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De Zunino a Venancio, las "vivezas criollas" del período de pases
El fin de semana el técnico de Peñarol, Leonardo Ramos, declaraba su interés por contar con Matías Zunino al decir: "Es un jugador importante a nivel futbolístico, buen desempeño, hábil, vamos a ver si puede llegar". Atrás dejaba las diferencias cuando convivieron en Danubio y lo mandó a Tercera.
"Primero me chocó un poco el pedido de Ramos. Pero me alegró que se volviera a fijar en uno como jugador. ¿Por qué decidí por Nacional? Porque me pareció que la propuesta era mejor. Yo le dije a mi representante que ante propuestas similares iba a Nacional", declaró el jugador en Sport 890.
Lo que no sabía Ramos era que, mientras el sábado expresaba su deseo de contar con el jugador, el domingo Nacional le derrumbó la ilusión y se lo llevó para Los Céspedes.
La incorporación de Zunino a filas tricolores forma parte de una larga historia de las avivadas del período de pases donde hay peleas, amenazas y "secuestros", además se presiona con el sentimiento de los jugadores, dejando en evidencia de qué equipo son hinchas.
Paz, Venancio y Saralegui
Corría el año 1977 cuando en un ómnibus proveniente de Artigas viajaban rumbo a la sede de Nacional tres juveniles que habían llamado la atención en un campamento: Ruben Walter Paz, Venancio Ramos y Mario Saralegui.
En medio del viaje el ómnibus fue detenido en la ruta y, al mejor estilo operativo policía, un grupo de dirigentes de Peñarol abordó el vehículo. La misión: llevarse a los tres jugadores a la sede de la calle Maldonado. Se los llevaron, pero no pudieron firmar el acuerdo con Ruben Paz. Es que el 10 había estado unos días viviendo en el viejo Parque Central. ¿Qué hicieron en Peñarol? Invitaron al padre de Ruben a venir a la capital. Lo recibieron, lo llevaron a tomar unas copas y luego de hablar de dinero lo metieron en un auto y lo acompañaron al Parque para sacar a Ruben. El pase terminó en un escándalo con participación de la AUF. El 10 se puso la aurinegra.
Fernando Morena
Fernando Morena deslumbraba en River Plate. En Nacional tenía claro que, por tradición familiar, al Nando le tiraba la tricolor. Y los dirigentes movieron piezas. Pero en la primera reunión los presididos por Miguel Restuccia equivocaron la estrategia. Le comentaron a Morena que lo necesitaban para jugar de puntero. "Peñarol me quería para jugar de 9, y en Nacional iba a ser puntero izquierdo. Me dijeron: 'Cubilla, Maneiro, Mamelli, Espárrago y usted", contó Morena. Peñarol esperó tranquilo. El presidente Washington Cataldi, viejo zorro, tenía un as en la manga: Fernando era compañero de clase de su hijo. Cuando Nacional pestañeó, Morena firmaba pase para Peñarol en el hipódromo.
Abreu y Darío
Otros dos jugadores por los cuales se "pelearon" los grandes fueron Sebastián Abreu y Darío Silva. Pero los dos terminaron en Defensor Sporting. La historia fue similar a la de 1977 con Paz, Venancio y Saralegui. Detuvieron el ómnibus en la ruta para llevarse a los jugadores. Tiempo después pasó lo mismo con otra joya juvenil proveniente de Rivera: Enzo Scorza. Pero se lo terminó llevando Danubio.
El Chino Recoba
El Chino Recoba había sido prometido a Peñarol en 1995 por el empresario Casal. Un año después, cuando Jorge Fossati asumió el cargo en los aurinegros, Paco se lo ofreció en un paquete que incluía otros jugadores: Jorge Puglia, Néstor Correa y Ricardo Bitancort. Esta situación molestó el entonces presidente aurinegro Juan Pedro Damiani que dijo: "Que paquete ni paquete, Peñarol negocia de a uno y sin envoltorio y el único que nos interesa es Recoba". Razón por la cual el Chino terminó en Nacional. El 19 de marzo de 1996, Casal se quedó con el 70% de la ficha de Juan González (tasado en US$ 800 mil) y entregó a Nacional el 50% de la de Álvaro Recoba y Jorge Puglia, y dispuso en calidad de préstamo por un año de las fichas de Ricardo Bitancort y Néstor Correa. A mediados de 1997 el club recibió US$ 1.500.000 por la venta del Chino.
