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El día que Damiani pretendió traer a Maradona a Peñarol

En febrero de 1997 Peñarol despertó conmovido por la noticia de que Diego estaba dispuesto a llegar al club: “No le costaré un peso. Quiero salir con la camiseta de Peñarol en el Centenario"; Bengoechea dijo que le daría la cinta de capitán y los penales
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25 de noviembre de 2020 a las 16:38

Paysandú. Primeros días del mes de febrero de 1997. El Peñarol de Gregorio, que tenía como objetivo la conquista del Quinquenio, se aprestaba a jugar un amistoso contra Unión de Santa Fe. Pero la siesta fue interrumpida por un revuelo inesperado en la heroica.

“El viernes viene Maradona…”, alcanzó a decirle por lo bajo Gregorio Pérez a su compañero el profesor Gonzalo Barreiro que levantó las cejas y abrió los ojos bien grandes en clara señal de incredulidad. La misma que lo llevó a preguntar: “¿Lo qué?”.

“Sí, me avisaron que el viernes se presenta y tenemos que cambiar el entrenamiento porque no llega para el de la mañana”, expresó el entrenador.

La gente enloqueció. Maradona en Uruguay. Si ya se lo imaginaban entrando al Centenario con la camiseta de Peñarol. Jugando con Tony Pacheco, Pablo Bengoechea y el Pato Aguilera. El hotel donde estaba alojado el plantel se transformó en un hormiguero.

¿Cuándo viene? ¿Dónde va a vivir? ¿Qué día se presenta en Los Aromos? Las preguntas invadían el ambiente.

El periodo de pases se desarrollaba con algunos sobresaltos. El presidente José Pedro Damiani había tenido algunos cruces con el empresario Francisco Casal que le sacó de las narices a Marcelo Otero que quedó para la historia cuando el presidente carbonero dijo que Otero había ido a comer fetucines a Italia.

Sin embargo, el 25 de enero el empresario visitó a José Pedro Damiani en su casa de Punta del Este para fumar la pipa de la paz. “Fue sorpresiva la presencia de Casal; llegó y me dijo que si yo solicitaba licencia en el club él también lo hacía”, dijo Damiani antes de revelar que los dirigentes habían acordado con el empresario las incorporaciones de Luis Romero, Marcelo Zalayeta y Marcelo Romero.

Lo que jamás imaginaron fue que unos días después, el hijo del contador, Juan Pedro Damiani, recibió una propuesta que sacudió el mundo.

Juan Pedro había viajado a Asunción para el sorteo de la Supercopa cuando en un momento coincidió con el empresario de América TV, Hugo Jinkis, un viejo conocido del consejero aurinegro, que luego terminó en la red del FIFAgate. Y Juan Pedro, aferrado al pensamiento de que el que no arriesga no gana, se tiró al agua.

“Hugo, ¿cómo está Maradona?”, preguntó el dirigente mirasol.

“Te gustaría tenerlo en Peñarol, ¿no?”, respondió Jinkis.

“¿Quién no quiere tener una Ferrari o un Porsche en el garaje”, acotó Damiani.

“Está bien, pero un poco desmotivado”, fue la respuesta del hombre de la televisión.

Y de una simple conversación se pasó a los hechos. ¿Un sueño? ¿Una locura? Por estas tierras muchos se preguntan cómo harían los aurinegros para pagarle a Maradona. La respuesta la brindaba el propio Juan Pedro: “Maradona se paga solo. Jugamos tres o cuatro partidos y ya están cubiertos todos los gastos, porque la gente va a llenar los estadios y los espónsores van a venir solos”, declara en la prensa.

¿Y Gregorio qué decía? “Yo no le puedo decir que no al mejor jugador del mundo y más si viene acompañado de Caniggia”, declaraba a El Observador.

Para colmo, Diego se dejaba querer y desde Argentina declaraba: “Les pido a los dirigentes que hagan lo posible para que yo pueda estar ahí”.

