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Empleo femenino: entre barreras y programas de apoyo

En un contexto de pandemia que afectó más la empleabilidad de las mujeres, organizaciones apuestan a su desarrollo laboral

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21 de mayo de 2021 a las 05:00

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as mujeres quieren liderar sus emprendimientos, quieren ser protagonistas y empoderarse económicamente para promover la igualdad de género. Las mujeres tienen mayor capacitación y así se ve en los cuadros universitarios, pero nos falta la oportunidad de demostrarlo”, dice Anabela Aldaz, presidenta de la Organización de Mujeres Empresarias del Uruguay (OMEU).

Pero, pese al querer de las mujeres, la realidad no siempre está de su lado y las consecuencias de la crisis producto de la pandemia son un ejemplo de ello. Según un informe con el análisis del impacto de la pandemia en el mercado laboral, la desigualdad y la pobreza según género realizado por ONU Mujeres Uruguay en abril de 2021, al que El Observador pudo acceder, desde marzo de 2020 a la actualidad, la tasa de empleo registró una caída superior en las mujeres y ha tenido una recuperación muy lenta, a diferencia de la tasa de empleo masculina que logra recuperarse más rápidamente y sostenerse.

“Si analizamos el aumento del desempleo según los ingresos per cápita del hogar, se observa que las más afectadas fueron las mujeres de los tres primeros quintiles de ingresos”, detalla el informe realizado en base a la información del Instituto Nacional de Estadísticas de la Encuesta Continua de Hogares 2020.

“El aumento de la pobreza durante 2020 se dio en mayor medida en el interior del país y afecta principalmente a las mujeres en localidades chicas y grandes y a los hombres en localidades pequeñas”, señala el informe.

Por otro lado, según un estudio del centro Ithaka, en el marco del programa Ganar-Ganar, las principales barreras que enfrentan las mujeres en su desarrollo como empresarias o emprendedoras son: el cuidado de los hijos, las limitaciones autoimpuestas, el trabajo no remunerado, las dificultades de acceso al financiamiento y la falta de redes para apoyarse o generar negocios. Muchos de ellos, factores que se vieron agravados por la pandemia.

Del informe de ONU Mujeres también se desprende que, “con anterioridad a la pandemia, los estudios mostraban que las principales restricciones que presentan las mujeres para insertarse en el mercado laboral es la presencia de hijos menores en el hogar. Esa restricción es mayor cuanto menor es la edad del niño/a y mayor el número de hijos”.

En ese sentido, la ausencia de servicios de cuidados que acompañen la jornada laboral durante los meses de pandemia ha profundizado la desigualdad entre las propias mujeres. Aquellas que poseen mayor nivel educativo (nivel terciario) logran tener una inserción laboral similar a la masculina, y gracias a su formación pueden contratar servicios de cuidado en el mercado, mientras que las mujeres de estratos medios o bajos no logran hacerlo, comprometiendo su formación e inserción laboral.

Sin embargo, está demostrado que las empresas que incorporan en sus cuadros directivos a mujeres son más rentables, según señala Aldaz. “Las empresas lideradas por mujeres son las que mejor han sobrellevado los impactos de la pandemia y la mirada complementaria de la mujer en las empresas es siempre de saldo positivo”.

Según la presidenta de OMEU, con la pandemia también quedó en evidencia la brecha digital, “que sumada al aumento del trabajo no remunerado ha llevado a las mujeres emprendedoras y empresarias a redoblar esfuerzos y aumentar notoriamente las horas de trabajo”.

Pero uno de los grandes retos al que se enfrentan las mujeres hoy es el acceso  al financiamiento. Y para atender esta problemática OMEU diseñó junto con SocialLab el programa “Mujeres Inversoras”, que busca incentivar a mujeres que quieren invertir a que lo hagan con propósito en emprendimientos liderados por mujeres, “haciendo posible el flujo de capitales para derribar la barrera de acceso al financiamiento y posibilitar, de este modo, el crecimiento de empresas con potencial que fracasarán si no pueden escalar sus negocios”.

Iniciativas empresariales

Son varias las organizaciones, tanto públicas como privadas, nacionales e internacionales, las que han adaptado o creado programas especiales de incentivo laboral con perspectivas de género. Si bien muchas de sus propuestas responden más a políticas institucionales de equidad que a paliar las consecuencias de la pandemia, la realidad es que en todos los casos se apunta a lo mismo: generar oportunidades para que más mujeres puedan desarrollarse en el mercado laboral, ya sea como trabajadoras dependientes o empresarias.