A las trompadas por Pablo Islas
En el año 2000, el argentino Pablo Islas llamó la atención en Uruguay anotando goles con la camiseta de Racing. Bastó que el presidente aurinegro José Pedro Damiani dijera que le interesaba el jugador para que se declarara la guerra. El pase terminó a las piñas. Islas se fue a Buenos Aires y Nacional creía tener sellado el pase. Cuando el delantero volvió el dirigente albo Alejandro Balbi lo fue a buscar al aeropuerto. Pero resulta que ahí se cruzó con su colega de Peñarol, Víctor Cabrera. ¡Vaya sorpresa! El ambiente se cortaba con un cuchillo. De las discusiones pasaron a los hechos y voló alguna mano. Islas terminó en Nacional. Damiani expresó en una de sus típicas salidas: "Islas se pone caravanita, es muy carilindo para jugar en Peñarol".
Alejandro Lembo
En el año 2000 Alejandro Lembo fue ofrecido a Peñarol. Pero claro, iba atado con un paquete. Y Damiani no quería saber de nada con "envoltorios". El 12 de febrero de 2000 el presidente aurinegro tiró la bomba en El Observador: "Si viene Lembo me tengo que ir. Ni medio más vamos a contratar. Algún periodista debe ganar plata con todo lo que dicen pero en Peñarol tipos con pelo largo y caravana no tienen cabida. Si viene Lembo me tengo que ir yo. No es por Lembo sino porque no tengo dinero. Si viene Lembo yo pregunto, ¿qué hago con Olveira, el Caballo, Marcelo De los Santos, Bizera, Aguirregaray y Carreño?".
La historia terminó con el zaguero en los tricolores. "Lembo se fue a Nacional, se terminó la fantasía", fue la frase del presidente Damiani.
Vicente Sánchez
El delantero fue víctima de una especie de "secuestro" para terminar fichando por Nacional. Esta vez fueron los tricolores los que se avivaron y "secuestraron" durante unos días al jugador mientras los dirigentes aurinegros realizaban todo tipo de negociación en procura de no perder al jugador. A los pocos días Vicente fue a la AUF para firmar pase como nuevo jugador de Nacional.
Rodrigo Muñoz
El golero Rodrigo Muñoz forma parte de la historia. Corría el año 2007 cuando mostraba sus condiciones en Cerro y los grandes depositaron los ojos en el uno. Cuando todo hacía indicar que Muñoz terminaba en Los Aromos, los dirigentes de Nacional se avivaron y se lo llevaron de pretemporada con el primer equipo. Días después sellaba su pase a los albos.
Sebastián Eguren
Una de la mañana. Suena el timbre de la casa de los Eguren. Sebastián despierta sorprendido. Abrió la puerta y vio a su exentrenador Daniel Carreño. '¿Qué hacés acá?', preguntó. Carreño junto al gerente deportivo de Nacional, Daniel Enríquez, fueron a convencerlo de que desistiera de ir a Peñarol, pase que estaba encaminado. Llegaron en el auto de Alejandro Balbi, que fue el que movió todos los hilos, para dar vuelta la pisada porque Eguren había hablado con el presidente de Wanderers para ir a los aurinegros.
El propio jugador reconoció en una nota con el diario El País: "Yo ya había tenido una conversación previa con Daniel, pero estaba lo que había hablado Devoto con Peñarol, aunque yo de eso, oficialmente, no sabía nada de nada". Y se fue a Nacional.
