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“De hombre a hombre”: cuáles son las conversaciones que están pidiendo los varones

Quentin Tarantino habló sobre su relación con Harvey Weinstein y los abusos por los que fue condenado, pero también despertó una pregunta: ¿por qué es importante promover conversaciones entre hombres?
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02 de diciembre de 2022 a las 05:03

En 0,5 segundos el buscador devuelve 38 millones de resultados al tipear tres palabras: “conversaciones entre hombres”. Enter. Una serie de titulares encabezan la búsqueda. “10 cosas de las que hablan los hombres cuando no les vemos”. Scroll. “¿Alguna vez te has preguntado de qué hablan los hombres entre ellos?”. Scroll. “Cosas que los hombres solo platican entre hombres”. Clic. Las respuestas en general se agrupan de la siguiente manera: fútbol, mujeres, ocasionalmente alguna charla relacionada del estilo, y sexo (con mujeres).

Entre la cantidad de notas de revistas que parecen propias de otra época, aparece un titular reciente: “Quentin Tarantino se arrepiente de no haber tenido una ‘conversación de hombre a hombre’ con Harvey Weinstein”.

En una entrevista con Chris Wallace, el director de Había una vez en Hollywood profundizó sobre su relación con el productor, con el que trabajó en nueve películas, de Perros de la calle a Pulp Fiction o Kill Bill, y que fue el punto de partida de la revolución del #MeToo. Weinstein cumple actualmente una condena de 23 años de prisión por violación y crímenes sexuales, mientras enfrenta nuevos cargos en la corte de Los Ángeles por los que podría sumar otros 140 años. “La razón por la que no [le dije algo a Weinstein] fue porque es una conversación muy difícil de tener. Sentí que era patético. Sentí que lo que estaba haciendo era patético y no quería lidiar con su patetismo”.

Y tuvo tiempo para “lidiar con su patetismo”, porque el director reconoció –cuando se presentaron las primeras denuncias de abuso sexual en 2017– que sabía que el productor tenía, al menos, conductas sexuales inapropiadas. Y lo sabía porque se lo habían contado su exnovia Mira Sorvino y su “musa”, como conocían a finales de los 90 y principios de los 2000 a Uma Thurman. Sin embargo, el cineasta desestimó los testimonios. “Escuché las mismas historias que todos habían escuchado. Lo que desearía haber hecho es hablar con Harvey sobre eso y decirle: ‘Harvey, no puedes hacer esto’. A decir verdad, lo atribuí a una versión de la era de Mad Men del jefe persiguiendo a la secretaria alrededor del escritorio. No digo que esté bien. Así es como lo escuché… en esa categoría. Nunca se habló de violación ni nada por el estilo”.

Cinco años después de que las víctimas del productor lo denunciaron en las páginas de The New York Times y The New Yorker, Tarantino dice que sigue arrepentido: “Lo que me hace sentir mal es no haber tenido una conversación de hombre a hombre con él al respecto”.

Hombre a hombre: las conversaciones pendientes

– Hijo mío, ¿cuántos años tiene usted?
– Quince
– ¿Quiere que mantengamos una charla de hombre a hombre o todavía le parece pronto?

¿Qué implica tener una conversación de “hombre a hombre”? El diálogo anterior, tomado del comienzo de un relato de Hernán Casciari, lo resume rápidamente:  la “charla de hombre a hombre” implicaba un pasaje a la adultez. Lo que tiene que hacer para ser un hombre hecho y derecho.

El psicólogo Alejandro de Barbieri señala que la expresión tenía un significado en el pasado. “Ahora que sos hombre, esto es lo que hacemos los hombres y esto es lo que no hacemos”, ejemplifica. Pero considera que ahora hay “un hombre a hombre distinto”, porque se plantea un nuevo paradigma de masculinidad. “Una masculinidad que sanciona estas conductas”, dice. 

De Barbieri remarca la importancia de hablar entre varones, por más “incómodas” que puedan resultar las conversaciones. También se trata de no callarse al presenciar o conocer una situación con la que no se está de acuerdo por el miedo a la respuesta de los demás. Hacerse cargo, señalar, disentir. Una oportunidad para que los que dicen “no todos los hombres somos iguales” hablen más fuerte.

Se trata de valorar las conversaciones entre hombres, pero no únicamente al servicio de la equidad de género, sino en virtud del bienestar emocional de los propios hombres.

