El emprendedor uruguayo del Stand up paddle, el nuevo deporte de moda

El stand up paddle se puede practicar en cualquier espejo de agua. No tiene por qué ser en una playa de la costa del Río de la Plata o el Océano Atlántico; en un arroyo, laguna o hasta tajamar se pueden probar las tablas de stand up paddle. Solo va ser cuestión de tomarse un tiempo para comprender el movimiento de la tabla, la forma de usar los remos, y detectar el momento justo del paso clave: subirse a la tabla. La gracia  es poder pararse en la tabla, y cuando ya se está de pie poder remar con tranquilidad.

Este no es un deporte para profesionales. Carlos Pena, el emprendedor que lleva adelante desde hace cuatro años la empresa Swellboards de tablas de sup, piensa que esta característica es una de las más interesantes: “La gente cree que es un deporte para surfistas y no es así. Se puede acercar cualquiera que venga de otra disciplina, o quien simplemente tenga ganas de comenzar a practicar actividad física”.

Pena dice que Swellboards no vende simplemente tablas para practicar stand up paddle. “Nosotros invitamos a la gente a forma parte de una comunidad. Las personas quieren pertenecer a un grupo, pasarla bien, estar comunicados entre sí. Vendemos experiencias. Además, las sensaciones que produce el contacto con el agua, son increíbles”, explica.

Actualmente hay un grupo de Whatsapp donde los deportistas comparten sus experiencias, se realizan consultas sobre el tiempo meteorológico o el comportamiento de las olas. La interacción también es grande en Instagram. “La idea es mostrar lo que se puede hacer con este deporte, y que cualquiera lo práctica”, detalla Pena, que al hablar dirige la atención con sus manos y coloca los brazos como si estuviera con un remo en la mano.

Remar en pleno invierno

Swellboards nació del gusto personal que Pena encontró en el Stand up paddle. “Venía de otras disciplinas, había practicado mountain bike y natación. Un amigo del exterior me comentó sobre esto y al principio no me pareció que fuera algo para mi”, cuenta el emprendedor. Pero la primer tabla que usó le llegó un día de julio y ese mismo día ya se lanzó al agua en la playa de Pocitos, aunque había el viento helado típico de pleno invierno. Se fue hasta la rambla, infló su tabla, miró las olas y se tiró. A los pocos minutos ya comenzó a conocer la tabla, los movimientos, y listo, perfecto, estaba practicando stand up paddle.

La primera tabla que Pena tuvo fue inflable, y de hecho son las que más venden ahora. Son las más baratas, prácticas de transportar y también de usar. Las de Swellboards cuestan US$ 850. Lo particular de esto es que una tabla de casi cuatro metros queda reducida al espacio de una mochila. 

Además de tablas amateurs, Swellboards vende profesionales. Los costos de estas llegan a US$  2.800, agregándole el valor de la funda y los remos. En Uruguay ya se comenzó a practicar este deporte de forma profesional, pero aún no se ha competido a nivel internacional.

Logística aplicada 

Pena dejó hace muy poco su trabajo fijo y ahora se dedica 100% a Swellboards. “Fueron unos años de mucha locura, noches sin dormir. Hasta que en un momento pude enfocarme solamente en esto”, recuerda. La financiación salió enteramente de sus ahorros personales. 

Hoy él es el encargado de todo. Tiene diferentes colaboradores que están en el área de diseño y también en el manejo de redes sociales. Pero Pena se encarga de gestionar y ejecutar las tareas: contacta a la fábrica en Asia -a la que envían los modelos que diseñaron-, coordina la llegada de las tablas a Uruguay, las organiza para la distribución y se hace cargo de que los puntos de ventas tengan producto y la información necesaria para vender.

Las tablas son diseñadas en Uruguay. Swellboards envía de forma remota el diseño, con las especificaciones de tamaños, materiales y colores, y éstas son fabricadas en Asia.

Expansión  a la región 

Lo que se viene ahora es un crecimiento en puntos de distribución. Actualmente se vende en Uruguay y en Argentina. “Este verano llegamos a vender 400 tablas, ahora estamos esperando la llegada de unas 200”, cuenta Pena.

La idea es que el negocio se expanda a otros países. En Argentina la llegada es reciente, pero la cantidad de demanda le deja claro a Pena que el negocio aumentará. “Es una cuestión de escala, una cosa es llegar al 1% de los uruguayos que somos 3 millones, y otra e  llegar al 1% de los argentinos, brasileños o chilenos”, comenta.

Swellboards recibió el apoyo de Agencia Nacional de Desarrollo (Ande). Todo el proyecto para presentar a la agencia se llevó adelante con la incubadora Da Vinci, que continúa siendo un apoyo fundamental.  “Entre los objetivos que nos propusimos es entrar a nuevos mercados. Crecer en Argentina, en puntos de ventas y en volúmenes de venta”, detalla Pena. La marca también proyecta posicionarse en otros países de la región.