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Treinta años es un tiempo relevante de permanencia para una empresa. “Si bien hay que tener capacidad de reaccionar a los cambios, lo que hace la diferencia es no cambiar lo que no hay que cambiar. Las compañías que perduran exitosamente tienen muy claro a qué tienen que decir que no”, opinó Pablo Regent, profesor del IEEM, la escuela de negocios de la Universidad de Montevideo.
Según entiende Regent, las compañías que logran llegar a pervivir ese tiempo son las que evitan ser oportunistas y no se aventuran en lo que parece un buen negocio pero que no encaja en sus prioridades. Esto puede llevar a que sean vistas como firmas que “dejan dinero arriba de la mesa en ocasiones”, cuando en realidad lo que están haciendo es tratar de no alejarse de sus clientes.
Para perdurar tres décadas, es necesario que sean ágiles para ir comprendiendo cómo mutan y evolucionan las necesidades de los clientes. Pero, además, deben tener muy claras sus competencias distintivas.
Estas empresas han pasado crisis como la del Tequila, la devaluación de Brasil, las crisis de 2002 y 2008, y ahora la pandemia de covid-19. Para ello, subraya Regent, debieron contar con directivos que no perdieron la sangre fría y no olvidaron que la empresa “trabaja para el mañana y que no se puede hacer lo que sea cuando hay malos momentos”.Para el profesor del IEEM, no se trata solo de calma ante la adversidad: hay que tener convicción para cuidar lo esencial en todo momento. “Es no achicarte, pero también aguantar sabiendo que hay un mañana”, argumentó.
Detrás de las empresas que duran mucho tiempo hay “gente que sabe tener mirada histórica hacia atrás y adelante”.
El experto advirtió que para perdurar resulta importante cuidar a los empleados, pero que lo que debe priorizarse son las necesidades de los clientes.
“Hay que priorizar la razón de ser de la empresa, que es servir a un tercero. No se crea para servirse a sí misma. Siempre es importante cuidar mucho a los miembros, pero tiene que servir a las necesidades para la que existe”, concluyó.
La empresa de asistencia médica extrahospitalaria se empezó a gestar en 1990 en un garage, y al año siguiente se puso en funcionamiento. Al frente estuvieron 45 mujeres y hombres de entre 30 y 45 años.
En mayo de 1991 iniciaron las pruebas de capacidad de respuesta y en junio se inscribieron los primeros afiliados.
El nombre fue un guiño a una exitosa serie televisiva del momento, que vino a significar Servicio de Urgencia, Asistencia y Traslado.
La empresa empezó con tres bases de salida que también eran policlínicas: Pocitos, Belvedere y Ciudad de la Costa.
En los comienzos reinó el entusiasmo pero también hubo que recapitalizar con recursos de los propios fundadores o de familiares o instituciones bancarias. Una estructura sólida permitió un crecimiento ordenado y con armonía.
En 1993 se abrió el Centro de Diagnóstico, con consultas con especialistas y exámenes paraclínicos, Medicina Empresarial en 1997, y la clásica Clínica del Estadio. En 2014, se fusionó a esta clínica con los servicios de Centro Diagnóstico y Medicina Empresarial, con lo que se convirtió en el único centro del País que reúne tanto servicios de medicina ambulatoria en un mismo lugar y que realiza más de 4500 asistencias al mes. Adicionando este último mes, el servicio de Policlínica.
Algunas innovaciones fueron el servicio de asistencia telefónica, en que los llamados de baja complejidad se atendieran en automóvil, y en un sistema de envío de antecedentes por celular que fue el embrión de su Historia Clínica Electrónica.
En la actualidad SUAT se posiciona como una de las tres empresas líderes en el servicio de Emergencia Médico Móvil.
Guillermo Vázquez, gerente general de SUAT, señaló que siguen intactas “la vocación de servicio, pasión y búsqueda de la calidad” más allá de que hoy se cuente con gran experiencia, infraestructura y “una tecnología inimaginable 30 años atrás”.
Gladys Turniansky había incursionado en el mundo de la moda confeccionando bikinis y camisas. En 1991 decidió abrir su propia tienda de ropa con prendas exclusivas en bulevar España y Tomás Diago. Al poco tiempo llegó otra tienda en Punta Carretas Shopping.El negocio nació con el propósito de “inspirar a las mujeres uruguayas a perseguir sus sueños” y logró consolidar una comunidad entorno a ese concepto. En la casa central se organizan eventos para que las clientas expongan sus trabajos: “Ha habido mujeres que hacen arte plástica, que cantan, que trabajan en teatro, entre otros”, contó Turniansky.La evolución de la marca se basó en la moda que potencia a la mujer. En un principio, Turniansky diseñaba ropa para cada mujer pensando en que es única e irreemplazable. Hoy sigue teniendo prendas exclusivas pero también trabaja con un stock para adaptarse a las nuevas modalidades de venta.
