El 23 de agosto de 2016, Valentina Tortarolo recibió una llamada en su celular. “Hola. Soy Matías Reina. No sé si te acordás de mí. Hace mucho que te estoy buscando. Te escribí por Twitter y LinkedIn. Como no me contestabas, conseguí tu teléfono. Te quiero contratar”. A Reina, uno de los fundadores y CEO de la tecnológica Abstracta, lo conocía de los tiempos liceales en su Salto natal. Unas dos semanas después, Tortarolo estaba trabajado en la apertura de una oficina de Abstracta en Salto.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá