Guerras lejanas y a unos pocos pasos. La sombría posibilidad de otra presidencia de Donald Trump en EE.UU. El duro registro de la dependencia de otros para el suministro de energía y materiales críticos.
Los líderes europeos están nerviosos. Y quieren estar mejor preparados.
En la cumbre de la Unión Europea (UE) de la última semana, eclipsada por el Medio Oriente, surgió con la fuerza incontestable de las circunstancias, una idea que ya venía madurando.
El bloque necesita un cambio de paradigma radical ante la pérdida de influencia frente a sus mayores rivales geopolíticos.
Así, algunas propuestas que hacía tiempo estaban en gestación pasaron al fast-track de las prescripciones políticas, como una unión del mercado de capitales que simplifique la financiación de mayores gastos de defensa.
En ese sentido, estamos en una era global de rearme. Los líderes políticos intentan acercarse al objetivo de la OTAN para los miembros de la alianza de un presupuesto de defensa de 2% del PBI.
Pero los expertos en seguridad aseguran que el gasto militar debería emular al de la Guerra Fría y llegar al 4%.
Claro que de hacer eso, deberían añadir unos u$s 10 billones en la próxima década.
En Europa, España tiene uno de los presupuestos de defensa más bajos, con un 1,3% del PBI en 2023, según Bloomberg. Sólo Luxemburgo (0,7%) y Bélgica (1,1%) están por debajo.
En cambio, llama la atención Polonia, con el mayor nivel de gasto militar, de 3,9% del PBI, seguida de Grecia, con 3%.
Si bien éstos son los extremos, Francia, Alemania e Italia, por ejemplo, destinan 1,9%, 1,6%, 1,5%, respectivamente.
Europa busca blindarse
“Hablamos de algún tipo de endeudamiento conjunto para financiar un nuevo fondo de defensa europeo, ésa es una discusión que tiene que darse ahora”, decía el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis.
Cuando se habla de una unión de mercado de capitales se hace alusión a la remoción de cualquier barrera para la movilización de inversiones privadas. También a la posibilidad de emitir deuda conjunta, los eurobonos.
Con la irrupción del Covid, por ejemplo, se recaudaron 800.000 millones de euros (u$s 850.000 millones) para un fondo de recuperación post-pandémico.
Y no fue tan difícil vencer la resistencia de los líderes políticos tradicionalmente conservadores en términos fiscales.
Hoy hasta países como Alemania podrían hacer a un lado esas inquietudes ante la amenaza cada vez más palpable que representa Rusia, y más cercana a China.
No hay que olvidar que las elecciones europeas están muy cerca. Se realizarán en junio.
Así que en buena medida, los políticos alimentan este debate con la expectativa de continuarlo como parte de un nuevo y flamante mandato.
Las proyecciones hablan de que los euroescépticos de la extrema derecha ganarán terreno.
“La sensación de esta elección europea es: cambien el liderazgo. Este liderazgo de la UE es malo, falló”, opina tajante el primer ministro de Hungría, Viktor Orban.
Desesperación por Ucrania
Si bien Ucrania recibió grandes cantidades de ayuda, hoy está al límite de sus fuerzas, sobre todo por falta de defensas aéreas.
El costo de sentirse seguro
Este año se espera que 18 de los 31 países de la OTAN alcancen la meta del 2% del PBI para defensa.
A principios de año, el secretario general del organismo dijo que varios países de Europa todavía tenían un camino por recorrer pero que estaban haciendo avances.
Mensaje claro pero sumamente correcto, a diferencia del de Donald Trump, al que Joe Biden atacó con fiereza por haber dicho que dejaría que Rusia atacara a los miembros que gastan menos de lo estipulado.
Pero ya alcanzar el 2% del PBI que hoy propone la OTAN implicaría para muchos países frustrar los esfuerzos de consolidación fiscal post-pandémica en Europa.
Estirar el presupuesto militar al 4% simplemente dejaría por completo en el camino el ajuste progresivo para adecuarse a las otra vez vigentes metas fiscales.
Algunos de los países más afectados, por su nivel de endeudamiento, serían Italia, Francia y España.
En el caso más extremo, el de Roma, la deuda pública en relación al PBI saltaría de 144% a 179% para 2034.
Incluso EE.UU., que ya destina un impresionante 3,3% de su PBI a defensa, vería su deuda dispararse a 131% desde el 99% actual en la próxima década.
La administración Biden solicitó un incremento del 1% en el gasto militar para el próximo año.
Claro que si uno mira, por ejemplo, los números de China ya no parece tan descabellado hacer un esfuerzo.
Este año, el gasto crecerá 7,2%, un máximo en cinco años. En realidad, viene creciendo a un ritmo muy similar los últimos años.
Incluso en 2020, con el golpe de la pandemia, apenas se desaceleró a 6,6%. Desde que asumió Xi Jinping, el presupuesto militar creció 2,3 veces.
En términos del PBI, los chinos aseguran que se mantiene en 1%. Pero obviamente no es creíble.
No son los primeros ni serán los últimos a los que les gusta “dibujar” sus estadísticas.
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