Una investigación israelí afirma que la respuesta metabólica de distintas personas ante el mismo alimento puede ser diferente.
El estudio evaluó los niveles de azúcar en sangre de unos 800 voluntarios durante más de una semana. Una de las participantes experimentó repetidamente un aumento de glucosa en sangre luego de la ingesta de tomate, dejando al descubierto la importancia de tener dietas individualizadas, en base a los alimentos adecuados para cada persona.
Otro ejemplo fue el de voluntarios que experimentaron niveles de glicemia mayores luego de comer sushi que luego de ingerir helado. De este modo, la investigación (llevada a cabo en el Instituto de Ciencias de Weizmann en Israel), contradice la creencia de que el índice de glucosa (IG) de un determinado alimento tiene un valor fijo y confirma que, por el contrario, el mismo depende del metabolismo propio de cada persona.
Para evaluar a los participantes del estudio se recabaron datos mediante cuestionarios de salud, medidas corporales, análisis de sangre, monitorización de la glicemia, muestra de heces y una aplicación móvil utilizada para informar sobre el estilo de vida y las 46.898 comidas que realizaron durante el transcurso de la investigación.
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