Imagen de la sesión de la portada de Mediocampo, de 1984
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > Jaime: Historia de un pionero

El detrás de escena del podcast que cuenta vida, obra y huella de Jaime Roos

Un viaje por la influencia y el impacto del artista montevideano en la música uruguaya motivado por su regreso a los escenarios
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12 de diciembre de 2021 a las 05:05

Como buen uruguayo promedio de una cierta edad, a Jaime Roos lo conozco desde siempre. Desde que tengo noción su música estuvo sonando a mi alrededor. En mi casa, en la calle, en la tele. En cualquier partido de la selección hay altas chances de que se escuche Cuando juega Uruguay. Cuando se termina una fiesta, la pista se termina de vaciar con Brindis por Pierrot, o con su versión de Amor profundo. Jaime Roos es parte de la banda sonora del país. Sus canciones las conocemos todos.

En la última década de mi vida me fui metiendo e interesando cada vez más por la obra de Roos. Eso sucedió sobre todo a través de la escucha de la colección Obra completa, la recopilación y remasterización de su canon musical, que se ha publicado desde 2015; de las entrevistas a músicos, artistas e incluso a colegas que hice o que leí, así como de la publicación de algunos libros sobre su carrera.

Fue en base a todo eso que desde hace algunos años empecé a notar que había algo más que un montón de canciones integradas al repertorio popular. A descubrir que atrás de esas canciones que rondaban por nuestros oídos había una serie de innovaciones, creaciones y proezas inéditas dentro de la música uruguaya.

La escala reducida de la sociedad uruguaya y el carácter nacional hacen que este sea un país donde a íconos, los famosos, las personas populares, uno se los puede cruzar en cualquier parte. El músico puede estar comprando en la carnicería del barrio, el conductor de televisión paseando al perro en el parque, o el futbolista paseando en el shopping o comiendo en un restaurante. Todos conocemos a alguien que conoce a alguien, o tenemos un pariente que trabaja con, o un amigo que es sobrino de. Y esa cercanía hace que a figuras como Roos, o como Rubén Rada, o como otros artistas de distintas disciplinas, uno las de por sentadas. Están ahí, a la mano, son como nosotros.

Sin ir muy lejos, en Argentina, ese espejo en el que amamos y odiamos reflejarnos, eso es diferente. La popularidad genera una cierta distancia y reverencia con los íconos, que como todo en ese país, suele tener una expresión bastante desmedida y grandilocuente. La cercanía uruguaya impide eso –que como todo, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas– y hace que los aportes que esas figuras trajeron sean explorados bastante tarde, por lo general, cuando los autores ya están muertos y ese filtro cambia todo.

A esa cuestión, le sumo un interés personal por lo popular. O mejor dicho, por la cultura pop. Por esos elementos que son parte de nuestra vida cotidiana aún aunque no nos demos cuenta, que pasan a formar parte de un lenguaje compartido, y que se convierten en referencias que están incorporadas a nuestro imaginario colectivo. Suelo preguntarme ¿cómo eso llegó a tener ese lugar en la cultura popular? ¿Por qué nos atrajo? ¿Qué provocó? ¿Por qué consumimos lo que consumimos? Y Jaime Roos es tan popular como pop. Es un código que los uruguayos compartimos, aún entre los que no lo siguen o no les gusta su obra. 

Cuando después de un quinquenio fuera de los escenarios Jaime Roos anunció en 2019 su vuelta con el espectáculo Mediosiglo, todas esas preguntas y la fascinación por el impacto de Roos en la música uruguaya volvieron. Y con eso, las ganas de contar lo que había ido entendiendo en los años anteriores: que su carrera había marcado un antes y un después en la música nacional, tanto por sus niveles de popularidad como por los aportes técnicos y artísticos que había dejado en sus primeros cincuenta años de carrera, que ahora festejaba, lo que parecía una oportunidad ideal para hacerlo.

Y fue así que empezó el camino de Jaime, en aquellos tiempos en los que uno decía “covid” y a lo sumo el interlocutor pensaba que le estaba hablando de un basquetbolista. Después, pasó lo que ya sabemos. Pandemia, cuatro postergaciones para el espectáculo, con dos cambios de locación en el medio, partidos de fútbol en el Centenario que forzaron otras dos postergaciones más.

