Pancho Perrier

Del gabinete a la campaña: el balance de los cuatro años de Cosse en el Ministerio de Industria

La ministra presentará su renuncia hoy en persona al presidente Tabaré Vázquez

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29 de enero de 2019 a las 05:02

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A partir de este martes, Carolina Cosse estará dedicada al 100% en la campaña. La ministra de Industria sabía que el día iba a llegar desde que hace un año Tabaré Vázquez le anunciara a su gabinete que quienes quisieran hacer política partidaria deberían abandonar el gabinete. Cosse, la única mujer entre los cuatro precandidatos del Frente Amplio a la presidencia y principal desafiante del favorito Daniel Martínez, anunció que dejaría su cargo antes de encender los motores. Hasta ahora, repetía ella y su entorno, solo estaba calentando, aunque ya había dado inicio a la actividad electoral. 

Este martes, prácticamente un año antes de que asuma el nuevo gobierno, Cosse le presentará su renuncia en persona a Vázquez, con la esperanza de que en marzo de 2020, él le devuelva el gesto y le entregue la banda presidencial.

La precandidata oficialista deja una gestión atravesada, entre otras cosas, por la caída de puestos de trabajo en la industria manufacturera, el cambio de rumbo en ANCAP, los conflictos con el sindicato de la petrolera, las idas y vueltas por el Antel Arena, las resistencias de los trabajadores del ministerio, las discusiones por las tarifas de las empresas públicas, y los apoyos al sector tecnológico.

Su campaña hará de sus logros en el Ejecutivo su principal bandera, mientras que sus competidores –especialmente desde la oposición, pero no solo– buscarán poner el foco en los temas más polémicos de su actuación pública. 

Balance

Cuando Gabriel Murara –presidente de la Cámara de Industrias (CIU) desde fines de 2017– repasa los últimos años del rubro, su respuesta es automática: “Han sido más las perdidas que las ganadas”. 

No han sido años fáciles para la industria. Los cierres de fábricas –algunas históricas–, la reducción de empleos (se estima en 25 mil los puestos de trabajo perdidos en el sector desde 2014) y la tendencia negativa en los niveles de actividad son referencias ineludibles en los discursos del empresariado. 

Sin embargo, Murara acota de inmediato que la “crisis” de la industria uruguaya responde a un “contexto macro que excede al ministerio”, ya que “tiene un alcance político limitado” dentro del gabinete. 

“No se lo vamos a achacar al ministerio”, afirma el empresario, que sí le echa en cara al gobierno la “constante pérdida de competitividad”, los “altos costos operativos” y la “ineficiencia” del sector público.

De hecho, dentro de ese panorama desalentador Murara guarda algunos elogios para el MIEM. “Si hemos ganado algunas es porque hemos tenido el apoyo del ministerio, con la ministra y su equipo”, afirmó a El Observador. Como ejemplos, destacó las medidas de apoyo energético a algunos sectores y las políticas de “competitividad nacional”.

Leonardo Carreño

Marcelo Olaverry sufrió en carne propia los números negativos de la industria. Como presidente del sindicato de Fanapel, tuvo en sus hombros la responsabilidad de salvaguardar el futuro de más de 200 trabajadores. En todo ese proceso, destaca haber encontrado en el MIEM un interlocutor que aportó “alternativas” y que, junto a Inefop, “apoyó” los proyectos presentados por los trabajadores, como la instalación de una fábrica de bolsas de papel, una iniciativa que todavía sigue en vías de concretarse.

“Estamos muy conformes con el rol del MIEM”, dijo Olaverry, que confiesa que va a votar a la ministra cuando llegue junio. “De todas las personas que conocimos en estos años, es la persona más ejecutiva y que tiene las cosas más claras”, apuntó el sindicalista, que se define como “frenteamplista independiente”. Además de su “capacidad de liderazgo”, Olaverry destaca su sinceridad. “Cuando fuimos con el proyecto de las bolsitas, nos respondió tajantemente: ‘Si es viable lo hacemos, si no, no’”, recuerda. 

La gestión de Cosse recibe también elogios en el sector de las tecnologías de la información (TICs). Leonardo Loureiro, presidente de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI), dijo que hace un “balance positivo” de la actual gestión y destacó que para las empresas del rubro “es bueno contar con una política que esté de acuerdo en que la tecnología es fundamental”. 

“La ministra ha sido apoyo constante desde lo institucional”, afirmó Loureiro, que viajó junto a Cosse en misiones oficiales a Estados Unidos y China para estrechar lazos comerciales con ambas potencias. Otros empresarios del rubro consultados por El Observador también señalan que el período Cosse termina con balance positivo en cuanto a políticas y proyectos impulsados.