Tabaré Viudez
"La posiblidad de que juegue en Peñarol existe a partir de su deseo. Es muy hincha de Peñarol y quiere hacer realidad su sueño, también por anhelo familiar. Siente la camistea. Lo tuve en la selección sub 20 y sería interesante poder contar con él". Las declaraciones del técnico Diego Aguirre no tenían otro efecto que comprometer a Viudez y generar rechazo en los hinchas de Nacional. Corría el año 2010 cuando Aguirre ponía al jugador contra la espada y la pared apelando a sus sentimientos. Pero el tiro le salió por la culata. El gerente deportivo de Nacional, Daniel Enríquez, decía que el volante tenía un preacuerdo de palabra con el club. Peñarol se movió por todos lados pero la batalla estaba perdida, el Taba terminó en Nacional.
Diego Ifrán
En 2011 el goleador de Danubio fue una flor codiciada. El 9 defendía a la Real Sociedad y los grandes lo transformaron en la vedette del período de pases.
Ifrán reconocía a Últimas Noticias: "Estuvimos hablando un buen rato con Alex Saúl (dirigente de Nacional) y con respecto a lo otro dije que quería ir a jugar a Uruguay, pero salió que quería ir a Peñarol porque era el club que había hablado conmigo. Como se había gestionado con Peñarol ya pusieron que quería ir al club, pero en realidad estoy abierto y dispuesto a volver y jugar en cualquiera de los grandes. El que tenga mejores posibilidades de llevarme me tendrá porque lo que quiero es mejorar. El que haga más fuerza y muestre más interés me dará más confianza. Ese año no vino. Con el paso del tiempo, en 2015, llegó a Peñarol.
Christian Núñez
"Desistimos de la posibilidad de contratar a Christian Núñez, porque si bien se manifestó como un gran hincha de Peñarol, dijo tener dudas en venir al club por Eduardo Acevedo (técnico de Nacional que lo dirigió en Cerro) y porque no jugaremos la próxima Libertadores. Por eso preferimos no contratarlo. Nosotros necesitamos jugadores que se comprometan con la causa y tengan orgullo de vestir la camiseta de Peñarol. Y si un jugador duda entre Peñarol o Nacional, preferimos que no venga". Con esas palabras el dirigente aurinegro Edgard Welker daba por perdida la batalla por Christian Núñez.
Pablo Lima
Su salida de Danubio generó un cruce mediático. Un lío de declaraciones donde Lima reveló que no le abonaron lo que consideraba que le correspondía. Y luego de salir de la franja se generó el problema entre Peñarol y Nacional por su ficha.
Trascendió que los tricolores ofrecieron US$ 25.000 mensuales por un año de contrato, contra los dos años de contrato a cambio de US$ 15.000 por mes que prometieron los aurinegros. Lima terminó en Los Aromos.
Cristian Tabó
Nacional se adelantó por el delantero de Racing, Cristian Tabó. Habló con Matías Fariña representante del jugador. El citado empresario ofreció a un fondo de inversión comprar un porcentaje del pase de Tabó. El que compraba tenía relación familiar con el presidente de Nacional, Eduardo Ache. Todos los nudos estaban atados. Pero el domingo de noche el presidente aurinegro Juan Pedro Damiani, llamó por teléfono a su colega de Racing, Raúl Rodríguez, y le hizo una oferta que le movió el piso.
Pero el jugador terminó en Los Céspedes con un contrato por seis meses.
Junior Arias
El último caso que se recuerda fue el del delantero de Liverpool. Los dos grandes pujaron por su ficha. Fue otro de los pases donde se apeló al sentimiento. A través de las redes sociales circuló una foto de Junior con la camiseta de Nacional. El 9 se fue a Peñarol pese a que su representante Gerardo Arias quería lo contrario. En filas tricolores cayó como un balde de agua fría que Junior Arias se pusiera la rayada y no la camiseta de Nacional. "Me impactó. Tenía un montón de elementos muy favorables al respecto de su llegada. Hubo cosas que me sorprendieron", señaló el entrenador Martín Lasarte.
