China Zorrilla, Enrique Guarnero, Margarita Xirgu, Alberto Candeau y Maruja Santullo

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En busca del rastro de Margarita Xirgu en Uruguay: del símbolo político a la maestra fundadora

El investigador catalán Francesc Foguet i Boreu llegó a Montevideo para documentar la última etapa de la actriz en su exilio uruguayo
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03 de agosto de 2023 a las 05:04

En enero de 1936 Margarita Xirgu inició su cuarta gira por América. La actriz, directora y empresaria empezaba así un viaje del que ya no regresaría: el estallido de la guerra española y el devenir de la dictadura franquista la destinaron a un exilio en el que recaló en el sur.

En los años posteriores, la actriz viajó con su compañía por Argentina, Cuba, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay. “Durante esta gira en La Habana perdí a mi esposo. Después estando en México nos sorprendió la noticia de la revolución española, al poco tiempo la inaudita muerte de Federico [García Lorca], a quien yo quería como a un hijo (...) El cariño que me demostró el público rioplatense, el aplauso, la comprensión el apoyo de ese público, me ayudó a serenarme”, declaró un año más tarde.

El 27 de mayo de 1949, la Compañía de Margarita Xirgu estrenó El malentendido de Albert Camus en el Teatro Argentino de Buenos Aires. Tres días después, la obra fue prohibida por el gobierno de Juan Domingo Perón, que la consideró propulsora del ateísmo. Tras la censura, Xirgu fue invitada por la Comisión de Teatros Municipales, presidida por Justino Zavala Muniz, a instalarse en Montevideo para encargarse de un ambicioso proyecto cultural: ser una de las directoras de la novel Comedia Nacional y crear la Escuela Municipal de Arte Dramático (Emad), que hoy lleva su nombre.

La Xirgu, como se la conoce popularmente, se convirtió así en una de las figuras fundacionales de una institucionalidad teatral. Desde Uruguay se convirtió en un símbolo de la República y un mito de la escena artística hasta su muerte, el 25 de abril de 1969, cuando fue sepultada en el cementerio de Buceo.

Ahora el investigador Francesc Foguet i Boreu, profesor de literatura y estudios teatrales en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Barcelona, llegó a Montevideo tras el rastro de Margarita Xirgu para adentrarse en la etapa más desconocida de su trayectoria artística desde la mirada europea. “Es la etapa quizá más significativa porque es el final de su vida y es donde Margarita Xirgu puede hacer en Uruguay los proyectos que había pensado hacer en su país”, explicó a El Observador desde el mismo Teatro Solís desde el que la mítica figura catalana dirigió dos grandes proyectos culturales.

"Si no estás aquí no comprendes en su totalidad la figura de Xirgu y la dimensión que adquiere en el teatro uruguayo contemporáneo”.

La Xirgu, en el teatro uruguayo

Pero, ¿cuál es el aporte de Margarita Xirgu al teatro local? Según Foguet, la figura de Xirgu “es en parte un mito para Uruguay, para la cultura uruguaya y para la cultura teatral específicamente”. El investigador considera que hay varios puntos que simbolizan las “aportaciones” de Xirgu en el teatro uruguayo contemporáneo. 

Institucionalización. En primer lugar, su participación en la institucionalización del teatro y el énfasis en la profesionalización del artista: que los actores, las actrices, los directores, tenían que ganarse la vida del teatro.

“La llamaron para participar de un proyecto cultural muy ambicioso que era construir una estructura teatral oficial pública que hasta entonces no existía a imagen y semejanza de lo que había en los países europeos, sobre todo en Francia. Hay una voluntad de hacer que el teatro pueda llegar a las clases más populares, de extensión cultural, de democratización de la cultura”.

“Un país pequeño como es el Uruguay, que en este sentido se parece mucho a Cataluña, es capaz de crear esta estructura –la Comedia Nacional y la Escuela Municipal de Arte Dramático–  desde los comienzos. Xirgu participará como una más, pero como una más que tiene una experiencia, una trayectoria, un repertorio que dan a este proyecto una singularidad y una proyección mucho más allá de lo que creo que hubiese tenido si ella no hubiese estado aquí”.

