El trabajo del futuro

¿Con qué trabajo soñábamos cuando éramos niños? ¿Astronauta, docente, médico, científico, bombero? ¿Con qué trabajo soñamos ahora de adultos?

Seguramente muchos de nosotros soñamos con hacer trabajos significativos, trascendentes, alineados a nuestras vocaciones e intereses individuales y colectivos.  En este sentido, la naturaleza y el futuro del trabajo están cambiando drásticamente desde hace un buen tiempo y no sólo por el impacto de la pandemia.   

Una de estas transformaciones, es que las personas están cambiando la idea de una formación para toda la vida por una capacitación más regular y circunstancial, no solo relacionada a sus tareas específicas y la incorporación de nuevas tecnologías funcionales a sus empleos actuales, sino más orientadas al desarrollo de habilidades netamente humanas, como administración de riesgos, liderazgo, trabajo en equipo, inteligencia emocional, innovación o creatividad.

Sin dudas, una de las transformaciones más significativas en el futuro del trabajo es el impacto de la tecnología y la forma en cómo organizamos casi todo el trabajo en torno a ella. La robótica y la automatización de procesos, las tecnologías de realidad virtual y aumentada, la inteligencia artificial, entre otras, están ayudando a los trabajadores a trascender las limitaciones de distancia y quiénes están asignados a qué tareas. Según el Foro Económico Mundial, se espera que la división del trabajo entre personas y máquinas continúe cambiando hacia las máquinas, especialmente para tareas repetitivas y rutinarias. Según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), este fenómeno podría ocasionar la pérdida de más del 14% de los empleos actuales e interrumpir el 32% de los puestos laborales que existen hoy para los próximos 5 años. 

Sin embargo, existe evidencia que indica claramente de que estas tecnologías podrían usarse para aumentar los esfuerzos de la fuerza laboral en lugar de reemplazarla. En este sentido, se espera que los trabajos del futuro sean más automatizados, pero también es probable, que requieran habilidades exclusivamente humanas en áreas como la resolución de problemas, la comunicación, la escucha, la interpretación y el diseño. A medida que las máquinas se ocupan de tareas repetitivas y predictivas, el trabajo que hacen las personas se vuelve menos rutinario, los roles se pueden redefinir de manera que combinen tecnología con habilidades humanas únicas.

En la medida que aumentan las opciones de contratación de personal, las posibilidades de una mayor eficiencia y creatividad en la composición de la fuerza laboral de una organización también aumentan, generando una mayor complejidad. Los empleadores no solo deben considerar cómo se diseñan los roles cuando se empareja a humanos con máquinas, sino también la disposición de su fuerza laboral humana y qué tipos de empleos son los más adecuados para el uso intensivo de innovación y creatividad. 

La tecnología de automatización generará una reclasificación del trabajo como lo conocemos actualmente. Algunos sectores y roles desaparecerán, pero otros serán creados de cero. Los humanos tendrán ventaja sobre las máquinas en habilidades únicas como resolución de conflictos, liderazgo, inteligencia emocional, empatía y creatividad.

En este contexto, cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de hacerse empleable a pesar de los cambios que se generan. Esto implica no sólo tener la capacidad de adaptarse a un entorno cambiante e impredecible, sino también debemos adquirir nuevas habilidades y experiencias en todas las etapas de nuestra vida. En muchos casos tendremos que repensar y reinventarnos varias veces a lo largo de nuestras carreras laborales, desde una perspectiva de habilidades más blandas y flexibles.