Diego Battiste

El Presupuesto en el “país de las sonrisas” (fingidas)

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21 de mayo de 2020 a las 16:35

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El aumento de la deuda es preocupante y obliga a una baja del gasto público, pero el presidente no quiere que gane el desánimo, y pretende que haya esperanza de crecimiento. De eso te voy a hablar en la newsletter Rincón y Misiones de esta semana.

No me gusta nada este tiempo de distanciamiento y tapabocas. Para conseguir noticias, nada sustituye el diálogo personal, el café compartido, mirar a los ojos a las “fuentes de información”, el guiño cómplice con un informante o un entrevistado. La buena información se consigue en ese “mano a mano”.
Sin embargo igual logro ingeniarme con un combo de whatsapp y zoom bilaterales y a veces con sorpresa de madrugada: un ministro me respondió un mensaje a las 2:42 horas de la madrugada de un jueves, y le respondí a las 2:44 AM, mientras leía a Platón y escuchaba blues.
La columna de esta semana surge con algo así, un curioso mensaje recibido el sábado a la medianoche.

“Disculpa, te iba a responder ayer y se me fue el tiempo. Y ahora viendo el canal que recomendaste me acordé tanto … Hablamos el lunes, saludos”.

Nada de lunes: respuesta al toque. Le había sugerido ver Allegro HD y justo estaba viendo la opereta “El país de las sonrisas” (Das Land des Lächelns), por lo que me tenté a preguntarle sobre el vínculo de esa estupenda obra musical de Franz Lehár, con el motivo de mi consulta sobre el Presupuesto Nacional.

“Y, no te das cuenta? Se viene un tiempo político bravo, donde tenemos que dar respuestas antipáticas pero a la vez mantener el buen ánimo; sonreir. Como el príncipe …”, me respondió.

La opereta es  la referencia a la costumbre china de sonreír siempre, independientemente de lo que esté pasando. El personaje principal, el príncipe Sou-Chong, abre la opereta con el aria "Siempre sonriendo", que describe esto.

Un par de mensajes de cordialidad formal, pero … nada el domingo, y nada el lunes. El martes sí que hablamos bastante y ya en el medio había rastreado datos entre “otras fuentes”.

El Legislativo está concentrado en la Ley de Urgencia, mientras el Ejecutivo ya está con el Presupuesto Nacional. Arbeleche capitanea la Rendición de Cuentas 2019 que debe ir  al Parlamento en junio, mientras se trabaja en el voluminoso informe del Presupuesto quinquenal. 

El presidente Lacalle Pou quiere mantener criterio de austeridad fiscal, pero sin dramatizar sobre el futuro; hay que evitar que todos se retraigan más de lo necesario.

El fantasma de 2015 sobrevuela la Torre, porque en ese año -que fue bisagra en el tiempo económico, Vázquez y Astori sinceraron una herencia fiscal preocupante y eso pegó mal en la confianza de consumidores y en decisiones empresariales.

“Luis no quiere mala onda, quiere que sepamos cuidar los recursos, pero que no matemos la esperanza”, resumió uno de los consultados.

“Hay que transmitir que se debe corregir lo malo que dejó el gobierno del Frente, pero que hay esperanza de crecimiento, que hay oportunidades, que hay que generar clima bueno para los negocios; nada de bajar los brazos”: así lo pintó una figura de gobierno que conoce bien al presidente.

¿Fue una señal de Lacalle Pou, lo del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba) que lo liberó del tope de gasto, con rebaja de 15%? Eso fue un gesto político, que muestra pragmatismo pero que no debe confundir.

No hay plata para repartir, hay que ser creativo, pero el gasto debe bajar, y mucho.

Uruguay tiene déficit, que aunque se achique, es un saldo en rojo que se cubre con deuda, y para tomar crédito hay que tener quien preste.

Hoy hay crédito, y a tasa relativamente baja, por buena conducta política, estabilidad institucional y un manejo de deuda profesional, que se mantuvo en todos los gobiernos (no hay concentración de plazos, hay parte importante en pesos y no tanta dependencia del dólar).

Pero hay riesgo de perder eso si no se corrige el fisco, porque los últimos años se encendió una luz amarilla por el creciente gasto público que empeoró el déficit.

La relación de deuda del gobierno central con el tamaño de la economía, había bajado a 37,4% en el 2013 pero comenzó a subir y llegó a 53,3% a fin del año pasado. Esa misma deuda, pero neta, era 34,5 del PIB en 2013 y el año pasado llegó a 49,5% del producto, lo que muestra una tendencia muy preocupante (datos del MEF). 

Este año, la crisis sanitaria obliga a mayor gasto público en salud y asistencia social; el estallido de desempleo deriva en caída brusca de aportes previsionales y aumento fuerte de subsidios de BPS; hay menos recaudación de impuestos, o sea, mucho más déficit. Además, la economía se contrae por lo que el PIB es menor, y el dólar aumentó, o sea que el producto cae más medido en dólares.

En consecuencia, sube la relación deuda contra PIB en dólares.

¿Cuánto?

El último informe del MEF indica en el cuadro sobre “Necesidades y Fuentes de Financiamiento del Gobierno Central” que estima el déficit primario (sin intereses) en US$ 1.500 millones y el pago de intereses en US$ 1.529 millones, por lo que el déficit es más de US$ 3.000 millones (solo gobierno central).
Eso llevaría la deuda neta (en la medida que tomamos antes) a 55% del PIB, y la bruta a 59% del producto, como mínimo. Eso es lo que vienen advirtiendo algunas calificadoras de riesgo.

No aguanta eso.

Uruguay goza de prestigio internacional y los buenos resultados en el combate al Covid-19 generan en analistas de riesgo, expectativas de una recuperación económica más rápida y mejor que en otros países.

Por eso, el “riesgo país” que era de 143 puntos el 19 de febrero y subió a 420 puntos el 23 de marzo, ha bajado a 272 puntos el miércoles 20: el mercado transmite confianza, pero mira con atención.

La “regla fiscal” de la Ley de Urgencia está bien vista como herramienta responsable, pero el partido se juega en la cancha presupuestal.

Austeridad, austeridad y austeridad: esa es la consigna para el Presupuesto.

Claro que Lacalle Pou quiere mostrar que esto es por responsabilidad y no por cultura de ajuste, y a la vez transmitir que hay un país en obra, con planes de crecimiento.

Así estará el gobierno, como Sou-Chong, con una sonrisa para transmitir buen animo y buena onda, aunque haya que cortar y recortar gasto público. 

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