Las uruguayas Maylín Tourn y Noemí Schur percibieron que el clima en Kabul, Afganistán, estaba alcanzando niveles de tensión que nunca habían visto desde su llegada al lugar. Por eso, sacaron un pasaje a Estambul para el jueves 19 de agosto. Pero, como relataron en conferencia de prensa, el fin de semana del 14 de agosto los acontecimientos se precipitaron: en dos días se cancelaron los vuelos comerciales, se cerró la terminal área y no había vía de salida, recuerdan desde Alemania.
Ambas son voluntarias de la organización Shelter Now International. Tourn vive en Afganistán desde 2008 y desde 2012 es la directora nacional de la organización en ese país. Schur llegó en junio de este año, pero es voluntaria desde hace 14 años y estuvo en Kazajistán y República de Georgia. Fue a Afganistán para ser consultante en el área de educación, puesto que es docente.
Si bien el avance de los talibanes era un hecho y la violencia se palpaba en la calle, las uruguayas contaron que no tuvieron que esconderse. Se mantenían en su casa y salieron a la oficina para poder ayudar a los funcionarios locales que, sabían, no tenían otra opción que quedarse allí. “Nuestra preocupación era dejar lo mejor que podíamos a nuestros locales (…) ver cómo dejarles tres meses de adelanto de sueldo y otras cosas para que puedan dar cartas de referencia. Teníamos muchas posibilidades que nos sacaran, pero a los que se iban a quedar queríamos proporcionarle todo lo que podíamos (…) En su cultura, ellos siempre se consideraron nuestra familia. Dejarlos significa, para nosotras, dejar nuestra familia”, relató Tourn.
En medio del conflicto, se comunicó con el embajador uruguayo en Irán, que fue quien hizo el vínculo para que pudieran salir del país. Viajar al aeropuerto fue una peripecia de extremo peligro. “Dos choferes de la organización nos llevaron al aeropuerto en los autos más viejos que ustedes jamás imaginan. Los talibanes ya estaban en el vecindario y nos tuvieron que levantar unas barreras para que puedan seguir. El viaje hacia el aeropuerto no fue nada fácil debido al desordenado tráfico, común de la ciudad", contó Schur. Cuando llegaron, una multitud de afganos querían entrar, pero las fuerzas internacionales, al ver que eran extranjeros, les abrieron el paso para que pudieran pasar. "No era el aeropuerto, era una base militar. Allí nos encontramos con el embajador alemán en Kabul, nos atendió y nos dijo que estábamos en manos de su equipo”, añadió.
El proceso de registro —una especie de Migraciones— fue al aire libre, sin ningún tipo de reparo pese a los 40 grados. De todas formas, les dieron agua todo el tiempo y los llevaron caminando y escoltados por custodios militares hasta una protección de barreras cuando una tormenta de arena azotó el lugar. Una vez se calmó, el avión militar alemán aterrizó y las 26 personas lograron subirse a un vuelo de evacuación que tuvo como primer destino Uzbekistán. Allí los esperaba un chárter que los llevaría a Frankfurt, Alemania. “Ahí nos hicieron un (hisopado) PCR y por primera vez nos acordamos que había una pandemia”, manifestaron.
“Nos llevará tiempo procesar y entender esto, salimos con una valija de mano de menos de ocho kilos, dejamos todo y tenemos que empezar de nuevo comprando hasta un cepillo de dientes. Como toda uruguaya, no dejé la bombilla en Kabul, ahora voy a conseguir yerba, mate, termo para poder saborear un rico mate de nuevo”, expresó Schur.
Su vida en Afganistán estaba abocada al servicio. “Nadie va pensando que la situación es fácil, pero vamos pensando que podemos aportar un grano de arena para cambiar la realidad de niños, adolescentes y gente que tiene esperanza de seguir viviendo. Todos queremos un mundo mejor, pero no lo vamos a lograr pensando que otro lo tiene que hacer. Nos tenemos que involucrar y arriesgar”, valoró la docente. Tourn reconoció que “el miedo estuvo presente, pero la convicción de ayudar a los más desvalidos siempre fue más fuerte”.
Kabul es prácticamente la única ciudad capital del mundo que no tiene electricidad las 24 horas del día, sino tan solo dos o tres. En un día común, la actividad comienza a las tres de la mañana cuando canta el mullah y termina por la tarde, porque ya no hay luz. Las mujeres deben vestir “adecuadamente” y no salen a la calle solas porque no es “conveniente”.
La situación a partir de los talibanes “no es clara, no se sabe si van a dejar que estén los extranjeros y la situación con las mujeres no es favorable”, dijo Tourn y por eso la dirección de Shelter Now International tomó la decisión de que debían dejar el país. “Si las condiciones se dan podría evaluar (volver). Es mi segunda casa. No sé qué va a pasar, quizá no pueda volver más o quizá pueda volver, pero nunca cerraría la puerta a volver a mi segunda casa después de Uruguay. Hay dos equipos en lugares donde tomaron los talibanes y siempre estoy en contacto con gente de ahí”, expuso la directora.
Las uruguayas transmitieron que a medida que los talibanes van avanzando sobre los territorios, se empieza a notar el fundamentalismo islámico. “Empiezan a imponer reglas muy duras, como cerrar las escuelas de las niñas, quemarles la cara a las niñas que van a la escuela. Les ponen impuestos a los labradores que deben dejar sus tierras e irse. Hay un retroceso en lo que podría haber sido una evolución en cuanto a derechos humanos o calidad de vida para los habitantes”, informó Tourn.
Schur agregó que para los padres con niños pequeños la situación es muy compleja. A las niñas pueden capturarlas y llevárselas para utilizarlas como esclavas sexuales de los soldados y a los varones pueden reclutarlos militarmente.
Consultadas sobre la versión china de que los talibanes volvían al poder con un tono menos extremista, Tourn rebatió: “Simplemente han entrado con mano de seda, ya están mostrando su lado, nos vamos a enterar de cosas realmente terribles que están pasando en este momento”.
Además, sostuvo que la salida de tropas estadounidenses del país tuvo un impacto social puesto que muchos afganos comenzaron a querer cruzar la frontera antes de que avanzaran del todo los talibanes y eso desató el cierre de fronteras.
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