Uno de esos ejemplos es el programa de mentorías Despegate, creado por la Cámara de la Economía Digital del Uruguay (CEDU), con el fin de estrechar los lazos entre pymes con venta activa a través de canales online, lideradas por mujeres y mentoras expertas en diferentes áreas de negocios digitales.

El objetivo principal del programa es fortalecer y profesionalizar el negocio digital de pymes lideradas por mujeres, a través de un proceso de mentorías de seis meses, así como de apoyar a las empresarias y emprendedoras a mejorar la eficacia de su canal digital.

“La idea es trabajar en todos los pilares del ecommerce: plataformas, medios de pago y fintech, marketing digital, logística, planificación estratégica, de acuerdo a las necesidades que las mentoreadas planteen”, señala Ivanna Rocha, gerente de CEDU.

Otra cámara empresarial que viene trabajando los temas de inclusión de mujeres en su sector es la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI), que ofrece diferentes programas de incentivo a la mujer y que cuenta con una Comisión de Equidad de Género, creada en 2020, con el objetivo de potenciar las oportunidades y acompañar el desarrollo profesional de las mujeres en TIC, así como dar visibilidad tanto a las oportunidades como a las barreras que las mujeres encuentran en el sector, proponiendo acciones para solucionarlas.

En el marco de la comisión, la cámara realizó la campaña “Equidad De Género en TI: Acortando la brecha”, que buscaba visibilizar el rol que cumplen diferentes mujeres del sector. Además, cuenta con dos iniciativas de formación en TI que proponen una cuota de género 50-50 en su participación. Estos programsa son “Sembrando TIC” y “b_IT”, ambos para personas que quieran iniciarse en el mundo de las TIC y acceder a una certificación que les permita trabajar en el área.

En cuanto a casos de empresas concretas, en el marco de la iniciativa global 5by20, Coca-Cola realizó este año la cuarta edición del programa Emprendemos Juntas”, en colaboración con Endeavor, el Centro de la Promoción por la Dignidad Humana (CEPRODIH) y el Instituto Kolping.

Según Silvina Bianco, gerenta Sr. de Asuntos Públicos, Comunicaciones y Sustentabilidad de Coca-Cola el 2020 dejó al descubierto mayores desigualdades e inequidades de género. “El programa experimentó algunos ajustes de formato porque se cambiaron las capacitaciones presenciales por digitales y el contenido viró a cómo adaptar sus emprendimientos en un contexto de pandemia, donde la digitalización resultó clave”.

Las barreras y dificultades a las que se enfrentan las mujeres a la hora de emprender  que han detectado en las paricipantes tienen que ver con el tiempo dedicado a las tareas de cuidados; a la falta de oportunidades y de redes de contención; a modelos de rol o acceso al financiamiento. “Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), cuando las mujeres logran reducir de cinco a tres horas su trabajo en el hogar, la tasa de empleabilidad aumenta un 20%. Por eso, incorporamos junto a Endeavor guarderías para que las beneficiarias del programa pudieran seguir apostando a su capacitación. Adicionalmente, agregamos encuentros informales para poder fomentar las redes entre pares”, cuenta Bianco.

En abril de este año Banco Santander, a través de Santander X, también se unió al impulso de las emprendedoras con el desafío Nosotras Emprendemos, organizado en conjunto con Initium, el centro de liderazgo, emprendimientos e innovación de la Universidad de Montevideo.

“La iniciativa tiene como finalidad apoyar a los emprendimientos con potencial de crecimiento e impacto, que se encuentren en etapas tempranas de su desarrollo”, informaron en el comunicado de lanzamiento.

El proyecto ganador será beneficiado con US$ 3.000 para invertir en su plan de comunicación y marketing y con seis meses de preincubación en Initium.

Enfocado también en emprendedoras o aquellas que solo tienen una idea y quieren serlo, el estudio Ferrere de abogados realiza desde hace tres años el programa “Ellas Emprenden”, que en 2021 pasó a formato virtual.

“Está enfocado en pequeñas o medianas empresas de empresarias mujeres y el objetivo es ayudarlas con información, herramientas de gestión y de habilidades blandas. Es un proyecto lindo que involucra a varias partes de la organización”, dice Agustín Mayer West, socio director regional de Ferrere y de la oficina de Ferrere en Uruguay. El programa consta de talleres dictados por los profesionales de la organización, en los que tratan temas legales, impositivos y comerciales. l

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