La negociación se ponía en marcha.

Juan Pedro se reúne con Diego

A los pocos días Uruguay despertó con la noticia de que Juan Pedro Damiani se había reunido con Maradona en Buenos Aires.

“Los dos fuimos muy francos y él me manifestó que se quería tomar un plazo de tres o cuatro días para ver si seguía entrenando a buen ritmo y con las mismas ganas”, dijo Juan Pedro.

Y ante la incredulidad de mucha gente, Damiani se adelantó a decir que “esto no es un bolazo. Peñarol en su momento ya trajo a César Luis Menotti, al propio Juan Ramón Carrasco cuando nadie creía que eso pudiera suceder”.

En la charla, Damiani fue realista. Le dijo al 10 que Peñarol no lo podía pagarlo. Pero Diego sorprendió con su respuesta: “No le costaré un peso a Peñarol”.

El astro argentino, en declaraciones a radios de la vecina orilla, agregó: “Yo no le voy a pedir un peso a Peñarol. Esto no pasa por el dinero porque cuando fui a Boca me autopagué, porque Eurnekian me dio el dinero”. Maradona entusiasmo a los hinchas de aurinegros diciendo que su incorporación al club estaba concretada en un 80%.

“Para ser jugador de Peñarol faltan algunas cosas de forma que son arreglables. Esperemos que se pueda concretar porque quiero salir con la camiseta de Peñarol en el Estadio Centenario”.

Por ese entonces Diego era manejado por Guillermo Coppola que expresó a El Observador: “Veo a Diego muy entusiasmado y creo que existen grandes posibilidades de que pueda llegar a un acuerdo con Peñarol”.

Gregorio y la charla con el plantel

Peñarol se preparaba para disputar la Copa Libertadores. Y había que ser extraterrestre para sustraerse de la noticia del momento. Por eso Gregorio Pérez reunió al plantel y habló sobre lo que se venía.

El entrenador recordó aquel hecho en el libro Quinquenio (Ediciones B). “Estábamos haciendo la preparación y se da una movida de que había contacto con Maradona y eso avanzó. Tuve una charla con el plantel. Las respuestas fueron súper positivas”.

En medio de la charla Gregorio fue sorprendido por el capitán Bengoechea que pidió la palabra. Muchos pensaron que el 10, serio y profesional como era, no iba a aceptar que el astro argentino gozara de determinados privilegios. Sin embargo, Pablo no solo lo aceptó sino que dijo que le daba la cinta de capitán y además cedía la responsabilidad de rematar los penales.

“Pero claro… Nosotros estábamos encantados. Imagínate, es como que te digan ahora que viene Messi. Nosotros teníamos un buen equipo pero sumarle a Maradona era tremendo”, expresó Bengoechea para el libro Quinquenio recordando aquel suceso que sacudió los cimientos de Peñarol.

Con los jugadores no había problemas, pero el tema es que Gregorio tenía el grupo armadito y no estaba dispuesto a ceder en algunas cosas. Ejemplo: las normas a la hora de entrenar. Motivo por el cual la directiva entendió pertinente que el técnico le hiciera conocer las pautas de entrenamiento al 10 argentino antes de llegar a un acuerdo.

Peñarol avanzó tanto que Juan Pedro Damiani habló con el titular de la Comisión Nacional de Educación Física, Julio César Maglione, para consultarlo sobre la futura cesión de la ficha médica a Diego Maradona. Maglione despejó el camino respondiendo que no habría inconvenientes para darle la ficha al futbolista.

“Con Maradona el tema era el entorno, las costumbres”, dijo el gerente deportivo de entonces Jorge Pasculli.

El tema es que, en determinado momento, los dirigentes le tiraron el fardo a Gregorio y el técnico, sin pretenderlo, se vio involucrado en un lío que no generó.