Con el horizonte de diciembre de 2021 ya estable, los engranajes volvieron a moverse. Era hora de responder la pregunta, a través del diálogo con más de veinticinco personas que han compartido y comparten el camino vital y profesional de Roos. Era lo más adecuado, que fueran esas voces las que respondieran las preguntas y contaran su historia. Porque Jaime ya había repasado su biografía en 2017 para el libro El montevideano, de Milita Alfaro, y porque prefería no hablar con los medios, o sea que por un lado, eran testimonios novedosos. Y por otro lado, por muy obvio que pueda parecer, siempre es mejor que de la influencia y de las transformaciones hablen los que lo notaron y coprotagonizaron.

Fueron semanas maratónicas dentro del universo Roos, en la que los descubrimientos fueron incesantes, y que permitieron dilucidar las razones por las que la obra de Jaime marca un antes y un después.

Jaime Roos en vivo en la década de 1990

Si hoy el candombe y la murga son parte clave del sonido nacional, parte de ese posicionamiento es deudor de la obra de Roos, sobre todo en lo murguero. Aunque Los Olimareños ya habían dado algunos pasos en ese sentido, fue a partir de canciones como Adiós juventud, y sobre todo, de Brindis por Pierrot, que esos géneros trascendieron al círculo carnavalero y se integraron al repertorio cotidiano de forma definitiva.

En particular, fue cautivante descubrir el impacto trascendental que tuvo esa última canción en la idiosincrasia uruguaya, en sus colegas músicos y en el público en general. Es una canción que hoy se da por sentada y que sigue siendo una de esas que “sabemos todos” –aunque seguro son contadas las personas que pueden decir toda su letra de memoria, y su música es compleja–. Pero hay pocas obras en el cancionero local que hayan generado tal revolución y tanta penetración en la fibra popular (en el podcast, Jorge Nasser pone en esa escala a Las Manzanas, de Ruben Rada, al Candombe de la Aduana de Níquel y a El viejo, de La Vela Puerca).

Ahí también entra en juego la capacidad de haber captado sonidos y un lenguaje que estaban en el aire: desde los gritos de los canillitas, hasta las conversaciones en la vereda entre dos veteranas, podían convertirse en un detalle más al momento de grabar una canción.

Otro elemento fascinante fue el hallazgo del nivel de planificación que Roos tenía de su carrera. Más allá de una anécdota que lo tiene a él y a sus colegas Raúl Castro y Jorge Lazaroff como protagonistas, una charla en la que comparten sus deseos a futuro y Roos plantea que quiere convertirse en un “gran cantor popular”, fue llamativo entender que pensaba sus discos, las bandas que conformaría y los tipos de espectáculos que desarrollaría con años de antelación, y márgenes de error mínimos.

Y eso lleva a otro aspecto de su forma de trabajo que intuía pero terminé de entender y conocer a través de este proyecto: su detallismo y una obsesión por llegar a la mejor versión posible de las cosas, una ética de trabajo que se convirtió no solo en una seña de identidad sino también en uno de sus grandes legados inmediatos para sus colegas de distintas generaciones. Eso con algunos colegas generó roces, pero la mayoría reconoce que fue uno de los mayores aprendizajes que se llevaron de su trabajo con él. La necesidad de dedicarle siete horas a grabar dos estrofas, o de pedirle a un cantante que repita la misma frase 50 veces hasta que llegue al balance adecuado de afinación, swing y corazón.

Otros hallazgos fueron sus aportes en el rol de productor musical, una figura prácticamente desconocida o inexistente en la música uruguaya, y que Roos definió y estableció tanto en sus propias obras como en la de otros artistas con los que trabajó desde ese rol,; también el papel que tuvo en profesionalizar distintos aspectos del trabajo musical –tanto en el estudio como sobre todo, en vivo– a nivel local, una influencia que inspiró, por ejemplo, a No Te Va Gustar. Lo mismo con la conexión de su música con Montevideo, en la confección de un retrato de la ciudad –tanto la real como otra más imaginada e idealizada, sobre todo la que pensó en su último autoexilio europeo, y que se retrató en discos como Mediocampo– que está inmortalizada en sus canciones.

