El camino hacia lo inevitable desafía la pócima del gobierno

El hombre que llevó a la izquierda a otra dimensión

Esta semana murió Tabaré Vázquez, el médico que elevó al Frente Amplio a otra categoría. Vázquez no se sentía un político. Al principio lo veían como un outsider –médico, con participación bastante reducida en la militancia– hasta que lo propusieron como candidato a intendente de la capital. Vázquez no solo ganó la elección de 1989 en Montevideo, sino que además su gestión lo catapultó. Se transformó rápidamente en político. En uno de los mejores de los últimos 30 años. Con una visión estratégica capaz de proyectar y proponer asuntos que no estaban en la agenda de nadie.

Además, con una extraña capacidad para mostrarse muy cercano a los votantes pero más lejano y frío con los dirigentes, sin que eso le implicara perder poder, sino todo lo contrario. Vázquez no tuvo empacho en cometer un parricidio a Líber Seregni cuando fue necesario, ni en aliarse con diferentes sectores del FA de pelo ideológico muy diferente al suyo para consolidar posiciones en la interna de la coalición. Por momentos pareció un radical, pero no lo era.

En esta semana, sobre todo entre domingo y lunes, publicamos muchísimas notas de análisis, históricas e informativas sobre Vázquez.

Esta es una edición especial y urgente que publicamos el mismo día de su muerte. Pero el conjunto de todas las notas -porque hay muchas más- las encontrás acá.

En la edición de El Observador de este fin de semana encontrarás otros contenidos, que incorporan el análisis histórico pero con perspectiva futura: una nota sobre cómo recompone el Frente Amplio sus liderazgos y las alianzas externas que busca; “¿Después de Líber y Tabaré quién?”, se pregunta Nelson Fernández en su columna. Óscar Bottinelli lleva el tema más allá del FA y plantea cómo es “la hora del recambio generacional” en todo el sistema político. Además Adolfo Garcé inicia su balance del 2020 con el foco en el FA y su autocrítica. Estos artículos los encontrarás en la edición de Fin de Semana, disponible desde este sábado.

El inicio de una semana que marcará el resto del gobierno 

Este fin de semana es clave para el gobierno. Los números de casos de covid-19 deberían empezar a bajar desde el domingo si es que las medidas anunciadas hace dos semanas dieron efecto. Los pocos indicadores disponibles para medir la movilidad de las personas en la capital luego de esas medidas no son positivos.

Por tanto, si todo sigue así Lacalle deberá reflexionar mucho y tomar en el correr de la semana –para anunciar el viernes 18– medidas más restrictivas, algo contra lo que peleó en toda la pandemia. Si bien el gobierno siempre dejó abierta la chance de “retroceder todo lo necesario”, queda claro que restringir libertades ha sido siempre la última opción para el mandatario.

El problema está en que “la libertad responsable” a la que apeló ya no está siendo tan “responsable” por buena parte de la ciudadanía. Da la sensación que el aumento constante de las cifras ya no alarma a nadie. Se ve en las calles de Montevideo: si el movimiento bajó, se notó muy poco.

Del lado de las autoridades, ¿qué podrían hacer? Dar mejores ejemplos de qué actividades suspenden o transforman en remoto. Un ejemplo de esta semana: ¿era necesario que toda la cúpula del gobierno fuera a un evento de Sembrando, la organización que dirige la primera dama?

Como se ve en las dos imágenes, se respetaron las distancias y todos estuvieron con protección. No va por ahí el problema. El asunto está en el mensaje. Si las autoridades fomentan el teletrabajo y le piden a la ciudadanía que solo hagan las actividades imprescindibles, ¿no podían hacer este evento por zoom?

Estamos en un escenario en el que la gente tiene poca percepción de riesgo y a la vez se para en las contradicciones de que haya algunas actividades abiertas y otras cerradas para no cambiar sus propias conductas. Entonces por simbólico que sea, es bueno que las autoridades también hablen con gestos.

Quien sí se ha mostrado más dura en la última semana es la intendenta de Montevideo Carolina Cosse. No solo por asumir un protagonismo muy interesante, tal como te contamos en esta nota, sino también por liderar el envío de mensajes más contundentes sobre cómo cuidarse.

Pero más allá de los mensajes, la situación compleja en Montevideo enfrenta al gobierno nacional a tomar decisiones que pueden diluir lo que fue su pócima para tener un año supremo en popularidad. Darle libertad de movimiento a una ciudadanía en momentos en que todo el mundo se encerró, y a la vez hacerlo con indicadores de covid-19 extremadamente positivos lo blindó políticamente a Lacalle para avanzar en su agenda.

Dos de dos: el éxito legislativo de la coalición 

La “coalición multicolor”, como la denominó Lacalle Pou hace un año, cierra el año 2020, logrando sin mayores problemas los dos objetivos más importantes que se había trazado. Con discusiones, como es lógico en cualquier coalición. Dejando cosas por el camino, como también es razonable en una negociación entre diferentes partidos.

Pero blancos, colorados, cabildantes e independientes lograron aprobar la Ley de Urgente Consideración (LUC) meses atrás y esta semana concretaron la Ley de Presupuesto Nacional.

Mucho se habló antes que comenzara el gobierno de la debilidad que implicaba para Lacalle gobernar con una coalición con partidos tan diferentes. Sin embargo el primer año, con un contexto especialmente complejo, logró despejar todas las dudas.

Los desafíos para la coalición seguirán, a medida que ahora el Parlamento empiece a tratar temas no incluidos en el acuerdo multipartidario. En el horizonte ya hay varios asuntos de ese estilo.