El euro digital también avanza en el continente.
Laura García

Laura García

Analista Financiera

Economía y Finanzas > La moneda europea: 25 años

Euro digital: ofrecen 1.300 millones para desarrollar la nueva tecnología

La moneda digital, pese a algunos reparos, avanza en el continente europeo.
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06 de enero de 2024 a las 11:32

No puede decirse que tenga debilidad por las criptomonedas. Por el contrario, Christine Lagarde nunca tuvo reparo en decir que jamás invertiría ni tampoco ocultó que su hijo, desoyendo su consejo, perdió el 60% de sus ahorros apostando. 

Pero la jefa del Banco Central Europeo (BCE) hace lo imposible por explicar que el euro digital es otra cosa.

Una forma electrónica de dinero emitida por la entidad monetaria y por ende, con su respaldo, al igual que el dinero físico. No es fácil. Según el Banco de España, el 80% de los españoles aún no sabe de qué se trata. 

El proyecto avanza. Con tiempos dilatados y sin una decisión final aún tomada sobre su lanzamiento, pero avanza.

La llamada “fase de investigación”, que había iniciado en octubre de 2021 para analizar las opciones de diseño y los posibles modelos de distribución, acaba de concluir y ya se lanzó la “fase de preparación”, que arrancó el 1 de noviembre y tendrá una duración estimada de dos años.

Como parte de la fase anterior, en septiembre de 2022, el Banco Central Europeo seleccionó a cinco socios para desarrollar un prototipo de la moneda digital.

Entre ellos estaban el gigante Amazon (a cargo de los pagos de e-commerce), el banco español Caixabank y el servicio de pagos internacionales francés Worldline. 

Ahora, en esta primera semana de enero, el organismo acaba de hacer una nueva convocatoria.

Busca nuevamente cinco socios para cinco iniciativas o proyectos diferentes. Sobre la mesa hay 1.300 millones de euros. También se dio a conocer una primera versión del manual con las normas de funcionamiento del euro digital. 

Lagarde explica que en la entidad piensan "en el euro digital como en una forma digital de efectivo que pueda utilizarse gratuitamente para todos los pagos digitales y que cumpla los niveles de privacidad más estrictos. Coexistiría con el dinero físico, que siempre estará disponible, sin dejar a nadie atrás".

Dinero sin riesgo, no promesa de dinero

En un artículo reciente, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, ex Gobernador del Banco de España e impulsor del euro digital, explica claramente las ventajas de su adopción y pasa en limpio algunas cuestiones nebulosas.

Por ejemplo, los bancos centrales no deberían crear los llamados CBDC por sus siglas en inglés (dinero digital emitido por los bancos centrales) por la simple razón de que ya lo hacen: son las reservas o depósitos de los bancos en el banco central.  

El punto es que sólo lo utilizan los bancos. El BCE busca desarrollar una infraestructura para que los ciudadanos y las empresas no financieras también puedan hacerlo, aclara. 

El otro argumento más que convincente tiene que ver con la fragilidad de los depósitos bancarios como promesa de devolver dinero versus el dinero digital como activo seguro, libre de riesgo. La promesa bancaria suele cumplirse pero también sabemos a esta altura que a veces eso se vuelve imposible.

Fernández Ordoñez mira un poco más atrás en busca de otro ejemplo para ilustrar esta clase de revoluciones: “Este problema de usar como medios de pago unos activos con riesgo existía también con el dinero físico en el siglo XIX. Entonces los bancos privados emitían billetes que, al no ser dinero, sino promesas de devolver dinero, entraban continuamente en crisis. Entonces se decidió que los bancos privados dejaran de emitir billetes y que todo el dinero físico fuera emitido por el Banco Central. Ahora se trata de que los ciudadanos puedan usar un dinero digital sin riesgo”.

Es bajo el paraguas de esta nueva fase que habilitó el BCE que el Banco de España también comenzó a trabajar en distintos proyectos relacionados con el desarrollo del euro digital. 

El organismo eligió a Adhara, Cecabank y Abanca para estudiar el uso de un euro digital mayorista en operaciones interbancarias. Estos convenios no implican ningún tipo de contraprestación económica. Las partes firmantes asumirán los costos que a cada una le suponga las actuaciones que decida realizar.

Stablecoins, las cripto de la competencia

Hasta no hace mucho eran una rareza. Pero están multiplicándose. De por sí, la idea de stablecoin va a contramano con la volatilidad propia de las criptomonedas.

Como lo predica su nombre, el diseño de la moneda apunta a la estabilidad, por lo que está respaldada 100% por dinero físico en cuentas bancarias de modo que siempre sea canjeable en paridad 1:1. La otra curiosidad es que ahora cada vez más surgen stablecoins atados al euro.

Para hacerse una idea, a mediados de 2022, la circulación total de todos los stablecoins denominados en euros era de apenas u$s 129 millones, en comparación con los cerca de u$s 156.000 millones denominados en dólares.

La entrada en vigencia del Reglamento para el Mercado de Criptoactivos (MiCA) en la Unión Europea en junio de este año impulsó aún más el nicho, facilitando sobre todo la entrada de grandes jugadores.

Hoy ya existen stablecoins atados al euro con el respaldo de grandes bancos de la UE.

El pionero fue Société Générale, SG Forge, que introdujo un stablecoin vinculado al euro en la red Ethereum.

De esa forma, surgió EUR CoinVertible (EURCV), el primer activo de este tipo desplegado en una blockchain pública y respaldado por un gran banco europeo.

Le siguió el anuncio de DWS, la gestora de activos de Deutsche Bank, del lanzamiento del stablecoin en euros AllUnity, en asociación con Flow Traders y Galaxy, en los próximos 12-18 meses.

Desde ya, Lagarde no quiere saber nada sobre estas supuestas criptomonedas que garantizan estabilidad. “Simulan ser monedas pero son activos”, asegura y las ve como competencia del dinero digital. 

En todo caso, la jefa del BCE no está sola en su entusiasmo por el euro digital.

En el FMI cuentan que para comienzos de 2023, unos 40 países se habían acercado para pedir asistencia de algún tipo para el desarrollo de su propio dinero digital. Países europeos como Suecia y Noruega, por ejemplo, ya lo tienen. 

Como pionero suele llevarse los laureles China con el e-yuan, por lejos la experiencia más conocida.

Pero si vamos a atenernos a los hechos, fue en Bahamas, bajo el sol reflejado en la arena encendida, que se presentó en 2020 la primera moneda digital emitida por un banco central: el Sand Dollar.

 

 

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