Leonardo Carreño

Director de restaurante La Casa Violeta: "El sector gastronómico está esperando a los extranjeros, que son los que hacen la diferencia"

El director de La Casa Violeta cuenta cómo se procesó la reapertura del emblemático restaurante y cuáles son sus expectativas para los próximos meses

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17 de septiembre de 2021 a las 12:35

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Cuando se le pregunta a Santiago Alonso, director del reconocido restaurante La Casa Violeta, por qué continúa en un rubro complejo de baja rentabilidad, responde con convicción que uno tiene que dedicarse a lo que sabe hacer. “Sigo porque soy cocinero, porque sé dirigir la cocina. Tengo la suerte de hacer lo que me gusta y puedo vivir de esto. No puedo darme mucho lujo pero tampoco paso mal. La remamos, como todo el mundo”, comenta.

La Casa Violeta tiene 28 años de existencia –Alonso lo compró junto a un socio en 2012–. En 2019 decidió hacer una pausa y cerrar la emblemática casa ubicada frente al puerto del Buceo.

Un año y ocho meses después, resurgió en Carrasco, en la esquina de avenida Bolivia y la rambla. No se trató solo de un cambio geográfico, sino de una transformación más profunda.

¿Por qué cerró en el Buceo en 2019?

El sector gastronómico venía muy apaleado. Queriamos achicar la propuesta, porque era un local muy grande, y de muchos años; estaba mal distribuido. Era complicado el estacionamiento. pero básicamente fue un tema de costos. El alquiler era muy alto. La rentabilidad de un restaurante hoy no es como cuando yo empecé hace 30 años. Hoy no supera el 8% siendo muy prolijo.

En ese momento había aumentado mucho la oferta gastronómica. ¿Cómo incidió eso?

Por 2017, el uruguayo empezó a viajar muchísimo. Mucha gente volvió de esos viajes a poner restaurantes con diferentes opciones. Lo veo bárbaro. Eso ayudó a la gente a decidir hoy comer una cosa, mañana otra y comenzar con una cultura gastronómica que no había. Se abrió más la cabeza y el paladar. La gente hoy exige mucho más y eso está bueno. No hay problema en ese sentido.

El tema son los costos y lo fiscal. Para llegar al 8% hay que remar. A veces estás remando en dulce de leche, porque te exigen todo. Los costos de agua y luz son enormes, sumado a BPS, DGI, aquello, lo otro. El de las tarjetas de crédito es todo un tema. No vemos efectivo. Todo es con tarjeta; nos sacan un porcentaje grande y complica bastante.

¿Cómo fue cambiar a Carrasco?

En Carrasco había muchos clientes y empresas que se mudaban a lo que antes eran casas de familia. Nuestra clientela nos pedía que nos acercáramos por el tema del estacionamiento. Tomamos la decisión con una casa en vista, pero no nos autorizó la Comisión Permanente de Carrasco. Buscamos un plan B y encontramos la casa de Bolivia y la rambla. Empezamos la obra y llegó la pandemia. Tuvimos que frenar. Luego retomamos.

Leonardo Carreño
Santiago Alonso, director de restaurante La Casa Violeta

¿Cómo se manejó con los empleados?

Tuvimos empleados en seguro de paro. Cuando el Ministerio de Trabajo extendió los plazos fue la única ayuda, en el sentido de poder abrir más tarde y no en una fecha en la que iba a ser abrir y cerrar.

Inauguramos el 15 de diciembre del año pasado. Habían subido los casos de covid-19 pero nos largamos. Nos ayudó mucho tener jardín, porque la gente estaba alejada y al aire libre. Abrimos con muy poco personal. Es una de las cosas más dificiles.

¿Cómo han sido estos meses?

No nos podemos quejar, venimos en crecimiento permanente trabajando muy bien. A la gente le gustó mucho la nueva propuesta. Si bien mantenemos la clientela de toda la vida, hemos captado un público que no iba a la otra casa, porque renovamos el menú. Ahora nos dedicamos a parrilla de carnes maduradas y pescados, y diferentes platos que han funcionado muy bien.

La nueva casa tiene un montón de cosas muy buenas, como la ubicación y el estacionamiento. Estamos cerca del centro comercial de Carrasco, pero a la vez no estamos en el medio del ruido. Es un valor agregado.

En el Buceo contábamos con una vista divina pero no con jardín. Acá tenemos vista y un jardín que quedó muy bueno.

La casa es muy pintoresca y tiene historia. Aquí vivía el artísta plástico Francisco Matto, discípulo de Joaquín Torres García. Esta casa tiene 110 años, vino prefabricada de Estados Unidos. Conserva su estado original, hasta en los pisos. La resucitamos, se estaba cayendo a pedazos y la dejamos como nueva.

Todos estos cambios también incluyeron el color; ya no es una casa color violeta...

La Casa Violeta tiene 28 años. Para mantenerse hay que hacer cambios, hay que ir aggiornándose. El nombre surgió porque cuando se hizo la primera casa, en ese momento se usaban ese tipo de colores. Se pintó de violeta. Cuando preguntaron por el nombre, alguien dijo “la casa violeta”. Así quedó. Cuando llegamos aquí queríamos hacer varios cambios. Y pintar esta casa de violeta hubiera sido una infamia. Además, la marca ya es fuerte, firme, no necesita el color violeta.

Abrimos en silencio, ni avisamos, pusimos el cartel “La Casa Violeta” y arrancamos a trabajar. Fue bueno, porque cuando un restaurante abre hay que ajustar mucha cosa. Uno de los cambios fue el color; otro fue cambiar el menú y captar otro público, mucha familia y gente joven que viene a disfrutar mirando el mar con una picada o tomando el té. Ahora tenemos un espectro más grande.

¿Qué expectativas tiene para los próximos meses?

El sector está esperando la apertura y a los extranjeros, que son los que hacen la diferencia. Uno de los puntos importantes es la venta de vino. Tenemos una cava con 200 y pico de etiquetas. Esa parte no se ha movido, prácticamente. El turista aporta esa diferencia. La apertura va a traer un aumento de la facturación y ahí va a cambiar.

Nosotros estamos trabajando bien. Carrasco se transformó en un polo gastronómico importante. Siguen abriendo restaurantes. Eso nos suma porque no hay lugar en uno y la gente busca otro. Todos estamos trabajando seriamente. Hubo una época que había mucho golondrina. Abrían y cerraban. Eso perjudicaba mucho.

Una vez que se termine de vacunar y se abran las fronteras, va a venir un cambio que nos va a dar a todos un buen futuro. Creo que el gobierno está haciendo las cosas bien pero debería tener alguna propuesta para el sector gastronómico. Debería haber una conversación, porque nosotros siempre estamos para trabajar y apoyar.

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