Hubo también algunos descubrimientos secundarios, si se quiere, o al menos más curiosos, pero que estuvieron entre los que más disfruté conocer, como el fallido proyecto de adaptación cinematográfica de La margarita, el disco de Roos en el que musicaliza una serie de sonetos de Mauricio Rosencof, un musical pensado como un largo videoclip que estaría libretado por el escritor y dirigido por Guillermo Peluffo; o la influencia de Beethoven en su forma de concebir melodías.

También corroboré que más allá de que su obra más célebre son las canciones murgueras, o algunas que tienen al candombe como fuente, como Durazno y Convención o Amándote, en su discografía hay una particular combinación de música popular y sofisticada, y que su espectro es tan amplio que lo hizo tener un lugar particular en la música uruguaya: es tanto un artista de culto como uno popular, quizás la única figura de la canción local que navega esas dos aguas.

Todos estos hallazgos están presentes en el podcast que comenzará a publicarse este lunes y que continuará a lo largo de la semana, para terminar el próximo viernes 17 de diciembre, el día que marcará el retorno de Roos a los escenarios. Será la celebración de sus cincuenta años de carrera, en los que edificó una huella que cambió para siempre a la música uruguaya, y lo convirtió en un pilar fundamental del sonido de este país.

Las voces

En los cinco episodios de Jaime se escucharán las voces y los testimonios de veintiséis personas, además de la del propio Roos, a través de segmentos de entrevistas de archivo, y de la que concedió a El Observador hace algunas semanas con motivo de su vuelta a los escenarios.

Los invitados son:

Milita Alfaro
Historiadora y docente, es la autora de la biografía Jaime Roos: el montevideano, además del libro (una entrevista a Roos realizada en 1986) El sonido de la calle.

Guilherme de Alencar Pinto
Periodista y musicólogo. Trabajó como asistente de Roos, y estuvo a cargo de las reseñas históricas de sus discos en la primera etapa del proyecto Obra completa.

Francis Andreu
Cantante. Roos fue un mentor desde el inicio de su carrera artística. En 2018 grabó el disco de versiones Francis canta Jaime Roos.

Jorge Bonaldi
Cantautor. Integró junto a Roos los grupos Patria Libre, Canciones para no dormir la siesta y Aguaragua. Durante 1975 vivieron y tocaron juntos en España.

Emiliano Brancciari
Músico y compositor, vocalista y guitarrista de No Te Va Gustar. Compartió escenario con Roos como invitado, durante los primeros meses de existencia de No Te Va Gustar, una visita a un ensayo de Jaime fue una experiencia fundamental para el futuro de la banda.

Juan Campodónico
Músico y productor, colaboró con Roos en la banda sonora del documental Jugadores con patente, realizada junto a Pablo Bonilla.

Laura Canoura
Cantante y compositora. Participó como invitada en distintos discos de Roos. Su debut como solista, Esa tristeza (1985) y su disco Puedes oírme (1991) fueron producidos artísticamente por Roos.

Carlos Canzani
Músico, compositor y productor. Jaime Roos integró su banda durante el espectáculo Aguaragua, en la década de 1970.

Raúl Castro
Compositor, escritor y publicista. Fundador de la murga Falta y Resto. Integró Patria Libre junto a Jaime Roos, y juntos compusieron canciones como La hermana de la coneja, Que el letrista no se olvide y Cuando juega Uruguay.

Gustavo Etchenique
Músico. Fue baterista en los discos Siempre son las cuatro, Mediocampo, Sur, Estamos rodeados y La Margarita, como integrante de las bandas acompañantes de Roos Repique y La escuelita.

Hugo Fattoruso
Músico y compositor. Jaime Roos lo considera como uno de sus ídolos. Participó como invitado en todos los discos de estudio y en vivo que grabó Roos entre 1984 y 2006.

Walter “Nego” Haedo
Percusionista. Integró en ese rol las bandas La escuelita, La doble y Contraseña, así como los espectáculos que Roos desarrolló en los siguientes años. Será parte del espectáculo Mediosiglo.

Martín y Nicolás Ibarburu
Músicos y compositores. Martín (en la batería) y Nicolás (en la guitarra) fueron integrantes de La doble y Contraseña, además de acompañar a Roos en otros espectáculos. Ambos integran la Banda Completa que acompañará al cantautor en Mediosiglo.

