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El peligro de mentirnos a nosotros mismos sobre el futuro

Los psicólogos han descubierto que somos más tolerantes a las falsedades que algún día pueden resultar ser ciertas

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28 de abril de 2022 a las 14:03

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Por Anjana Ahuja

Los mentirosos se salen con la suya por muchas razones. Una falsedad puede parecer trivial o intrascendente. A veces mentimos para hacer un bien: podríamos argumentar que es más amable tranquilizar a un colega ansioso acerca de su nuevo corte de pelo que observar su coronilla con cierto horror.

Ahora los psicólogos han descubierto una nueva forma en la que aceptamos las falsedades que nos dicen; se basa en nuestra capacidad de imaginar el futuro. Las personas están más inclinadas a disculpar una actual mentira si creen que algún día se volverá realidad, especialmente si la ficción se alinea con sus creencias.

Ya sea que la deshonestidad en cuestión se trate de la exageración de un currículum laboral o del alcance de la violencia armada, la investigación muestra que las personas pueden estar psicológicamente dispuestas a otorgarle aprobación moral a la información falsa.

Los resultados de la investigación tienen repercusiones tanto para la política como para los negocios, en los que las declaraciones futuristas y optimistas son la norma. “Los resultados son preocupantes porque las personas no pueden verificar lo que podría convertirse en realidad en el futuro”, dice Beth Anne Helgason, una estudiante de doctorado en psicología organizacional en la London Business School, quien dirigió la investigación publicada este mes en la Revista de Psicología Social y Personalidad.

En un experimento que involucró a más de 400 estudiantes de maestría en administración de empresas de 59 países, la mayoría creía que no era aceptable que un solicitante declarara falsamente que contaba con habilidades de modelado financiero en un currículum. Pero cuando se les pidió que imaginaran que la escuela de negocios de un solicitante podría ofrecer un curso de verano sobre este mismo tema, su desaprobación se suavizó.

Helgason explica: "Si el solicitante tenía la posibilidad de aprender las habilidades de modelado financiero en algún momento en el futuro, entonces los estudiantes no pensaban que fuera tan malo afirmar falsamente que tenía conocimiento de estas habilidades en el presente, incluso si no había garantía de que sucediera este aprendizaje. Cuando combinas eso con el hecho de que las personas realmente no saben qué habilidades tendrán en el futuro, se vuelve muy peligroso".

Agregar suposiciones "prefactuales" — afirmaciones condicionales si-entonces sobre lo que podría suceder en el futuro — también cambió las percepciones de las personas sobre las declaraciones políticas que sabían que eran incorrectas. La afirmación falsa de un demócrata de que la violencia armada mata a 500 personas al día en EEUU (la cifra real para 2020 fue una cuarta parte de eso) tenía más probabilidades de ser juzgada como cierta en términos generales cuando se les pidió a los participantes que consideraran la suposición “prefactual” de que las muertes podrían llegar a este punto si los republicanos relajaban las leyes de control de armas.

Cuanto más estuviera alguien de acuerdo con la esencia de la declaración, es decir, que hay demasiadas muertes por armas de fuego, menos probable sería que considerara la mentira como poco ética y más probable que declarara su voluntad de compartirla en las redes sociales. Los participantes de tendencia republicana se inclinaron más a creer la afirmación exagerada de Donald Trump sobre el déficit comercial entre EEUU y China, después de leer una suposición “prefactual” sobre cómo podría aumentar el déficit. Esto reafirma el papel del sesgo de confirmación y del razonamiento motivado con respecto al margen de credibilidad que otorgamos a las falsedades.

Una combinación de exceso de confianza y de ideas de "qué pasaría si" podría convertirse en un camino hacia el fraude. Los investigadores citan el escándalo de Theranos como un posible ejemplo. La fundadora Elizabeth Holmes, que recaudó más de US$700mn para una tecnología de análisis de sangre que nunca existió, declaró de manera célebre: "Fracasaremos más de mil veces, pero lograremos el éxito la vez número 1001". Ella creía que su tecnología milagrosa algún día existiría y que eso justificaba la mentira de que la tecnología ya existía actualmente. Este extremo pensamiento prefactual puede haber sido su ruina.

Del mismo modo, debemos estar atentos a las figuras políticas que manipulan con la promesa constante de un futuro brillante. Un futuro no comprobable es un regalo para los estafadores, ya sean empresarios sin escrúpulos o políticos sin principios.

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