Cambios en ANCAP

Durante el mandato de Cosse en el Ministerio de Industria, ANCAP recibió un verdadero lavado de cara. Eran comienzos de 2016 y la petrolera estatal estaba en el ojo de la tormenta por las investigaciones que en ese momento se limitaban a los confines parlamentarios. 

Por decisión del presidente Tabaré Vázquez, todos los directores del oficialismo fueron removidos en febrero y, tras un breve período de transición, asumieron nuevas autoridades que cambiaron radicalmente el rumbo de la gestión, deshaciendo algunas de las decisiones implementadas durante la administración de Daniel Martínez primero y de Raúl Sendic después.

El sindicato de ANCAP (Fancap) no demoró en recriminar algunos de los nuevos lineamientos. El conflicto más sonado se dio en 2017 cuando el gobierno anunció que se desmantelaría el servicio médico para los funcionarios de la empresa. El tironeo entre los trabajadores, el directorio de la empresa y el Ejecutivo llegó a su punto álgido con el decreto de esencialidad para la distribución y carga de combustibles. “Es una burrada de la ministra”, llegó a decir el entonces presidente del sindicato, Edwin Villero, en pleno conflicto. 

Con el tiempo, las aguas se calmaron y la relación del sindicato con el ministerio se volvió más amable. Según Gerardo Rodríguez, actual presidente del gremio, la cartera dirigida por Cosse se transformó en “articulador” entre los reclamos de los trabajadores y un directorio de la empresa con el que el sindicato no comulga en absoluto. “Fue con el ministerio que trabajamos mejor”, afirma Rodríguez, y agrega que “siempre que se encontró un punto de encuentro fue con el MIEM en el medio”. 

El sindicalista agregó que el ministerio fue “el contacto político” entre Fancap y el gobierno. Consultado por Cosse en particular, la definió como “una líder con mucha personalidad” pero que “nunca dejó que se avasallara a los trabajadores”. 

“La veo con firmeza y mucha articulación política. Nosotros tuvimos que dar marcha atrás en alguna, pero sin que se nos pasara por arriba”, concluyó Rodríguez. 

Ancap logró volver a tener resultados positivos pero en gran medida por la decisión oficial de que el ente monopólico en la producción de combustibles no trasladara al consumidor las sucesivas bajas del petróleo registradas en los últimos años.

Choques con el MEF

Los primeros meses de Cosse en el gabinete la tuvieron en la primera línea de una polémica que dividió al Ejecutivo. El 2 de julio de 2015, el directorio de ANTEL –por órdenes del gobierno–resolvió frenar las obras del Antel Arena. Esa decisión, impulsada por el ministro de Economía Danilo Astori en el marco de un contexto de vacas flacas, provocó grandes resistencias en el oficialismo, con presiones de los sectores más a la izquierda (MPP, Comunistas y la 711) para que no se frenara la inversión. Cosse también puso el grito en el cielo, y a los pocos días –y ante los embates de su fuerza política– el gobierno dio el brazo a torcer y resolvió retomar las obras a partir de 2016 a través de un fideicomiso. 

El resultado se vio en noviembre del año pasado, cuando Cosse se vistió de gala y le dio la bienvenida a Vázquez al estadio cerrado construido sobre las ruinas del viejo Cilindro. 

A los pocos días, la ministra respondió en el Parlamento a las críticas de la oposición, que la interpeló por las irregularidades y sobrecostos de la obra. Estaba proyectado que el estadio demandara una inversión de US$ 40 millones y terminó costando más de US$ 90 millones, según cifras del Tribunal de Cuentas publicadas por Búsqueda. 

Cosse defendió la oportunidad del proyecto, destacando su aporte a la cultura y al posicionamiento de ANTEL en el mundo de las telecomunicaciones.

Además del periplo del Antel Arena, Cosse también tuvo sus diferencias con el Ministerio de Economía respecto a las tarifas públicas. Durante esta administración primó la línea de Economía de mantener a raya el orden macroeconómico, y para ello el gobierno echó mano a las ganancias de UTE. En varias ocasiones, sin embargo, Cosse manifestó que esperaba que la reforma energética –con el auge de las renovables– pudiera repercutir en una disminución de las tarifas, e incluso mencionó que existía margen para hacerlo. 

Sindicato del MIEM protesta por partidas
Mientras Cosse se retira del ministerio, los trabajadores de esa unidad están al borde del conflicto. El País informó la semana pasada que el sindicato del MIEM recriminó el reparto de partidas a funcionarios por "compensación por tareas de mayor responsabilidad". Los trabajadores reclaman que el dinero extra se reparta equitativamente, pero los jerarcas aducen que esos recursos no se pueden repartir de cualquier forma. El miércoles, según supo El Observador, habrá una reunión entre el sindicato y Guillermo Moncecchi, sucesor de Cosse. 
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