Después de meses de tensión y arduas negociaciones, Rishi Sunak, y Ursula von der Leyen proclamaron "un nuevo capítulo" en el vínculo entre Londres y la UE

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El Reino Unido y la Unión Europea acordaron modificar el Protocolo de Irlanda del Norte

El nuevo pacto reducirá los controles aduaneros sin establecer una "frontera dura" entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte para evitar poner en peligro los acuerdos de paz de 1998
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28 de febrero de 2023 a las 05:04

Luego de tres años de amargas discusiones que enturbiaron la relación entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE) por la decisión de Londres de abandonar el 31 de diciembre de 2020 su condición de miembro del bloque, el primer ministro británico, Rishi Sunak, y la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, proclamaron "un nuevo capítulo" en el vínculo entre Londres y la UE, tras cerrar un acuerdo sobre los controles comerciales en la provincia británica de Irlanda del Norte.

Después de meses de tensión y arduas negociaciones, los dos dirigentes anunciaron el acuerdo en una conferencia de prensa en Windsor, al oeste de Londres. "Es el comienzo de un nuevo capítulo en nuestras relaciones", dijo Sunak. "El Reino Unido y la UE han tenido tal vez sus diferencias en el pasado, pero somos aliados, socios comerciales y amigos", insistió. "Lo que hemos acordado es histórico", dijo por su parte Von der Leyen, quien también consideró que el acuerdo abre un "nuevo capítulo".

Según explicó Sunak, el acuerdo implica el desmantelamiento de la aduana que de facto se había levantado en el mar de Irlanda para proteger el mercado único europeo después del Brexit. De esta forma, y en virtud del nuevo pacto, solo las mercancías susceptibles de ir hasta la República de Irlanda, es decir al mercado único de la UE, serán sometidas a controles, mientras que las destinadas a Irlanda del Norte tendrán vía libre.

El nuevo "marco de Windsor", como han denominado el pacto alcanzado en esa localidad, preservará el "delicado equilibrio" del acuerdo de paz de Viernes Santo con el autodisuelto Ejército Republicano Irlandés (IRA), según dijo Sunak, y protegerá las "aspiraciones y la identidad" de todas los habitantes de Irlanda del Norte, agregó el primer ministro.

El acuerdo modificará los que se conoce como Protocolo de Irlanda del Norte, firmado en enero de 2020 como parte del Brexit, texto que mantenía la provincia británica de Irlanda del Norte dentro del mercado único europeo y disponía controles aduaneros a los productos procedentes de Gran Bretaña con el objetivo de evitar una frontera terrestre "dura" entre la provincia británica y la República de Irlanda.

La redacción original del texto regulaba la circulación de bienes entre el resto del Reino Unido e Irlanda del Norte, la única frontera terrestre con la UE, pretendiendo de esta forma evitar una frontera terrestre entre Irlanda e Irlanda del Norte que socavara la paz acordada en 1998 luego de tres décadas sangrientas, al tiempo que protegía el mercado único europeo. Sin embargo, planteaba problemas prácticos al imponer controles a las mercancías procedentes de Gran Bretaña que llegan a Irlanda del Norte, aunque permanecieran en la provincia británica.

El pacto es considerado por los analistas como un paso indispensable no solo en la relación entre Bruselas y Londres, sino también para la estabilización de Irlanda del Norte, todavía marcada por el conflicto armado que terminó con los Acuerdo de Viernes Santo, país en donde los unionistas siempre se mostraron molestos con los controles aduaneros, además de históricamente reacios a cualquier medida que cuestionara la pertenencia de Irlanda del Norte al Reino Unido.

Con este pacto, el gobierno británico dejó definitivamente atrás su amenazar de llevar a cabo una reforma unilateral del protocolo, lo que enfriaba la relación entre las partes y amenazaba con desatar una guerra comercial de todos contra todos. No obstante, y para disgusto de los unionistas y los conservadores más duros, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) mantendrá la última palabra en las cuestiones relativas al mercado común y la administración del acuerdo, según precisó Von der Leyen.

Los analistas, según destacan los medios locales, advierten que Sunak deberá ahora "vender" el acuerdo a los unionistas de Irlanda del Norte y a los elementos de su Partido Conservador más apegados al Brexit. Por lo pronto, y más allá de las resistencias, el primer ministro británico prometió que el nuevo acuerdo se someterá a la votación del Parlamento "en el momento oportuno, y que el resultado se respetará". Anunció ante el cual el Partido Unionista Democrático (DUP) respondió que "se tomará su tiempo para estudiar los detalles y evaluar el acuerdo".

Al salir de Bruselas, la presidenta de la CE había dicho tener "prisa en pasar la página y abrir un nuevo capítulo con nuestro socio y amigo", en referencia al Reino Unido, luego de las prolongadas negociaciones que vieron pasar tres primeros ministros británicos y que desde el año pasado se vieron todavía más complicadas por las consecuencias de la guerra en Ucrania.

El protocolo, que generó innumerables tensiones entre la UE y el Reino Unido, también se convirtió en un problema interno para Sunak, que se enfrenta a la oposición de los defensores a ultranza del Brexit y de los unionistas del DUP, que rechazan cualquier aplicación de facto de la legislación europea en la provincia británica y bloquean desde hace un año el funcionamiento del ejecutivo local, partido sin cuyo visto bueno la aplicación del nuevo acuerdo se tornaría políticamente inaplicable.

Irlanda del Norte sufrió un sangriento conflicto entre 1968 y 1998, que enfrentó a los llamados unionistas -de religión protestante, mayoritaria en la región- partidarios de preservar los lazos con el Reino Unido, y los republicanos -en su mayoría católicos, demográficamente minoritarios-  partidarios de la independencia o de la integración de la provincia a la República de Irlanda. El acuerdo de paz de Viernes Santo, firmado en Belfast, puso fin a la violencia, pero contempla como condición la ausencia de fronteras físicas en la isla.

Hasta antes del Brexit, la venta de bienes y servicios entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda se realizaba con pocas restricciones, ya que ambos territorios pertenecían al mercado común europeo y seguían las mismas normas. Sin embargo, desde que el Reino Unido salió de la UE, tuvieron que ponerse en marcha una serie de controles comerciales que ninguna de las dos partes quería que se realizaran en la frontera entre las dos irlandas, puestos fronterizos habitualmente atacados durante la época del conflicto armado, motivo por el que se decidió que esa aduana se trasladara al mar que separa la isla de Irlanda con la de Gran Bretaña.

El protocolo todavía vigente hasta que el Parlamento británico apruebe el nuevo acuerdo ha generado inestabilidad política en Irlanda del Norte e incluso algunos conatos de violencia. El último de ellos, el ataque contra el inspector de policía John Caldwell, tiroteado el pasado 22 de febrero en la localidad de Omagh por un grupo que se hace llamar el "Nuevo IRA".

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