La Policía Militar de Río de Janeiro reconoce la importancia de garantizar la seguridad durante la final de la Copa Libertadores y se compromete a no repetir escenas de violencia como las ocurridas en Copacabana. En una reunión con funcionarios argentinos, se acordó que en el banderazo no habría simpatizantes de Fluminense y que se aumentaría la cantidad de efectivos en la Avenida Atlántica y el Maracaná antes, durante y después del partido.
El dispositivo de seguridad en el Maracaná incluirá el monitoreo de redes sociales para prevenir emboscadas y convocatorias cibernéticas de las barras de varios equipos, más de 2,200 efectivos de seguridad en vigilancia alrededor del estadio y en lugares de reunión de los hinchas, además de 24 bloqueos en los principales accesos al estadio y en otros lugares clave de la ciudad.
La Policía está comprometida a garantizar la seguridad de los miles de hinchas argentinos que llegarán a Río de Janeiro y a prevenir cualquier incidente violento durante el evento.
El dispositivo de seguridad para la final de la Copa Libertadores en el Maracaná involucrará a más de 2,240 policías militares. Habrá 24 puntos de bloqueo en los alrededores del estadio, donde el Batallón Especial de Vigilancia de Estadios (BEPE) verificará la autenticidad de las entradas antes de permitir el acceso al estadio.
El público deberá asegurarse de tener sus entradas disponibles en su teléfono móvil antes de salir de casa y consultar el mapa con su ubicación de acceso al estadio. Se prohíbe el ingreso de bebidas alcohólicas, botellas de vidrio, banderas con varillas y cualquier objeto que pueda desencadenar episodios de violencia. También se prohíbe el uso de camisetas o símbolos de otros equipos que no estén involucrados en la final. El objetivo es garantizar un ambiente seguro y libre de incidentes en el Maracaná durante el evento.
La Policía Militar ha indicado que los agentes de seguridad estarán equipados con equipos de control de disturbios civiles que contienen armas no letales con menor potencial ofensivo. Todos los policías del Batallón Especial de Vigilancia en los Estadios llevarán cámaras corporales portátiles en sus uniformes. Se mantendrá una vigilancia continua en los lugares donde se reúnan los fanáticos hasta que el público se haya dispersado por completo. Además, agentes policiales del Grupo Aéreo de la Policía Militar (GAM) llevarán a cabo patrullajes con aeronaves y drones en todo el perímetro de seguridad del estadio para mantener el orden público. El objetivo es garantizar la seguridad y prevenir incidentes durante el evento deportivo.
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