El repertorio. Margarita Xirgu venía de una escena periférica como era la catalana, por lo que debió hacerse un lugar en la plaza española. “¿Qué hace Xirgu con mucha inteligencia? Buscar esos autores que le pueden una excepcionalidad y la puedan destacar de las otras actrices que están activas en ese momento. Es lo mismo que hará en todas partes: buscar autores renovadores, vanguardistas, que sean capaces de ofrecer un repertorio distinto o dar a su repertorio un matiz más moderno”.

Actriz, directora de escena y empresaria, Margarita Xirgu llega a Uruguay con un repertorio ecléctico, estéticamente renovador sin perder la referencia histórica, que incluye clásicos contemporáneos, autores universales y locales. Cuando estaba en Cataluña, eran los catalanes. Cuando estaba en Madrid, eran los españoles. Cuando estuvo en Uruguay, fueron los uruguayos. Una diversidad de repertorio que es lo que, según el investigador, singulariza a Xirgu como una actriz y una directora moderna: “La modernidad de su repertorio es uno de los aspectos que es indudable. Nadie puede cuestionarlo, puede cuestionar otras cosas pero esto no”.

Se estrenó en la Comedia Nacional con La Celestina de Fernando de Rojas y en sus primeros años puso en escena títulos como La patria en armas, del uruguayo Juan León Bengoa; Bodas de sangre, de Federico García Lorca; El malentendido, de Albert Camus; La loca de Chaillot, de Jean Giraudoux; Peribáñez y el Comendador de Ocaña, de Lope de Vega; y Tartufo, de Molière.

“El hecho de ser mujer y estar en dos de las grandes estructuras que está creando el teatro uruguayo, las más visibles, es muy importante. Y esto se puede comprobar con documentación. Lo que he encontrado estos días aquí, es que las remuneraciones que recibe Xirgu de la Intendencia como directora de la Emad son cuatro veces más que el resto de los profesores. Nos parecerá que es obvio, es lógico porque es la directora, pero no lo es tanto si piensas que es una mujer y en la época esto no solía pasar así", señala Foguet.

La maestra. El escritor y dramaturgo Antonio "Taco" Larreta recordó en 1997, en el marco del Cincuentenario de la Comedia Nacional, que Margarita Xirgu “formó en dos o tres años a un grupo notable de actores jóvenes, imprimiéndoles sobre todo una severa disciplina, pero el tiempo se encargó de separar a los extraordinariamente dotados de los mediocres”.

Xirgu fue la primera directora de la Escuela Municipal de Artes Dramáticas, por lo que fue capaz de formar algunos de los actores que después serían parte de la Comedia Nacional con criterios que eran los que ella conocía como profesional y como artista. “No tenía una formación teórica y pedagógica pero sí tenía mucha intuición, muchas tablas, mucha experiencia; sabía cómo tenía que hacerse el teatro e intentaba enseñar haciendo”, explica Foguet. 

Una camada de artistas como Estela Medina, Estela Castro, China Zorrilla o Juan Jones, que construyeron carreras de proyección no solo en el Uruguay sino también en el exterior.

“Les contagió no solo la pasión por el teatro sino la dedicación, casi como si fuese una religión. Se ha ironizado y se ha hecho caricatura de la Xirgu porque se ha dicho que era una persona muy exigente, muy tirana incluso, pero les ofreció este valor de disciplina, de dedicarse al teatro como algo que tienes que hacer con esfuerzo, con mucha voluntad y dedicando muchas horas. Es lo que hacía ella”, consideró el investigador.

“En las actas de la Comisión de Teatros Municipales se observa muy bien cómo en la etapa en que Xirgu está como directora hay muchas dificultades en muchos aspectos muy prosaicos, pero se consigue que no haya conflictos. Deja a Xirgu la dirección de la escuela y es una sucesión de renuncias al cargo, conflictos con los estudiantes, huelgas, problemas. Quiere decir que es una mujer que tiene capacidad de organización. Tiene un carácter suficientemente fuerte para imponerse, para ser una autoridad".

La Xirgu, el símbolo en el exilio

“Soy mujer de lucha artística y no política”, escribió en 1946 en una carta al peruano Francisco Graña: “Jamás pertenecí a ningún partido político. Mi amistad con personalidades políticas fueron siempre relacionadas con el teatro, ignorando en muchos casos su ideología”.

Sin embargo, la explosión de la guerra durante su gira latinoamericano profundizó la dimensión política de Margarita Xirgu. “Tuvo que posicionarse de algún modo en la coyuntura política a favor o en contra de lo que estaba pasando en España. Y lo tuvo muy claro: ella siempre defendió a la república, la democracia, la libertad y los valores democráticos. Esto ya es un sello, una marca de Xirgu, y a partir de aquí este posicionamiento político como artista le impidió volver”.

