Un gusano sobrevivió 46.000 años en Siberia

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El gusano más longevo del mundo sobrevivió 46.000 años en el Permafrost de Siberia

Un hallazgo tan fascinante como inquietante de cara al calentamiento global que hace de la película Parque Jurásico un mal menor
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01 de agosto de 2023 a las 05:03

Algunos escasísimos organismos han desarrollado la asombrosa capacidad de entrar en un estado de metabolismo suspendido llamado criptobiosis cuando las condiciones ambientales son desfavorables. Entre ellos se encuentran los nematodos, unos milimétricos gusanos que viven en el suelo, o bien en medios acuáticos y marinos. Varias especies, entre las más de 25.000 que se conocen, se encuentras conservadas en el hielo del Permafrost de Siberia.

Uno de ellos ha logrado romper un récord: ha sobrevivido más de 46.000 años, lo que lo convierte en el ejemplar resucitado más viejo de su especie alguna vez descubierta, según se detalla en un estudio publicado en la revista científica PLOS Genetics.

La nueva especie ha sido bautizada como Panagrolaimus kolymaensis, debido a que fue encontrado en 2002 en la madriguera de una ardilla fosilizada, cerca del río Kolymá, uno de los grandes cursos de Rusia, en el extremo noreste de Siberia y que desagua en el golfo del Kolymá, en la parte central del mar de Siberia Oriental.

Si bien fue revivido por los científicos en 2018, hasta ahora no se había estudiado su longevidad. "Una datación por radiocarbono indica que los individuos de Panagrolaimus han permanecido en criptobiosis desde finales desde el Pleistoceno hace unos 46.000 años", algo nunca antes visto en otras especies antes halladas, según los autores del artículo.

Especies como los nematodos, los tardígrados y los rotíferos  tienen una habilidad especial para poder sobrevivir a temperaturas muy adversas. En respuesta a procesos de deshidratación o congelación extrema pueden ingresar en un estado de letargo en el que reducen su consumo de oxígeno y ralentizan su proceso metabólico.

En concreto, el equipo de científicos descubrió en el laboratorio que los nematodos pueden sobrevivir deshidratados a temperaturas de 80 grados bajo cero y que durante el proceso produjeron trehalosa, un compuesto orgánico que se cree que podría ayudar a proteger las membranas celulares de la deshidratación. Curiosamente, los gusanos que no estaban deshidratados antes de ser congelados morían al instante.

"Nuestras determinaciones son esenciales para comprender los procesos evolutivos, porque los tiempos de generación pueden oscilar entre días y milenios, y porque la supervivencia a largo plazo de los individuos de una especie puede dar lugar al resurgimiento de linajes que de otro modo se habrían extinguido", afirma Philipp Schiffer, uno de los autores del artículo.

Hoy, el calentamiento global pone en riesgo el Permafrost, un ecosistema único que constituye una fuente excepcional para descubrir una amplia variedad de organismos vivos unicelulares y multicelulares que sobreviven en criptobiosis durante períodos prolongados.

Un depósito único

La posibilidad de explotar el Permafrost como fuente para la reanimación de animales multicelulares se descubrió en 1936. Un crustáceo Cladocera viable, del suborden de los crustáceos braquiópodosa que comprende unas 400 especies, entre ellas las pulgas de agua, quedó preservado durante varios miles de años en el Permafrost de Transbaikalian, la región montañosa de Rusia que se extiende más allá del lago Baikal.

Su descubridor fue el científico ruso Kapterev, quien trabajó en la estación científica siberiana de Skovorodino como prisionero del gulag. Desafortunadamente, su observación pasó desapercibida durante décadas. "Estudiar la adaptación de las especies a entornos tan extremos, mediante el análisis de sus genomas, nos permitirá desarrollar mejores estrategias de conservación frente al calentamiento global", añade el artículo firmado por Schiffer.

El nematodo revivido en laboratorio fue encontrado fue encontrado en una madriguera congelada a 40 metros de profundidad y a 11 metros sobre el nivel del río Kolymá, constituida por un túnel de entrada y una gran cámara de anidación de hasta 25 centímetros de diámetro, un  lugar no perturbado y nunca descongelado desde el Pleistoceno tardío.

