JUAN MABROMATA / AFP

El sueño de volver a reinar en Latinoamérica

La experiencia de como rearmarse y relanzarse cuando se sufre el desgarro de una derrota, y se planifica la revancha para volver a ganar

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04 de diciembre de 2021 a las 05:03

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La izquierda continental reescribe su guion, adapta su libreto y suma fuerzas para volver a gobernar. De la misma manera, que en junio de 1990 y sin que se detectara como algo potente, se juntaron en San Pablo varios partidos de izquierda de todos los países de la región, ahora, sin desarmar aquella comunidad del FSP, sectores políticos de toda la región anuncian un nuevo plan y programa para dominar la escena en Latinoamérica. Las “Bases para un Modelo Solidario de Desarrollo” fueron aprobadas esta semana por el “Grupo de Puebla”, que también se conoce por “progresivamente” o por “Progresa Latinoamérica”.

Esta semana celebraron su 7º encuentro.

¿Qué tienen en común el FSP y el GP más allá de la coincidencia ideológica?

Ambas organizaciones políticas surgieron en momentos desgarradores para la izquierda y generaron empuje y confianza en sí mismos.

El Foro de San Pablo (FSP) surgió tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y luego que Lula Da Silva perdiera frente a Fernando Collor de Melo, en una ola de triunfos de gobiernos de inspiración liberal en la región. Lula, y otros de su línea ideológica, sentían que se derrumbaba el mundo de sueños, porque el socialismo se hacía añicos en Europa y Cuba comenzaba a sufrir la falta de ayuda fundamental de la entonces URSS.

Por otra parte, el avance del liberalismo golpeaba en el piso a los partidos que tenían al mundo socialista como espejo y modelo.

Fidel Castro levantó el ánimo de Lula y lo instó a unir a los partidos de izquierda y generar un plan y un programa para levantarse, intentar la recuperación y ganar gobiernos.

Aquello que parecía utopía se concretó y se generalizó en Sudamérica, pero así como llegaron los triunfos, luego de aproximadamente una década o algo más, volvieron las derrotas. Y cuando el FSP expresaba disgusto, hacía un duelo y no podía entender cómo el pueblo que los había llevado al poder ahora los mandaba de vuelta a casa, México tuvo su tardío triunfo de izquierda, y además, los peronistas kirchneristas volvían al gobierno en la Argentina. 

Andrés Manuel López Obrador se propuso repetir la historia de la izquierda unida pero en lugar de intentar reactivar el Foro de San Pablo se propuso armar algo nuevo, adecuado a los tiempos nuevos, y convocó a todos a la ciudad de Puebla a un encuentro del 12 al 14 de julio de 2019. Una “charla técnica”, un empujón de ánimo, un abrazo apretado como se dan los futbolistas antes de entrar a un partido clave, y un nuevo nombre: “Progresivamente”, lo que quedó más identificado como “Grupo de Puebla” y se presentó como “la primera reunión de líderes Progresistas latinoamericanos”.

Alberto Fernández hizo la jugada del “Avivato” porteño y cuando vivió que AMLO tenía algún problema interno en México, hizo un llamado antes de tiempo para un segundo encuentro y buscar erigirse en líder regional, al frente del GP. Tuvo éxito en la convocatoria, pero la izquierda latinoamericana sabe que el peronismo no tiene sangre pura de izquierda, sino que es de transfusiones varias y complejas. Es un colectivo sin un líder, sino varios, pero otra vez aparece Lula con chance de ser el abanderado.

¿Qué ha pasado desde la creación del FSP en 1990?

Luego de una “ola” de gobiernos de tópico de izquierda, “progresista” o similares, vino una barrida en las urnas que le pegó duro, porque incluso en algunos casos su proceso fue manchado por una corrupción que dejó heridas. 

De Venezuela nunca se fue, porque ahí se aplicó la lógica de desconocer el resultado de las urnas y no respetar la voluntad popular de un Poder Legislativo dominado por los que eran oposición.

En Argentina, “volvieron” aunque sea muy rebuscado catalogar de “izquierda” al peronismo-kirchnerista y además, aunque su retorno hoy esté amenazado de ser efímero por la reciente derrota electoral. En Bolivia volvió el MAS de Evo Morales, luego un acto fallido de hacer fraude y un gobierno alternativo que terminó mal.

En Perú ganó un candidato de izquierda, muy peculiar, y que la tiene muy enredada.

En Chile, el candidato que es más izquierda que la centro izquierda que gobernó varios períodos de la nueva democracia, tiene ata chance de ganar el balotaje, pero todavía falta bastante.

En Brasil está la apuesta de la vuelta de Lula y en Uruguay el Frente Amplio asume que sus posibilidades crecen para 2024.

El GP ha crecido y armado nuevos entramados, por lo que del 29 de noviembre al 1º de diciembre sesionaron “más de 150 líderes y lideresas progresistas”, en salas para el “Grupo de Puebla” propiamente dicho,” en conjunto con el Grupo Parlamentario Iberoamericano y el Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (CLAJUD)”.

La declaración del grupo muestra el perfil con el que la izquierda “quiere volver” a reinar en la región; por un lado modera algunas propuestas políticas, y por el otro sigue atado a defender a Cuba y Venezuela, 

El Grupo de Puebla presenta una “nueva hoja de ruta latinoamericana” con un “modelo solidario de desarrollo” con 5 ejes: 1) la búsqueda de la igualdad como valor central del desarrollo y la reducción de las asimetrías globales; 2) la búsqueda del valor, 3) una nueva política económica, diversificada y basada en la incorporación del conocimiento; 4) la transición ecológica, 5) una nueva institucionalidad democrática, y 6) la integración regional. Cada título tiene un concepto que se entronca con lo mismo que promovió antes el FSP.

En el capítulo sexto indica que hay “dos concepciones distintas de integración”, una “neoliberal (que) consiste en la celebración de acuerdos de libre comercio” y una “visión solidaria” que “entiende la integración como un proceso de construcción de región”, lo que choca de frente con la actual estrategia del actual gobierno uruguayo en su plan de atracción de inversiones.

Por Uruguay, como fundadores figuran en el GP, José Mujica, Daniel Martínez, Mónica Xavier y Rafael Michelini, y los miembros del grupo político son Alejandro Sánchez (MPP), Cristina Lustemberg (PAR) y Juan Castillo (PCU).

Los promotores de libre comercio y de impulso a inversión privada hicieron un intento en el “Prosur” (Foro para el Progreso de América del Sur) liderado por el chileno Sebastián Piñera con Macri (Argentina), Bolsonaro (Brasil), Duque (Colombia) y Mario Abdo Benítez (Paraguay), pero no logró incidencia pública ni proyección. 

La izquierda trabaja con más intensidad esas alianzas, y ahora lo asume como catapulta política para lanzamiento de un plan regional. Con el Foro de San Pablo, el aviso no se tomó en serio; ahora habrá que ver cómo reaccionan los adversarios de este movimiento. 

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