El término masculinidad se refiere a los comportamientos y roles que socialmente se les atribuye a los hombres y niños. “En muchas sociedades, se espera que niños y hombres sean fuertes, activos, agresivos, duros, atrevidos, heterosexuales, emocionalmente inexpresivos y dominantes. Esto se ve reforzado por la socialización, los medios de comunicación, los compañeros y una serie de otras influencias. Y se manifiesta en el comportamiento de muchos niños y hombres”, escribió el profesor e investigador de sociología Michael Flood en un artículo publicado en The Conversation.

¿Por qué se sigue midiendo la masculinidad? Flood agrega que ese cúmulo de obligaciones que se les atribuye a los varones contribuye a las inequidades de género y al mismo tiempo “restringe la salud psicológica y emocional”. El tema no es menor en un país con un alto índice de suicidios: en 2021 se suicidaron 738 personas, 82% de las cuales fueron hombres.

Entonces, ¿por qué se insiste en circunscribir las conversaciones entre hombres a los temas “de vestuario”? Las conversaciones están cambiando. No solo cuando, como en el caso de la dupla de Hollywood, los rumores involucran violencias de género sino conversaciones cotidianas por fuera de lo que el mandato social estipula: las emociones, las preocupaciones, las tristezas, los vínculos.

El actor y humorista Michael Ian Black escribió al respecto en 2018 la columna The Boys Are Not All Right en The New York Times. “Demasiados niños están atrapados en el mismo modelo de masculinidad obsoleto y asfixiante, donde la masculinidad se mide en fuerza, donde no hay manera de ser vulnerable sin ser emasculado, donde la hombría se trata de tener poder sobre los demás. Están atrapados, y ni siquiera tienen el lenguaje para hablar sobre cómo se sienten acerca de estar atrapados, porque el lenguaje que existe para discutir toda la gama de emociones humanas todavía se considera sensible y femenino”.

Nicolás Morales empezó a facilitar círculos de hombres en 2016 y desde entonces organiza y participa de encuentros mensuales entre varones en los que se garantiza un “lugar seguro” para que todos los participantes puedan hablar libremente de lo que pasa en sus vidas y, especialmente, de cómo se sienten. “Cuando se habla de charlar hombre a hombre, muchas veces se están dando charlas vacías, en las que nunca profundizamos en la vulnerabilidad, en las que tenemos que entrar para poder expresar cómo nos sentimos. Siempre hay una coraza del miedo del hombre a expresar sus sentimientos y sus emociones”.

Explica que llegan a los encuentros buscando un cambio. Algunos “tocaron fondo”, fueron víctimas o promotores de algún hecho de violencia o tienen adicciones, otros quieren cuestionarse, revisar cómo se relacionan con otras personas o simplemente encontrar un lugar para hablar con otras personas que pueden haber pasado por lo mismo.

Al no abrirse con sus pares, no encuentran un lugar para poder decir que se sienten tristes, que están enojados, que tienen ciertas problemáticas en lo laboral, lo afectivo, lo familiar. Es un juicio muy fuerte el que hay entre los hombres, que también es parte de los pactos y los mandatos que venimos cumpliendo generacionalmente”, dice Morales, y explica que muchas veces en un grupo de amigos se intentan tapar las emociones con fútbol, fiestas o alcohol. “Se trata de ocultar y no afrontar eso que está necesitando esa persona, que es expresar lo que está sintiendo”.

Morales reconoce que hay hombres que están trabajando en su masculinidad, que se están cuestionando, aunque puedan pasar desapercibidos. “Realmente hay una parte de la sociedad masculina que está en un camino de transformación”, comenta. Pero también tiene una mirada crítica de las nuevas masculinidades que se construyen desde otro estereotipo: “Desde el diálogo está divino hablar lindo, pero no se están interpelando. Es ponerse cara a cara con otro varón y empezar a hablar de lo que nos está sucediendo y cómo podemos modificar o sanar todo lo que generacionalmente venimos cargando”.

“Faltan voces”, dice De Barbieri, y habla específicamente de voces masculinas. Cuenta que cuando empezó a hablar tímidamente de cuestiones de género y masculinidades le llegaron mensajes y cuestionamientos, incluso ahora lo paran en el supermercado para preguntarle por lo que postea en sus redes. “Antes lo hubiese dejado pasar, ahora prefiero entablar una conversación con el otro”. 

Michael Ian Black expone la situación de una forma sencilla: “Tiene que haber una manera de expandir lo que significa ser un hombre sin perder nuestra masculinidad. No sé cómo nos abrimos a la rica complejidad de nuestra virilidad. Creo que nos beneficiaríamos de las mismas conversaciones que han tenido las niñas y las mujeres durante los últimos 50 años”.

¿Cuántas “charlas de hombre a hombre” estarán pendientes? Según los hombres consultados para esta nota, nunca es tarde para entablar esas conversaciones necesarias.

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