Según los científicos, el hallazgo, vinculado a investigaciones anteriores, indica que al adaptarse para sobrevivir en el estado criptobiótico por períodos cortos de tiempo en ambientes como el Permafrost, algunas especies de nematodos ganaron el potencial necesario para que los gusanos individuales permanezcan en ese estado por períodos de tiempo geológicos.

El tema no es menor. “Esto plantea la cuestión de si existe un límite superior para el tiempo que un individuo puede permanecer en el estado criptobiótico”, se interroga el artículo. La evidencia indica que los períodos de tiempo prolongados pueden estar limitados sólo por cambios drásticos en el medio ambiente, como fuertes fluctuaciones en la temperatura y la radiactividad natural, entre otros factores necesarios para la vida, como el agua, el oxígeno y la luz solar.

“Estos hallazgos tienen implicancias para la comprensión de los procesos evolutivos, ya que los tiempos de generación pueden extenderse de días a milenios, y la supervivencia a largo plazo de los individuos de las especies puede conducir a la refundación de linajes que de otro modo estarían extintos”, señala el artículo.

No sólo eso. Los descubrimientos son especialmente interesantes en el caso de las especies partenogenéticas; es decir: aquellas en la que la forma de reproducción está basada en el desarrollo de células sexuales femeninas no fecundadas. Algo que se da con cierta frecuencia en crustáceos, insectos, anfibios y reptiles, más raramente en algunos peces y sobre todo, en aves.

Dicho de otra forma: cada individuo puede generar una nueva población sin necesidad de encontrar pareja o, si se quiere, evadiendo el costo del sexo. “Finalmente, comprender los mecanismos precisos de la criptobiosis a largo plazo y las señales que conducen a las reanimaciones exitosas puede informar nuevos métodos para el almacenamiento a largo plazo de células y tejidos”, explican los investigadores.

¿Una nueva caja de Pandora?

El asunto, sin embargo, tiene un costado inquietante. Y no se trata de los dinosaurios de Parque Jurásico, la película de ciencia ficción de Steven Spielberg, basada en el libro homónimo de Michael Crichton. El mundo actual, calentamiento global mediante, enfrenta una nueva amenaza de microbios y antiguos organismos encerrados en la criosfera.

La criosfera, en definitiva, actúa como el mejor lugar de conservación para estos pequeñísimos organismos que se mantienen vivos durante miles y millones de años. Su liberación, según algunos científicos, debería ser motivo de preocupación. ¿Larazón? Podrían causar infecciones en los seres humanos, o bien interactuar con microorganismos contemporáneos y afectar sus capacidades físicas, sus habilidades para supervivir y sus tasas de mutación.

Además, los microorganismos contemporáneos podrían absorber el ADN desnudo desbloqueado, lo que podría a su vez transformar microorganismos no patógenos en microbios mortales resistentes a los antibióticos. Además, la resurrección de los microorganismos glaciales por la vía del calentamiento global podría causar efectos adversos en los ecosistemas río abajo. En definitiva, la liberación de patógenos glaciales y de  los ADN desnudos es  una posibilidad real que puede provocar brotes fatales.

¿Deberíamos prepararnos para el posible resurgimiento de enfermedades causadas por estos microbios, algunos tal vez encerrados en la inofensiva Panagrolaimus kolymaensis hallada en la madriguera de la ardilla fosilizada? El interrogante, por ahora, carece de respuesta. Sin embargo, se ha demostrado que la supervivencia de microorganismos en muestras antiguas puede perpetuarse en el Permafrost hasta 3,5 millones de años.

De hecho, la “resucitación” de una semilla conservada durante unos 30.000 años en el Permafrost siberiano abrió la puerta a campos disciplinarios derivados de la medicina y la biología molecular. En definitiva si una planta se puede regenerar, ¿por qué no un virus, una bacteria o un parásito? En ese caso, los hipotéticos dinosaurios de Parque Jurásico se diría que son con el peligro menor.

(Con información de PLOS Genetics)

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