La actriz sufrió la represión del Franquismo. "El Tribunal de Responsabilidades Políticas juzgó a Xirgu, le abrieron un expediente y la declararon persona non grata. La condena es de alejamiento a perpetuidad", señala Foguet.

El investigador y biógrafo de la artista señala que a finales de los 50 la actriz se plantea la posibilidad de regresar. "Se inician negociaciones secretas para poder ver si puede volver, pero una campaña muy furibunda de la prensa franquista se lo impide. A pesar de ella misma, Xirgu se había convertido en un ícono de los valores de la república democrática y esto la marca mucho como exiliada y represaliada política", comenta Foguet.

En una conferencia, la actriz señalaba la materialidad de la herencia artística. Un pintor deja sus pinturas, un escultor sus esculturas, ¿pero una actriz qué deja? "Xirgu lo que ha dejado es el repertorio y es allí donde se puede hacer una lectura ideológica de su figura. Xirgu llevó a escena varios escritores dramaturgos muy concienciados políticamente, de lo que se ha llamado la 'dramaturgia republicana': [Rafael] Alberti, [Federico García] Lorca, [Alejandro] Casona. Dramaturgos que están en perfecta sintonía con su tiempo y están haciendo unas obras que además de estéticamente renovadoras son ideológicamente muy incisivas".

Especialmente su amistad con Lorca se convirtió en un tándem artístico y cultural influyente. "Lo primero que tuvo que padecer en el exilio fue la muerte de su primer marido, pero creo que quizá no le dolió tanto con la muerte de Lorca. Siempre se ha dicho que Xirgu tuvo mucha suerte en entrar a Lorca, pero es que Lorca tuvo mucha suerte en encontrar a Xirgu. Cuando se encontraron, él era muy reconocido como poeta pero poco representado como un dramaturgo y tenía muchas dificultades para que sus textos fuesen representados", señala el especialista.

"Xirgu fue valiente y representó dos de sus textos apenas conocerse. Este tándem es recíproco y no hay que reducirlo. La muerte de Lorca le impacta muchísimo, eso es lo que dice, y a partir de entonces se convierte en parte fundamental de su repertorio. Haciendo Lorca está reivindicando la república, el antifascismo, la democracia, la libertad".

El repertorio de Xirgu, según el experto, la posicionó de un lado de la polarización política. "Era el repertorio que estéticamente quería hacer y haciéndolo es cuando adquiere unas connotaciones políticas que ella no perseguía como actriz. No era una persona especialmente politizada pero se encuentra con una serie de coyunturas en varios momentos que hacen que pueda considerarse que era una persona con sensibilidad política. Y que por tanto, eligiendo determinadas obras y eligiendo determinados repertorios está también posicionándose políticamente".

De hecho, durante años se la consideró una actriz “ingenua políticamente”, que solo sabía lo que se escuchaba en las tertulias de camerino donde siempre había intelectuales o escritores. Por lo general, hombres. “Hay, por ejemplo, una entrevista en la que le preguntan sobre el voto femenino porque la mujer no pudo votar en España hasta la República. Xirgu responde que las mujeres tienen que votar 'porque hasta ahora solo han votado los hombres y lo han hecho muy mal. Al menos a partir de ahora si votan las mujeres quizás lo podamos hacer mejor'. Es esa toma de posición clara a favor del voto femenino que en ese momento era situarse en la ideología más progresista del momento. Son pocas las declaraciones públicas en este sentido de politización de Xirgu, pero son muy significativas. Ponen un poco de matiz a lo que hasta ahora sabemos", señala Foguet.

Pero la figura de la actriz también evoluciona a lo largo de su vida. “No es lo mismo la Xirgu de los años 20, la Xirgu de los años 30, que la Xirgu de la posguerra española o la Xirgu que después está condenada al exilio”, indica el docente.

Foguet considera que “la trayectoria de Xirgu a lo largo de todas sus etapas, desde la escena catalana a la escena española, su paso por varias escenas de repúblicas latinoamericanas, permite explicar el siglo XX”.  A través de una figura, de una actriz, de una directora, de una pedagoga teatral que sufrió la censura, el exilio y más de una guerra: la primera guerra mundial cuando muy pequeña, la guerra de España y la segunda guerra mundial. 

