26 de septiembre 2024
Dólar El Observador | Auspicio BROU Cotizaciones
Compra 41,00 Venta 43,40
21 de mayo 2019 - 5:00hs

Por alguna intrincada razón, los cuatro candidatos del Frente se sintieron obligados a salir a decir, en la reunión de Melo, que son la misma cosa. Lo que implica al menos una contradicción cuando lo que se está disputando es una interna, en la que los candidatos justamente tratan de explicar las diferencias con sus oponentes dentro del partido, y por qué hay que votarlos a ellos. 
Seguramente atribuyeron el quedo de su coalición en las encuestas a no haber mostrado suficiente verticalismo ideológico, o a no haber levantado las mismas banderas. Entonces unificaron sus consignas en la lucha contra la maléfica derecha, obsoleto modo de concebir la realidad y relativizar las necesidades de la sociedad, o metodología para no tener que explicar los fracasos en los temas diarios que le interesan a los votantes. 

Los cuatro candidatos se ocuparon - en vez de sus propuestas - de las internas de los demás partidos, y opusieron reparos dialécticos a todas ellas, pero en ningún caso explicaron cuáles serían las propias. Y, por último, ocuparon el resto del tiempo en volver a las luchas residuales de los años 70, que es otro artilugio para sacar la lupa de los aspectos que le importan a la gente. El concepto sería más o menos así: ante cuestiones tan importantes como la lucha contra la derecha o la represión de los 70, preocuparse por la educación, la seguridad, el trabajo o el progreso personal es de un egoísmo antipatriótico imperdonable. 

El relato y la construcción dialéctica brillaron cuando cada uno criticó los planes de los partidos opositores sobre los temas de fondo. Resultó evidente que se estaban salteando la discusión interna para meterse en las elecciones de octubre, señal de cierta desesperación por los resultados de las mediciones, que obligaron a salir al cruce. 

Más noticias

Mario Bergara acusó a la oposición de no tener planes. Esa afirmación es falaz. La oposición ha mostrado planes o propuestas para todas las temáticas que preocupan a la ciudadanía. Algunos abarcativos, otros más puntuales, se acuerde o no con ellos.  Por eso es injusto, poco serio e improcedente acusarla de falta de propuestas. 

En cambio, y ya que se tocó el punto, cabe preguntar: ¿Cuál es el programa del Frente Amplio? ¿Qué piensan sus candidatos de la educación, la seguridad, la creación de trabajo, el crecimiento? ¿Qué piensa cambiar de su gestión de estos últimos años? ¿Le parecen razonables los resultados o le indican que debe realizar ajustes? Daniel Martínez, por ejemplo, perdió la oportunidad de explicar lo que se hará para mejorar la recolección de la basura, o la creación de empleo. Prefirió bajarle el precio a la democracia diciendo que no será verdadera hasta que se sepa más de los desaparecidos, rubro al que se dedicará en estos días: “para decirles que queremos verdad y justicia”. ¿A quién se lo quiere decir? El Frente estuvo 15 años en el poder. 

¿Cuál es el plan del Frente y por qué lo escamotea?  Es claro que su íntimo proyecto único es subir impuestos y poner nuevos, con la excusa de la lucha contra la odiada riqueza, el despreciado capital y la derecha oligárquica, un odio que ha sabido cultivar en su base. Pero ¿está eso ponderado en sus efectos proyectados, en la caída de las inversiones, en la pérdida de puestos de trabajo? ¿O se trata de un manotazo al voleo al patrimonio ajeno para tapar los desequilibrios que han provocado y los que se vienen? ¿Y cuánto dura ese recurso? 

¿Qué hará en materia de educación? La omisión y el silencio, aunque tome la forma de palabras vacías y relato, otorgan el derecho a sostener que el plan consistirá en sacarle más fondos a los privados para repartírselos a los sindicatos, sin abandonar el proyecto trotskista que ha destruído el futuro de los jóvenes y aumentado la brecha de oportunidades. Si el plan no lo escribe el Frente, la sociedad se lo imaginará. 

Donde es notable la falta de un proyecto del FA es en la política laboral, tanto hoy como para el futuro. Desde la triste claudicación del estado en la discusión con Adeom, en que el nuevo intendente se ha rendido a la presión del sindicato que lo tiene de rehén, a la mansa aceptación del sabotaje del PIT-CNT a las negociaciones con UPM. Los datos de desempleo y actividad muestran que se requieren cambios urgentes y radicales, no solo por la necesidad de crear trabajo, sino por el potencial estallido del sistema jubilatorio. Si existe un plan en esta área debe ser parecido al plan del avestruz. ¿O la línea será la de Petrobras y Montevideo Gas? 

Tampoco parece que el gobierno tuviera un plan integral a partir de 2020. Resulta patético cuando se escuchan elogiar sin cifras ciertas ni ninguna proyección técnica los beneficios de UPM2, una dudosísima inversión tanto en sus montos como en los resultados verdaderos para el país, protegidos por el secreto de las negociaciones. Lo único cierto es que la deuda externa aumentará 10% para hacer un ferrocarril ad-hoc, más gastos estatales que son subsidios. La realidad es que, desde el fin del período Cenicienta, sólo hizo la plancha.  

Y tampoco muestra señales serias de haber comprendido la situación local y global, sin pretender que esboce una solución perfecta. Al contrario, ha descartado y desoído todos los intentos de explicarle que con las presentes reglas ahondará gravemente los problemas. 
No tiene otro camino que apelar a la lucha de clases, la derecha, el capitalismo, la inequidad, la distribución de la riqueza y los desaparecidos de los setenta. No tiene un plan ni una propuesta para el país. Más que para una elección, pareciera estar preparándose para la resistencia. 

Temas:

Frente Amplio Oposición

Seguí leyendo

Te Puede Interesar

Más noticias de Argentina

Más noticias de España

Más noticias de Estados Unidos