Leonardo Carreño

El perfil del nuevo decano de la Escuela de Negocios de la UM y qué planes tiene para el futuro

Después de 25 años fuera del país, Gerardo Beramendi se instala en Uruguay, deja el mundo corporativo y asume como decano de la escuela de negocios de la Universidad de Montevideo

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05 de febrero de 2021 a las 09:15

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Gerardo Beramendi es uruguayo, padre de siete hijos —en su mayoría, milenials, aclara—, fanático de los deportes y nuevo decano del Instituto de Estudios Empresariales de Montevideo (IEEM), la escuela de negocios de la Universidad de Montevideo.

Licenciado en Administración y Contador Público por la Universidad de la República, Beramendi profundizó su formación en escuelas de negocios de Estados Unidos como en la Darden School of Business y la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania e ingresó al mundo corporativo en los años de 1980 en la multinacional Coca-Cola, donde desarrolló toda su carrera profesional. En 1996 emigró junto a toda su familia y permaneció fuera de Uruguay durante 25 años, ocupando diferentes cargos dentro de la compañía, que lo llevaron a vivir en Estados Unidos, México y Argentina. Su último rol dentro de Coca-Cola fue como vicepresidente de Finanzas para Latinoamérica Sur, que desempeñaba desde las oficinas de Argentina. Para el año 2020, Beramendi había planeado su retiro de la vida corporativa de forma paulatina, ordenada y con visitas a los diferentes lugares donde trabajó para despedirse de forma presencial de sus colegas, pero la llegada de la pandemia truncó sus planes.

“Terminé los últimos meses con equipos de crisis y con todos trabajando desde la casa. Mi despedida fue virtual, una experiencia única con 250 personas conectadas, incluyendo a todos mis hijos”, cuenta Beramendi.

Su vínculo con el IEEM se remonta a sus comienzos, 30 años atrás, y durante este tiempo fue docente y se mantuvo en permanente contacto. “Como formé parte de esta aventura al arranque, esta posibilidad de liderar un equipo con gente joven, de mucha calidad académica, profesional y personal me tiene superentusiasmado. Es una combinación de alegría, emoción Y mucha responsabilidad”, dijo Beramendi a Café & Negocios.

¿Asumir como decano del IEEM era parte de su plan de retiro?

Mi plan de retiro tenía mucha apertura, era un listado de cosas que quiero hacer y que voy a tratar de hacer. Dentro de esa lista, una de las cosas era volver con más firmeza al mundo académico, aunque siempre seguí dando cursos internos dentro de Coca-Cola. Así que me acerqué al IEEM, a Pablo Regent, a quien conozco de los primeros pasos.

Las posiciones de decano en estas instituciones no son para quedarse eternamente, en general, es un primus inter pares (el primero entre iguales), alguien de la propia institución o, como en mi caso, alguien con mucho background de negocios.

Leonardo Carreño

Con Pablo hicimos una transición ordenada, detallada y fuimos coordinando para que esto sea una plataforma para crecer, para ser mejores. Me interesa mucho juntar dos mundos que para mí son muy atractivos: el de los negocios y el académico, y que de esa combinación impactemos de manera más positiva en la sociedad, por eso, este rol era el combo ideal.

También coincide con un recambio de decanos en la Universidad de Montevideo, que es nuestro paraguas.

¿Cuáles son los lineamientos que se planteó para esta nueva etapa?

El IEEM está muy establecido y tiene la responsabilidad de ser cada vez mejor, de mantenerse actualizado. Formamos parte de una red global de escuelas asociadas al IESE (Instituto de Estudios Superiores de la Empresa), que es número uno. El año pasado, en plena pandemia, logramos dos reacreditaciones de nuestros programas MBA por cinco años, —que es el período máximo— por parte de la EFMD (European Foundation for Management Development) y de AMBA (Asociación de MBAs), dos de las tres acreditadoras más importantes del mundo para escuelas de negocios.

Para los próximos años, nuestro foco está en la internacionalización, la calidad del aprendizaje y la investigación aplicada. La internacionalización refiere a generar mayor roce entre participantes y profesores, utilizando la red global que tenemos y apalancando lo virtual como complemento. También queremos avanzar en algunos programas internacionales que estaban en carpeta y que quedaron en pausa por la pandemia, programas en los que nos podamos combinar con otras escuelas de la red IESE.

En cuanto a la calidad del aprendizaje, tenemos un nivel de excelencia que implica una actualización constante y el objetivo es hacerla más sistemática. Por otro lado, la investigación aplicada, en línea con esta vocación de servicio al país, implica seguir aportando conocimientos pero para la acción, con foco en la práctica.

¿Cuál es el mayor desafío al que se enfrenta la institución en este momento?

El IEEM se adaptó muy rápidamente a las nuevas circunstancias y quedó en un esquema muy flexible. Tenemos limitaciones en algunas aulas, pero desarrollamos un espacio de aula en Kibón Avanza, que vamos a mantener, y acá adaptamos salas para que lo virtual sea con mucha sensación de clase, que el profesor pueda seguir trabajando en el pizarrón, que vea a todos los estudiantes y que la interacción pueda ser fluida.

El aprendizaje está muy centrado en la vivencia del participante, por eso la presencialidad no es un tema menor para nosotros e hicimos esfuerzos grandes para que continuara, cumpliendo con todas las condiciones sanitarias. Ampliamos la capacidad y avanzamos desde el punto de vista tecnológico.

Este año el reto más grande es traer los nuevos desafíos que tiene el mundo a nuestros programas, a nuestras interacciones.

¿Cuál es el perfil de los programas?

Lo que generamos con los programas son hábitos de toma de decisiones, de enfrentar los problemas, más allá de los contenidos, que son el vehículo para acostumbrar a los participantes a tomar decisiones, y eso es algo que es aplicable a todas las profesiones y ámbitos de trabajo.

Un MBA te da un montón de herramientas para eso, no es lo único, no es la bala de plata pero te transforma, te hace una movida grande en la manera en que enfoccás los temas de las decisiones.

Leonardo Carreño

El otro día me decía un millennial que el que no emprende ahora es porque no quiere, porque la mayor parte de las barreras que antes había para emprender se han caído.

Se puede competir con grandes compañías con menos recursos, se puede acceder a los mercados. El problema es implementar las ideas y para eso, los programas del IEEM aportan mucho desde el punto de vista de cómo tomar decisiones y avanzar.

Me parece que sigue siendo una herramienta superválida, ajustada y, por supuesto, actualizada, cada vez más volcada a habilidades más soft, como la empatía y la creatividad, que te hacen diferente en un mundo más tecnológico.

¿Cuál será la impronta personal que aportará a este rol?

Me parece que esta visión internacional. Lo que necesita el profesional uruguayo es tener más visión de cómo funcionan las cosas en el exterior, cuáles son los códigos, cuáles son los temas cuando se trabaja entre países.

Hay que incorporar dentro del aprendizaje una mentalidad global y creo que estamos en un muy buen momento.

Estamos muy acostumbrados, los que trabajamos en el mundo de los negocios, a que lo que no se mide no se mejora, que hay que ponerse objetivos y ser sistemáticos en el cumplimiento y que lo que se puede estandarizar hay que hacerlo, porque eso libera energía, talento y horas para enfocarnos en las cosas del corazón de lo que queremos hacer.

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