Alexey NIKOLSKY / Sputnik / AFP

¿Está Putin a punto de invadir Ucrania? III

Los diferentes posicionamientos de los países europeos en torno a la crisis de Ucrania, la pugna diplomática y lo que piensan los propios ucranianos

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04 de febrero de 2022 a las 05:01

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Mientras bajan un tanto los decibeles en la retórica de la supuestamente “inminente” invasión de Rusia a Ucrania, ambos bandos se dedican a exhibir aliados y a asegurar neutrales y pretensos mediadores. Vladimir Putin recibe al presidente de Hungría, Viktor Orbán, en Moscú y habla en videoconferencia con el francés Emmanuel Macron y por teléfono con el italiano Mario Draghi. Y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, hace lo propio en Kiev con el primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. Lo cual demuestra que a la hora de conseguir aliados para un conflicto, todo sirve, la Biblia y el calefón.

Alemania ha sido desde el inicio el más reticente de los países europeos a adoptar la línea dura de Washington contra Moscú. Estados Unidos –el que manda en la OTAN– no quería fisuras dentro de la alianza. Pero Berlín tiene buenas razones para creer que toda esta crisis se desató por la intención de Washington de provocar la cancelación del gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania. Y de momento al menos, resiste las presiones, tal vez priorizando su cuasi vital relación energética con Moscú.

La ministra de Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, que era la más pro Washington dentro del gobierno de Olaf Scholz, ha suavizado considerablemente el tono de sus declaraciones en contra de Rusia y aparece ahora con un talante bastante más conciliador. Y el propio Scholz anunció ayer que viajará también a Moscú, después de su visita a Washington la próxima semana; lo que pone de manifiesto sus claras intenciones de mediar sin hacer mucha alharaca. También es posible que el canciller alemán haya recordado por estos días la famosa frase de Lord Ismay, el primer secretario general de OTAN, quien en su día dijo que la alianza había sido creada “para mantener a los rusos afuera, a los americanos adentro y a los alemanes abajo”.

El otro que mantiene una postura algo ambigua pero claramente más conciliadora con Moscú es Macron, a quien le habla al oído el gurú Jean Pisani-Ferry y otros intelectuales y geoestrategas franceses partidarios de la llamada “autonomía estratégica”. La idea de que Europa deje de ser una cuña geopolítica de Washington para tomar sus propias decisiones autónomas; o como lo definió el propio Pisani-Ferry en un reciente artículo de Project Syndicate -titulado ‘La conquista geopolítica de la economía’- que tuvo gran repercusión en Europa: “Colaborar con otros en lo que podemos y trabajar en forma autónoma en lo que debemos”.

A esa teoría parece también afiliarse el gobierno de Mario Draghi en Roma. Y ya con el eje franco-alemán renuente a inclinarse ante Washington, más Italia, tiene usted al corazón de Europa en un posicionamiento que podría marcar un nuevo paradigma geopolítico.

En realidad, hoy por hoy, el único país de Europa Occidental que parece seguir a pie juntillas los designios de Washington es España, que hace unos días hasta envió buques de guerra al Mar Negro. Y eso que ahora no gobierna el PP de José María Aznar, sino el PSOE; y es el socialista Pedro Sánchez el mejor alumno de la clase en la OTAN, a pesar del rechazo de los españoles al escalamiento de las hostilidades en el Mar Negro y de que el #NoALaGuerra hace días que no baja de ‘trending topic’ en el Twitter de España.

La cosa cambia en Europa del Este, donde la mayoría de los países respaldan firmemente la línea de Washington y Londres; es el caso señaladamente de los países bálticos, y de Bulgaria y Rumania.  

Hay en esto desde luego un efecto Rashomon; cada quien habla y siente según le ha ido en el baile. Estos países hace relativamente poco que se han liberado del yugo de Moscú, y no quieren volver a caer en ello si las tornas llegasen a cambiar.

De modo que Europa tendrá que buscar un equilibrio sobre la crisis de Ucrania, entre la postura más moderada y terciadora de Alemania, Francia e Italia, y la más beligerante de Reino Unido y estos países del Este europeo.

Pero ¿qué es lo que quieren los ucranianos a todo esto? ¿Alguien les preguntó a los ucranianos de a pie qué opinaban?

Gerard Toal, experto en Geografía Política y profesor de Relaciones Internacionales del Politécnico de Virginia, hizo la encuesta en Ucrania a fines de 2019. Los resultados los publicó el pasado 19 de enero en un extenso artículo de The Washington Post. Pero quizá en el título de una entrevista que le hizo días después el diario La Vanguardia de Barcelona, se resuma el meollo de sus hallazgos: “Si hay una guerra en Ucrania, será en contra de la opinión de los ucranianos y de los rusos”.

Se sabe que los ucranianos están divididos entre quienes piensan que el país debe unirse a la Unión Europea y los que opinan que no, con una ventaja nada desdeñable de los primeros, que son alrededor del 54%, según casi todas las encuestas conocidas, sobre un 33% aproximadamente de los segundos.

Sin embargo, esa mayoría desaparece respecto de la OTAN. Ante la pregunta de Gerard Toal de si la alianza atlántica debe realizar ejercicios militares en suelo ucraniano, 53% se pronunció en contra, 24% dijo no saber y solo 21% se mostró a favor. Y una encuesta de Ipsos, relevada entre junio y julio de 2020, muestra que cerca del 44% votaría en contra del ingreso de Ucrania a la OTAN en un hipotético referéndum, y el 42%, a favor.

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