Saco teñido con carqueja

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Emprendedoras apuestan a la oveja

Mujeres rurales del departamento de Durazno llevan adelante un proyecto con lanas 100% artesanal
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24 de noviembre de 2018 a las 05:03

Desde hace cinco años, un grupo de mujeres rurales del departamento de Durazno llevan adelante un pequeño, pero admirable, emprendimiento de confección de prendas y artículos del hogar en base a lanas. 

Actualmente son 13 las artesanas que participan activamente del proyecto denominado Dlanas, que tiene como principal vidriera las exposiciones rurales o remates  ganaderos del departamento de Durazno. De igual forma, están presentes en las redes sociales, como Facebook e Instagram.  

Dlanas es un emprendimiento de baja escala que pretende comercializar los productos que trabajan artesanas rurales del departamento de Durazno. Surgió por la necesidad de colocar sus trabajos dado que de manera independiente era muy difícil conseguirlo. 

Hay mujeres que son dependientas y hay otras que tienen sus propios establecimientos. También hay colonas y pequeñas productoras. Actualmente oscilan entre los 40 y los 65 años. Todas son del departamento de Durazno, de parajes como Colonia Rosell y Rius, Feliciano, Los Tapes, entre otros.

Manta teñida con frambuesas

Mabel Puig (63 años) es una productora rural de baja escala que vive y trabaja en el paraje Los Tapes. Además, Puig es la expresidenta de la Sociedad Rural de Durazno, entidad que ha sido clave para el desarrollo del proyecto. 

La artesana comentó a El Observador que es un emprendimiento socialmente enriquecedor. “Es una tela de arañas de mujeres de muchas zonas que quizás ni nos conocemos personalmente, pero estamos en continua comunicación”, relató. 

Lo interesante del proyecto es que en varios casos las artesanas hacen el proceso completo del producto. Se trabaja con dos tipos de lanas. Una es la cruda, que generalmente son lanas que donan productores amigos o vecinos, sobre todos las que tienen cierto color. Otras provienen de las propias ovejas de las artesanas. En este caso, las productoras hacen la cadena completa. Es decir, esquilan el ovino, lavan, tiñen y tejen la lana. 

Cuando realizan prendas, utilizan una “top” o lanas más finas como Merino o Ideal. Estos productos son más suaves y dan una prenda delicada. Además, es una lana que no produce alergia y no pica.  En este caso compran las bobinas, que actualmente lo hacen con la industria Lanas Trinidad. 

El costo de la materia prima depende del grosor o micronaje de la bobina. Los 10 kilos de lana de 19 micras cuestan en el entorno de US$ 265. 

La pasión sobre la plata

Dlanas no es ajeno a los problemas de rentabilidad que tienen la mayor parte de las empresas del país, más aún siendo un emprendiemiento chico. Es así como por el momento, y vendiendo a nivel nacional, la ganancia es mínima. 

Son mujeres que trabajan en las mismas estancias o son pequeñas productoras que tienen su establecimiento. Tejen la lana en sus ratos libres. “Amas la lana y amas el trabajo que haces. El artesano ama lo que hace. Si lo vas a pensar como ganancia, o vas a cobrar una prenda por las horas de trabajo que lleva, acá no la vendes”, aseguró Puig. 

Mabel Puig, una de las artesanas

Si una persona fuera a vivir del emprendimiento exclusivamente no podría hacerlo porque no hay mercado o no se paga lo adecuado.

Por ejemplo, una manta cuesta $ 4.900 y quizás para el mercado es cara, pero si se lleva ese valor a las horas de trabajo, la artesana estaría cobrando $ 50 la hora, si es que la cobra. 

Cada prenda lleva muchas horas de trabajo. En ese aspecto se trata de adecuar los precios, pero también deben ajustarse al mercado porque saben que el trabajo se tiene que vender ya que se debe compensar la inversión de las bobinas. 

Prendas únicas

El teñido es uno de los principales diferenciales del grupo, ya que utilizan métodos naturales como cáscara de cebolla, cáscara de naranja, remolacha, yerba, carqueja, nuez, té, herrumbres, entre otros.

Con la técnica también se cuida el medio ambiente, un tema que preocupa mucho al campo, sobre todo a quienes viven en él. 

Todos los colores de las prendas y artículos del hogar –que van desde ponchos hasta alfombras–son teñidos con productos naturales. Ellas dicen volver al siglo XIX, al tiempo de sus bisabuelas.  

El teñido requiere de un proceso en el que, por un lado, hay que lograr el tinte a través del hervido de raíces, hojas, flores o cáscaras. Por otro lado, hay que preparar la lana con un mordiente para que esa fibra se abra y absorba el color. Luego, hay que fijar el color mediante el hervido. 

Es un proceso que requiere de unas cuantas horas de trabajo. Lo interesante es que nunca se sabe con seguridad el color que va a resultar. Es por esto que se realizan prendas exclusivas porque es muy difícil lograr dos veces el mismo color debido a que se trabaja un producto natural, como la lana, con otro producto natural, como los diferentes tintes. De hecho, han teñido con remolacha y hay veces que queda rojo, pero también ha sucedido que queda amarillo. El proceso es algo que las artesanas encuentran también apasionante. 

Formalidades

El emprendimiento se ha enfrentado a varias dificultades, y una de ellas, es la formalización como grupo. Reconocen que deben dirigirse hacia una cooperativa, pero sostienen que no tienen el perfil para hacerlo porque eso requeriría de una organización que no podrían manejar.

En este sentido, encontraron en la Sociedad Rural de Durazno una espalda fundamental para el desarrollo “formal” del proyecto. Cada artesana vende su prenda y percibe su dinero, ya que no hay comisión. El “aporte” al emprendimiento lo definen como la ayuda mutua que se brindan. 

No han podido formalizarse como entidad porque, si lo hacen en forma individual, tendrían un costo que rondaría los $ 3 mil mensuales, algo muy difícil para una persona que quizás vende un par de prendas al mes. 

En tanto, consideran que están logrando un emprendimiento interesante por lo que buscan soluciones, no con el volumen que quisieran, pero están abriendo puertas y trabajando en ello.  

Dlanas ha probado distintas formas para hacerse de la materia prima y todas siempre requieren de una dosis de administración, algo complicado para la persona que lo haga gratuitamente. El emprendimiento busca el costo mínimo.  Es por eso que hoy en día cada artesana es la responsable de proveerse de su materia prima y en ocasiones se juntan dos y compran a medias. De esta manera, el producto final no genera ningún tipo de comisión y es un 100% de ganancia para la artesana. 

Las emprendedoras pretenden ingresar sus productos en Selling –una empresa que a través de la innovación social, desarrolla oportunidades para que micro y pequeños productores de todo el país puedan crecer de manera sostenida y vivir de su pasión–, para así llegar al turista extranjero, el público al que apuntan.

Hoy están presentes en exposiciones y remates de la zona porque, por ejemplo, al Prado no han podido llegar no porque no falta de calidad, sino por los costos. 

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