Eduardo “Pitufo” Lombardo
Músico y compositor, además de figura de la murga. Integró La escuelita y La doble, además de participar en grabaciones como la de Brindis por Pierrot como integrante de Falta y Resto. Fue el arreglador del coro murguero para Mediosiglo.

Mario Marotta
Fotógrafo. Amigo de Roos desde la década de 1980, fue el autor de la mayor parte de las tapas de los discos del músico en el período que va desde Mediocampo (1984) hasta Fuera de ambiente (2006).

Gustavo Montemurro
Músico, compositor y productor. Integró La doble y Contraseña, además de acompañar a Roos en otros espectáculos. Integra la Banda Completa que acompañará al cantautor en Mediosiglo.

Jorge Nasser
Cantautor. Fue el productor de los primeros espectáculos de Roos en Argentina. Luego realizaría trabajos de diseño gráfico en álbumes de Roos, e integraría su banda en la etapa del disco 7 y 3. Roos fue el productor de su debut solista, Era el mismo (1985).

Guillermo Peluffo
Cantante, compositor y realizador audiovisual. Dirigió distintos videoclips, registros de espectáculos y grabaciones de Roos. El disco Durmiendo afuera de la banda que integra, Trotsky Vengarán, fue producido por Jaime.

Andrés Recagno
Músico. Como bajista participó en Siempre son las cuatro y Mediocampo, como parte de la banda Repique.

Mauricio Rosencof
Escritor, poeta y exguerrillero. Autor de los textos que Roos musicalizó en el disco La margarita; algunas de sus obras teatrales fueron musicalizadas por Roos.

Pablo “Pinocho” Routin
Cantante y compositor. Fue integrante de La escuelita, y participó en grabaciones como la de Brindis por Pierrot como integrante de Falta y Resto. Su disco debut, Noches de Carnaval, fue producido artísticamente por Roos.

Ernesto Tabárez
Músico y compositor, líder de Eté & Los problems. Jaime ha tenido un rol de consejero en su carrera musical.

Andrés Torrón
Periodista y músico. Autor del libro Mediocampo, sobre esa obra de Roos, para la colección Discos de la editorial Estuario. También fue el encargado de las reseñas históricas en el último tramo de la Obra completa.

Adriana Varela
Cantante. Participó como invitada en discos de Roos, que produjo su disco Cuando el río suena (1999).

Alberto “Mandrake” Wolf
Cantautor. Conoce a Roos desde su adolescencia. Jaime fue el productor y participó como invitado de la canción compuesta por Wolf Amor profundo, que luego grabaría en su disco Contraseña y la convertiría en un éxito.

Los episodios

Jaime Roos

Capítulo 1 – Había una vez un Jaime Roos

Los orígenes familiares, las influencias musicales y los primeros pasos profesionales de Roos son repasados en esta primera entrega, para entender los orígenes de su sonido y cómo empezó su carrera. Se publica el lunes 13 de diciembre.

Capítulo 2 – Con fuerza che

En la década de 1980, la más prolífica en cuanto a volumen de obra, Roos consolidó un sonido propio, y se apropió de su herencia para llevar al candombe y a la murga a nuevos ámbitos, integrándolos para siempre en el sonido popular uruguayo. Se publica el martes 14 de diciembre.

Capítulo 3 – El sonido de la calle

Con Brindis por Pierrot, Jaime Roos generó un evento histórico en la música uruguaya. En base a la historia de su canción más popular, este episodio repasa su conexión con la sensibilidad nacional, y cómo terminó de convertirse en una figura masiva. Se publica el miércoles 15 de diciembre.

Capítulo 4 – Las luces del estudio

A lo largo de los años 90, Roos se transformó definitivamente en un referente ineludible de la música uruguaya, gracias a sus multitudinarias giras nacionales, y logró ingresar definitivamente en Argentina con sus canciones. Un vistazo a su trabajo como productor, arreglador y director musical, a través de su labor con sus bandas en vivo y en el estudio de grabación. Se publica el jueves 16 de diciembre.

Capítulo 5 – Y entonces claro

Un repaso a la influencia de Roos en las generaciones más jóvenes de músicos uruguayos y sus actividades en los últimos años, y la respuesta a la pregunta ¿cómo cambió la música del país en sus cincuenta años de carrera? Se publica el viernes 17 de diciembre.

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