“Se comprometieron a traerlo y luego de varias reuniones con el jugador me dijeron que yo como técnico del club debo decidir. A mí no me dijeron nada cuando fueron a hablar ni yo pedí al jugador. Pero eso no quita que los dirigentes no tengan derecho a traer a un futbolista”.

Maradona: “Me voy a jugar a Peñarol”

El 19 de febrero Maradona anunció a los cuatro vientos: “Ya está. Me da mucho miedo dejar a la familia pero está decidido: me voy a jugar a Peñarol”. Todo estaba acordado. Pero quedaba un tema: el régimen de entrenamiento del 10.

“Tengo 36 años y no estoy para hacer sacrificios. Estoy para cumplirles como yo quiero. No estoy para que el entrenador me ponga cara larga y me diga: ‘¿qué está haciendo?’. Tampoco quiero que me molesten ni me digan lo que tengo que hacer”, señaló Maradona. Y amenazó: “Si Pérez se pone rígido me vuelvo a Buenos Aires. Después de 20 años en el fútbol no estoy para faltarle el respeto a Gregorio Pérez. Pero si me ponen piedras en el camino me vuelvo”.

Esa noche Maradona aparecía en Canal 12 con un mensaje: “la gente de Peñarol se tiene que quedar tranquila, porque no es que yo no esté dispuesto a entrenar, sino que de repente tengo que llevar adelante una preparación distinta al resto de los jugadores”.

Al día siguiente el técnico de Peñarol, en una entrevista con El Observador, dejaba los puntos claros.

“El 14 de febrero los dirigentes me preguntaron, solo me preguntaron qué opinaba de la posibilidad de incorporar a Maradona y yo les dije que no pensaba absolutamente nada. Ellos ya habían hecho las gestiones sin consultarme a mí. La contratación de Maradona es pura y exclusivamente responsabilidad de los dirigentes, lo que no quiere decir que yo no lo quiera. De ninguna manera, pero es muy fácil tirarme el fardo a mí ahora para que yo resuelva”.

Pérez dijo que de ninguna manera se podía negar a recibir a un jugador de tamaña magnitud en su plantel, pero aclaró: “Acá hay una cosa que es muy clara y es que esto es un negocio que lo iniciaron y lo van a terminar los dirigentes. Acá tenemos las cosas claras: esto es un negocio que les gustó a los dirigentes, que les pareció que era viable para Peñarol y nada más”.

Se enojó el 10

Finalmente el sueño se derrumbó. Maradona se empacó y se bajó. Se fue a Boca. ¿Qué pasó? Juan Pedro Damiani, el hijo del presidente del club y dirigente que lo había ido a buscar, realizó declaraciones que le sirvieron a Diego para bajarse del barco.

 “Esto no se puede dilatar más. Los teleteatros son bárbaros pero facturan, pero esto no puede seguir así. Los coqueteos son lindos entre novios, pero no en el fútbol. Él tiene que respetar el tiempo de Peñarol”, expresó el consejero.

Maradona estalló del otro lado del río: “A mí no me van a apurar como a un novato. Estaba preparando las maletas para viajar, pero yo no puedo aceptar que porque un diario diga que Boca me quiere, se caiga una negociación. Ni voy a aceptar las estupideces de ese señor. Lo de Peñarol lo abortó Damiani porque dijo muchos estupideces y yo, a mi edad, no las puedo aceptar”.

Desde Buenos Aires, el propio Juan Pedro confirmó que el pase quedó trunco. “Ojalá que a Maradona le vaya bien en el equipo al que vaya a jugar. Cuando hablamos por primera vez nos encontramos con un Maradona humilde y con ganas de dar un vuelco en su vida. Pero estas últimas declaraciones nos hicieron pensar en los últimos sucesos en los que estuvo involucrado. No nos pareció feliz cómo habló de la forma en que pretendía entrenarse”.

En su lugar el club incorporó sobre el cierre del perído de pases a Juan Carlos De Lima. El floridense, con pasado en Nacional, fue pieza clave para que Peñarol ganara el Quinquenio.

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