a decir eso. Al otro día se me acerca… (pausa) y me dice que no iba a jugar”.

De Arrubarrena aceptó como corresponde la medida del entrenador. “Los 23 que estamos ahí tenemos ganas de jugar y, con lo que había pasado, yo quería la revancha. Pero tenía que seguir al firme y apoyar a Cristhoper (Fiermarin), a quien le tocaba entrar”.

Puesto ingrato

“El puesto es así. Desde que lo elegimos a los 12 o 13 años estás acostumbrado a eso”, asume De Arruabarrena.

El golero dice haber mirado la acción del gol innumerables veces. “Con los errores hay gente a la que le gusta hablar, otros que no hablan y quieren pasar página rápido. Cada uno actúa de forma distinta. Yo siempre que tengo un error trato de preguntarle al entrenador de arqueros cómo fue, pero más que nada desde lo técnico”, comentó el uno bohemio.

Posteriormente acotó: “Miro todos los goles que me hacen y, como todo golero, te da la sensación de que podías haber hecho algo más. Yo la paso mal cuando perdemos. Estoy tratando de mejorar eso pero es difícil. Y te quedás mirando el gol y lo que podías haber hecho. No te quedás mirando las atajadas que hiciste sino lo que se puede mejorar”.

De Arruabarrena miró la acción del gol tanto como aquel error que cometió en 2017 defendiendo el arco de Wanderers ante San José de Sucre por la Copa Libertadores.

“Yo debuto en Sucre y al partido siguiente, en Montevideo, me mando una cagada enorme cuando me la dan atrás, la quiero cambiar de frente, y se la dejo en el pecho a uno, la pasan al medio y gol. Me puse un poco nervioso y esa jugada no la quería ver más. Me sacaron y estuve un año sin jugar. Esa sí que me costó, me costó verla hasta que dije ya pasó. Y está bueno ver los errores. Tampoco es esconder y decir que no pasó. Sí, pasó y me sobrepuse y quiero ver qué es lo que hice para que no pase más”, asumió con valentía.

La misma que le reconocieron en el cuerpo técnico de la selección mayor después del error cometido contra Brasil.

“A mí me queda que el deportista dentro del mismo partido no se hundió, a pesar de tener conciencia del error, e hizo cosas de respuesta valiosas. Eso me queda como positivo para afianzar que es un deportista con personalidad para sobrellevar un error y que es de los que sale de los momentos difíciles”, expresó el integrante del cuerpo técnico celeste Celso Otero.

El entrenador de goleros de la selección mayor agregó: “Entonces me adhiero a lo que dice el Maestro (Tabárez) que de esos jugadores es de los que se puede esperar las mejores evoluciones. No es lapidario, es una experiencia fuerte la que le tocó vivir, y se sale con más aprendizaje de las cosas negativas que de las positivas, de las que a veces se sale con alguna vanidad”.

Golero de selección
Cuando Referí le consulta a Ignacio De Arruabarrena si se considera un golero de proceso de selección, responde con la misma sinceridad con la que asumió su error.
“Es muy subjetivo. A ver: sí, soy golero de proceso de selección. Fue un sueño vestir la camiseta de Uruguay. Me acuerdo que en el Sudamericano sub 20 estuve una semana entrenando con toda la ilusión y cada vez que había entrenamientos miraba la lista, pero no me tocó estar. Entonces dije va a ver sub 23. Apunté a los Panamericanos. Recuerdo estar en Tacuarembó y decirle a mis compañeros que estaba apuntando estar ahí y faltaban dos años. Se juega el Panamericano y no estoy. Y la citación llegó en el Preolímpico. Había esperado mucho tiempo para eso. Llegué. No fue el Preolímpico que hubiera deseado porque no se cumplió el objetivo. Me hubiera encantando hacer un mejor torneo, clasificar, pero sí soy, por concepto, golero de proceso de selección. Hoy en día, para ser sincero, no lo veo tan cerca, pero estoy ilusionado al máximo. Hay que empezar de cero y hay tiempo. Me siento con toda la confianza para estar algún día”.

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