El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sabe que las elecciones de medio mandato que se realizarán este martes son una evaluación sobre su gestión. No lo dice, continúa con su campaña a través de actos políticos y redes sociales, pero lo tiene presente. Tanto que, al ver que en la cámara baja los republicanos tienen chances de perder, optó por desestimar esa votación y apostar fuerte al Senado, donde espera mantener la supremacía.
Es que además estas elecciones pueden marcar el comienzo de la caída del presidente o su futura reelección.
En este comicio de medio mandato se renovarán los 435 lugares de la Cámara de Representantes y un tercio de los cien asientos del Senado, así como unas treinta gobernaciones y cientos de cargos públicos estatales y locales.
Las encuestas marcan un panorama favorable para los demócratas en la Cámara Baja, donde necesitan ganar 23 escaños para recuperar una mayoría que los republicanos ostentan desde 2011.
Si todo sucede tal como las encuestas están previendo, Estados Unidos tendría, a partir del 3 de enero de 2019, un Congreso dividido entre ambas facciones. Pero esa división es suficiente para trabar las intenciones legislativas de Trump en los dos años que le quedan de gobierno antes de una nueva elección presidencial en noviembre de 2020.
Trump centró sus actos en las últimas semanas en estados que ganó en 2016 y donde hay batallas por el Senado o por gobernaciones, pero apenas hizo campaña por los aspirantes a escaños de la Cámara Baja, que se disputan en muchos casos en suburbios de ciudades demócratas.
"No puedo hacer campaña por todos esos congresistas. Hay mucha gente en la cámara baja. Serían demasiadas paradas", dijo a los periodistas en la Casa Blanca.
Según informó CNN, en la víspera de las elecciones los demócratas tenían una ventaja de dos dígitos sobre los republicanos en una votación genérica en el Congreso. La cadena de noticias indica que los demócratas se benefician de una brecha de género masiva que ha se mantuvo durante todo el otoño (las mujeres favorecen a los demócratas entre 62% y 35%, mientras que los hombres están divididos en partes iguales) y un fuerte apoyo de los votantes negros y latinos (el 88% de los votantes negros y el 66% de los latinos favorecen a los demócratas).
Por su parte, según la encuesta de CNN unos 7 de cada 10 posibles votantes dicen que al votar enviarán un mensaje sobre el presidente Trump, y la mayoría de las veces, ese mensaje es de oposición.
El índice de aprobación de Trump en la encuesta de CNN (realizada telefónicamente a más de 1500 adultos) es del 39%, con un 55% de desaprobación, y la cadena advierte que es el peor índice de aprobación previa a las elecciones para cualquier presidente que se acerque a su primera elección de medio término en una encuesta que se remonta a Eisenhower.
Estos comicios también están marcados por una campaña liderada por presidentes. Tanto Trump como el expresidente Barack Obama, cabezas de los partidos republicano y demócrata decidieron encabezar, cada uno a su manera, la búsqueda de votos.
"Todos los candidatos republicanos tratan de infundir el miedo en los electores y para ello utilizan la supuesta amenaza de la caravana de migrantes pobres y descalzos, de refugiados que se encuentran a millas de distancia" de la frontera, dijo Obama en un acto político.
En Georgia, Trump retomó su discurso alarmista sobre la inmigración y la caravana de migrantes centroamericanos que se dirigen a EE.UU. y subrayó que no dejará "que esta gente invada nuestro país". Trump también alertó que la candidata demócrata a gobernadora de Georgia, Stacey Abrams, convertiría el estado "en Venezuela", un ataque que ha empleado reiteradamente contra los aspirantes progresistas en estas elecciones.
Abrams es una de las figuras más observadas en esta campaña porque, si gana el martes, se convertirá en la primera mujer afroamericana que llega a ser gobernadora en la historia de EE.UU.
Las encuestas muestran una ajustada batalla entre Abrams y su rival, el republicano Brian Kemp, quien hoy se aseguró titulares a nivel nacional al anunciar que estaba investigando al partido demócrata en el estado por "posibles crímenes cibernéticos".
En tanto, el rol de los hispanos puede ser clave este martes, ya que se espera un record de votantes.
Según datos del centro de estudios especializado en sondeos de opinión Pew Research Center de Washington, casi la mitad de la población hispana considera que su situación en el país ha empeorado en el último año y "muchos" creen que se debe a la acción del gobierno de Trump. Según los últimos datos recogidos por Pew en julio de 2017, los latinos ya suponen un 18,1 % de la población estadounidense con alrededor de 59 millones de personas y se trata de uno de los grupos étnicos que más rápido ha aumentado. Del total de encuestados, un 23 % se define como republicano o cercano a sus posiciones; de estos, un 59 % aprueba la labor desarrollada por Trump desde enero de 2017.
Frente a ello, un 57 % se dice cercano a posiciones progresistas, un grupo entre los que Trump solo logra la aprobación del 8 %.
Las estadísticas muestran que las elecciones de medio mandato no atraen multitudes. De acuerdo con la oficina de censos, solo 41,9% de los electores acudieron a las urnas en las de 2014, contra 61,4% en los comicios nacionales 2016. Pero este año se vislumbra diferente y se advierte que la participación podría batir récords debido a la fuerte movilización de los opositores a Trump, especialmente entre los jóvenes.
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