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El mundo está “anegado en petróleo” otra vez

Las burbujas especulativas traen consigo una buena dosis de tonterías disfrazadas de análisis económico. Hace apenas tres meses que las materias primas emprendieron su profundo y veloz descenso, y ya se dice que la caída de los precios del petróleo estimu
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11 de abril de 2011 a las 19:05

Hace tres meses, el mundo se estaba quedando sin petróleo.

En serio. No bromeo. Por doquier, uno oía murmurar que se avecinaba el día en que el petróleo se acabaría de una vez por todas.

Ahora hay demasiado petróleo, y la OPEP ha juzgado necesario bajar las metas de producción por vez primera en tres años. La semana pasada, la Organización de Países Exportadores de Petróleo, ante la caída del precio del crudo a la mitad desde julio, anunció un recorte de producción de 1,5 millones de barriles diarios.

Los mercados mundiales, al recibir la noticia de la reducción de la oferta de petróleo, hicieron bajar los precios aún más. El crudo cayó US$ 3,69 por barril el viernes, a US$ 64,15. Este lunes, el petróleo bajó otros 93 centavos a US$ 63,22, su precio más reducido en 17 meses.

Qué rápido cambian las cosas. ¿O no?

Todas las burbujas especulativas tienen algo de verdad en ellas para justificar su existencia. Esta vez se trató de China y la India. Para alimentar su rápida industrialización, estos gigantes emergentes asiáticos estaban consumiendo todas las materias primas que el mundo podía producir.

No es que el cuento fuese mentira; era viejo. La creciente demanda mundial probablemente fue la razón del aumento gradual de los precios del petróleo desde US$ 20 por barril hasta US$ 40 a principios de la década en curso, y hasta US$ 60 para mediados del 2005.

Lo que cobró vida y letanía propias fue el ascenso precipitado a US$ 147. Los países emergentes no empezaron a consumir enormes cantidades de crudo, carbón y cobre de súbito a mediados del 2007.

Justificación de diversificación

Mas los analistas de la TV y la prensa nos decían con toda seriedad que la duplicación de los precios del petróleo de julio del 2007 a julio del 2008 se debía a la demanda fundamental, en vez de a las compras especulativas o a que los inversionistas, incluso los fondos de pensiones, “se diversifican” hacia “inversiones alternativas” en busca de “rentabilidades no correlacionadas”. (Suena mucho mejor que admitir que uno ha cometido la tontería de comprar lo que subía y que ahora tiene un montón de cosas que nadie quiere).

“Sucede en todos los mercados”, dice Michael Aronstein, director general de la consultora financiera Marketfield Asset Management de Nueva York. “Una vez que algo sube una cantidad enorme, creando una riqueza insondable para los agentes afortunados, alguien formula un argumento, ex posteriori, en el sentido de que estamos apenas en el principio y que no es muy tarde para entrar”.

Este consejo “suele formularlo alguien que tiene un interés personal en vender la cosa”, dice Aronstein.

Para principios de los años ochenta, tras dos crisis petroleras en los diez años anteriores, el comentario acostumbrado sobre el crudo era más o menos así: los precios del petróleo no podían bajar porque estaban en manos de un cartel (la OPEP). Los bancos otorgaron créditos a la industria petrolera porque creían -¡naturalmente!- que el activo subyacente no podía bajar de precio.

Al desplomarse el precio a unos US$ 11 por barril en 1986, ese mito se vino abajo con ellos.

Apogeo del petróleo

La subida del crudo este año contó con el apoyo de la teoría popular sobre el “apogeo del petróleo”. En un libro publicado en el 2005, “Twilight in the Desert: The Coming Saudi Oil Shock and the World Economy” (Ocaso en el desierto: la cercana crisis petrolera saudí y la economía mundial), el ejecutivo de banca de inversión Matthew Simmons argumentó que la producción petrolera de Arabia Saudita, el mayor productor del mundo, está “en su máximo volumen sostenible o cerca de este” y que probablemente disminuya en el futuro previsible.

Pocos años antes de que la teoría del apogeo del petróleo prendiera, el mundo estaba “anegado en petróleo”, según el artículo principal de la revista The Economist del 6 de marzo de 1999.

El petróleo se vendía entonces a US$ 13,50 por barril. “Puede que nos encaminemos hacia los US$ 5”, predijo The Economist. “En todos sitios los consumidores se regocijarán con la perspectiva de tener petróleo barato y abundante por el futuro previsible”.

El precio del petróleo subió como un cohete.

Al igual que el mundo de la moda, en los mercados las tendencias van y vienen. El petróleo es un recurso limitado, si bien vasto. En algún punto en el futuro, probablemente se nos agote, al menos en la forma en que lo conocemos.

El ingenio

El ingenio del hombre es igualmente vasto. Cuando llegue la hora, dados todos los incentivos fiscales que se arrojarán en dirección de las fuentes de energía alternativa, tengo plena confianza en que el mundo no volverá a viajar en coches de caballos.

Las burbujas especulativas traen consigo una buena dosis de tonterías disfrazadas de análisis económico. Hace apenas tres meses que las materias primas emprendieron su profundo y veloz descenso, y ya empiezan las tonterías: se dice que la caída de los precios del petróleo estimulará la demanda del consumidor.

¡Alto ahí! El precio del petróleo (y otras materias primas) está cayendo por una merma de la demanda, tanto efectiva como prevista. Expresada a manera de gráfico, la curva de la demanda del petróleo ha vuelto atrás, hacia la izquierda. Los consumidores están comprando menos combustible (gasolina, petróleo para calefacción) que antes al precio que sea.

Decir que los precios más bajos estimularán la demanda, un concepto erróneo que muchos tienen, es confundir un movimiento a lo largo de la curva de la demanda (menor precio, mayor cantidad) con un retroceso en la curva (menor precio, menor cantidad).

Causa y efecto

No sé por qué esto es un concepto tan difícil de entender. La gente confiere a los precios del petróleo toda suerte de poderes místicos. Ven caer un precio y lo tratan como una causa en vez de un efecto.

El que los precios del petróleo estén cayendo pese al anuncio de que la OPEP reducirá su producción -la reducción de la oferta tendería a elevar el precio en vez de a bajarlo- sugiere que la demanda está cayendo aún más velozmente de lo que la OPEP puede reducir la oferta.

Eso no aumentará la demanda, pero ¿quién sabe?, quizá ayude a recapitalizar los bancos.

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