Tobarra, un pueblo de Albacete que no llega a los 8.000 habitantes, obviará la recomendación de cambiar la hora para mantenerse fiel a la tradición de tocar el tambor, sin pausa, durante 104 horas seguidas, como ocurre cada año en Semana Santa.

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El pueblo que no cambiará la hora para mantener sus tradiciones

Del Sábado de Gloria al Domingo de Resurrección, toda España se adaptará al nuevo horario, pero los relojes de Tobarra se mantendrán impasibles al cambio.
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30 de marzo de 2024 a las 09:23

Tobarra, un pueblo de Albacete que no llega a los 8.000 habitantes, obviará la recomendación de cambiar la hora para mantenerse fiel a la tradición de tocar el tambor, sin pausa, durante 104 horas seguidas, como ocurre cada año en Semana Santa.

Del Sábado de Gloria al Domingo de Resurrección, toda España se adaptará al nuevo horario, pero los relojes de Tobarra se mantendrán impasibles al cambio para que se cumplan las 104 horas de toque de tambor, que empiezan el Miércoles Santo y acaban el Domingo de Resurrección a las doce de la noche.

Miles de tamborileros, con túnicas de todos los colores, seguirán redoblando por sus calles, como siempre, sin orden ni concierto, en una anarquía que lleva a tobarreños y visitantes a tocar sin más reglas que respetar el paso de la procesión y callar al cumplirse las 104 horas.

Igual que ocurrió en el año 2013 y en 2016, esta noche del 30 al 31 de marzo Tobarra no va a cambiar la hora: lo hará al día siguiente, en la madrugada del domingo al lunes.

En declaraciones a EFE, la alcaldesa de Tobarra, Manuela Garrido, ha explicado que esta decisión la ha tomado el Ayuntamiento por unanimidad ya que "las 104 horas de toque de tambor es una tradición muy arraigada", la seña de identidad de la tamborada.

Estos días, Tobarra triplica su población y acoge en sus calles a miles de tambores porque aunque la lluvia puede amenazar a las procesiones, a los redobles no los frena nada.

Tobarra y Hellín se unen para despedir sus tamboradas

Tobarra y la vecina Hellín, localidades albaceteñas que distan entre sí once kilómetros, son los máximos exponentes del tambor en Castilla-La Mancha, pero ambas, lejos de rivalizar, se unen a la hora de despedir las tamboradas.

Las túnicas de colores de Tobarra y las negras de Hellín se hermanan cada año en la despedida, a las doce de la noche del Domingo de Resurrección, en la avenida del monumento al tambor de Tobarra, donde miles de tambores de ambos pueblos levantan los palillos a la vez para recuperar el silencio hasta la próxima Semana Santa.

Este año, ese silencio después de 104 horas tendrá lugar a las doce de la noche en España, la una de la madrugada en Tobarra, que no moverá los relojes hasta cerrar definitivamente el toque del tambor.

Desde el año 2018 las tamboradas de varias localidades de España, entre ellas Tobarra y Hellín (junto a su pedanía Agramón), son Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

 

EFE

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