Para Turniansky su marca perduró en el tiempo gracias a una combinación de pasión, amor, actitud, propósito y responsabilidad.
El 18 de noviembre de 1991, inauguró en Montevideo Shopping su primer restaurante en Uruguay y cambió el concepto de comida rápida. “Al principio teníamos que explicar cómo era el funcionamiento de nuestro servicio porque ir a la caja, pagar, esperar la comida, y, luego de comer, levantar la bandeja, descartar la caja y los papeles, era un modelo disruptivo”, contó el director de McDonald’s Uruguay, Ricardo Méndez .A lo largo de los años supo adaptarse a las expectativas de los clientes. En 1991 tenía un menú clásico de cinco hamburguesas, papas fritas y refresco aunque ya contaba con servicios innovadores, como el AutoMac. Después incorporó opciones como McCafé. Otro salto significativo fue el servicio de delivery en 2003. Hoy en día puede encontrarse tecnología para facilitar los pedidos en los locales.
Cuenta con 31 sucursales en y genera más de 2.000 puestos de trabajo directo y más del 80% de sus insumos provienen de proveedores locales.
Abrió sus puertas para brindar un servicio inexistente hasta el momento: la telefonía celular. El 8 de noviembre de 1991, se llevó a cabo la primera llamada celular de Uruguay. Los protagonistas fueron Luis Alberto Lacalle y Gonzalo Aguirre, los entonces presidente y vicepresidente de la República.
“En esa llamada, lo que se transmitía no era otra cosa que el orgullo por haber logrado traer al país un servicio y tecnología de vanguardia, y una responsabilidad mayor aún, de saber que estábamos haciendo historia”, afirmaron desde Movistar.
Fundada en 1991 como Movicom, su marca es Movistar desde 2005, tras ser adquirida por la multinacional española Telefónica.
El primer local se ubicó en la calle Soca y hasta el día de hoy sigue funcionando y es un emblema de nuestra compañía.
Desde el inicio la premisa de la empresa fue que el cliente estuviera en el centro del accionar, con el objetivo de facilitar las vidas de las personas. Explicaron que "fue, y sigue siendo, fundamental ser dinámicos, innovadores y contar con la flexibilidad necesaria para adaptarnos",.
Para Movistar cumplir 30 años significa "una gran alegría por todo el camino recorrido y un impulso para seguir construyendo".
En sus 30 años de trayectoria, Piscinas del Este lleva construidas o equipadas más de 2.500 piscinas de todos los tamaños y escalas. En 1991, Víctor del Orrio, junto a un constructor español y un arquitecto uruguayo, empezó a construir piscinas de hormigón armado con el sistema Gunite.
En sus inicios, la empresa trabajaba de forma particular construyendo únicamente en los domicilios de sus clientes pero, con los años, su trabajo evolucionó.
Hoy en día realizan “las piscinas más complejas del país” según comentó Javier del Orrio, actual director de la empresa.
En el transcurso de los 30 años, dos de los fundadores vendieron su parte y Piscinas del Este pasó a ser propiedad única de la familia Del Orrio López. Para ellos, la empresa es parte de su familia y que continúe en el mercado luego de 30 años significa “un orgullo”.
Se trató de una innovación a nivel local y mundial. Secom, el primer servicio de compañía en sanatorio y domicilio nació de la intuición de la maestra Alicia Esquiera y de una experiencia de internación hospitalaria. Esquiera sufría un dolor intenso y no funcionaba el timbre para llamar a enfermería. La ayudaron unas personas que se encontraban en el pasillo y así se le ocurrió la idea.
En ese momento, era propietaria de la guardería infantil El jardín de Alicia. Golpeó puertas en busca de apoyo económico y comenzó actividades en su casa en agosto de 1991. Hoy la empresa cuenta con más de 120 mil afiliados, casi 2.000 empleados y su casa central es un edifiio de tres pisos en la esquina de Colonia y Andes.
“Secom se formó con el esfuerzo de sus colaboradores. Treinta años de lucha, sacrificio y mucho amor”, comentó Esquiera en un video aniversario, en el que agradeció la confianza a los afiliados.
De arrancar en un rincón de su casa en el Centro, pasó por varios locales hasta comprar el edificio ubicado en la esquina de Colonia y Andes, donde actualmente funciona la sede central. “Al principio yo hacía todo, hasta barría”, dice.
*Este artículo forma parte de la edición especial 30 años de El Observador.
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