“Es una figura que también fue censurada por las fuerzas de derecha, por las fuerzas más reaccionarias. Es una figura que, por otra parte, no es significativa en unos momentos en los que volvemos, por desgracia, a discutir sobre qué es la democracia, cuáles son los valores, Xirgu es una figura más que emblematiza estos valores de democracia y de libertad”.

La catalanidad. Foguet añade un sentido más a la figura de Xirgu: su arraigo catalán. El investigador explicó que el presidente de la Generalitat del exilio, Josep Tarradellas, creó una red de delegaciones del gobierno catalán en Europa y América. “Cuando quiso crear la delegación en Uruguay, habló con los exiliados políticos de aquí y les pidió una figura que fuese de consenso, representativa de la catalanidad del exilio: la figura fue Xirgu”.

Era un cargo simbólico y honorario. Xirgu aceptó, y no sólo aceptó sino que se desempeña activamente en su rol de delegada.

“Quizá la acción más significativa o impactante es que firma una carta a J.F. Kennedy, el presidente Estados Unidos, pidiéndole como delegada de la Generalitat Catalana al exilio en la República Oriental de Uruguay, que cambie de política internacional y participe en la democratización del Estado Español y de Cataluña. Es muy significativo que ella firme esta carta como presidenta, se la envíe”.

Margarita, a la uruguaya

Pero Margarita Xirgu era más. Era también la vecina, la esposa, la amiga. La que construyó su vida de nuevo en Uruguay. El investigador llegó a su última casa, en el balneario de Punta Ballena, que aún se conserva “prácticamente igual como la dejó”, donde pudo comprender los últimos días de la actriz.

​​​"Al final de su vida ya no se está dedicando al teatro, tiene más tiempo y empieza a escribir más cartas a la familia. Entonces comienza a expresarse no como actriz sino como mujer, como persona. Empieza a expresar su nostalgia por estar lejos de su patria y la sensación de que, a pesar de los esfuerzos de toda la vida dedicada al teatro es un mundo que queda muy lejos", señala el autor que también publicó el Epistolario de la actriz.

Los aspectos más íntimos de la vida de la artista también hacen a su vida pública. Y entre los aspectos más íntimos, también tuvo un acercamiento a su carácter. "Hay una idea de Xirgu como una persona quizá un poco intransigente, muy metódica, muy exigente, pero después si empiezas a conocer gente que ha vivido con ella esa imagen se matiza. La persona que nos enseñó la casa era la hija de un vecino y le pregunté cómo era Xirgu ellos: 'Como si fuese una abuela'".

El profesor visitó también los lugares de Xirgu en Montevideo: las casas del centro en las que vivió, la confitería en la que comía, la iglesia en la que rezaba. "Seguir este itinerario permite comprender, por ejemplo, que todos estos lugares estaban cerca del Solís, que era su centro. Ella ya se pasaba la vida aquí: ensayando con los actores o en la escuela. Toda su vida gira alrededor del Teatro Solís", explicó.

Foguet no deja por fuera las críticas al mito, una construcción que también es cuestionada.

“La figura de Xirgu sigue siendo controvertida. He encontrado algunos profesionales de las artes escénicas que de algún modo piensan que fue un problema para el teatro uruguayo porque, por lo que dicen, impuso un modelo que puede ser discutible porque es un modelo europeizante. Incluso esta crítica, que la comprendo, también es positiva para el mito Xirgu porque cualquier figura no se puede leer desde una sola perspectiva, sino que es poliédrica. Y siendo poliédrica es muy rica y puede ofrecernos mucho”.

"Tenemos que hacer una lectura nueva, redimensionando el mito Xirgu. Y redimensionar el mito Xirgu quiere decir, de algún modo, ponerlo al día. No hay que sacralizarlo, sino ver qué es lo que nos sirve para nuestra contemporaneidad. En este sentido, hay muchos aspectos que continúan interpelándonos, siendo una lección para el presente y para el futuro. Y esto es lo que me ha permitido venir aquí, comprobarlo".

Después de meses de revisar archivos, recorrer la vida de la artista y contrastar los resultados de su investigación, Foguet arriesga una conclusión: Xirgu continúa vigente. "Continúa siendo un icono o una figura que, te guste o no, es ineludible. Por lo tanto, si es ineludible, es un clásico”, concluye.

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