Por Gideon Rachman
Europa se ha quedado rezagada respecto a EEUU y la brecha va en aumento
Desde la tecnología y la energía hasta los mercados de capitales y las universidades, la UE no puede competir con EEUU
Desde la tecnología y la energía hasta los mercados de capitales y las universidades, la UE no puede competir con EEUU
Por Gideon Rachman
La guerra de Ucrania ha reanimado la alianza transatlántica. Pero la relación entre EEUU y sus aliados europeos es cada vez más desigual.
La economía estadounidense es ahora considerablemente más rica y dinámica que la de la Unión Europea (UE) o Gran Bretaña, y la brecha va en aumento. Esto tendrá un impacto que irá mucho más allá de los niveles de vida relativos. La dependencia europea de EEUU en materia de tecnología, energía, capital y protección militar está socavando cada vez más cualquier aspiración de "autonomía estratégica" que pudiera tener la UE.
En 2008, las economías de la UE y de EEUU tenían aproximadamente el mismo tamaño. Pero desde la crisis financiera mundial, sus fortunas económicas han divergido drásticamente. Como señalan Jeremy Shapiro y Jana Puglierin, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores: "En 2008 la economía de la UE era algo mayor que la de EEUU: US$16.2 billones frente a US$14.7 billones. En 2022, la economía estadounidense había crecido hasta los US$25 billones, mientras que la UE y el Reino Unido juntos sólo habían alcanzado los US$19.8 billones. La economía estadounidense es ahora casi un tercio más grande. Es más de un 50 por ciento mayor que la UE sin el Reino Unido".
Las cifras totales son escandalosas. El trasfondo es la imagen de una Europa que se ha quedado atrás, sector por sector.
El panorama tecnológico europeo está dominado por empresas estadounidenses como Amazon, Microsoft y Apple. Las siete mayores empresas tecnológicas del mundo, por capitalización bursátil, son todas estadounidenses. Sólo hay dos compañías europeas entre las 20 primeras: ASML y SAP. Mientras que China ha desarrollado sus propios gigantes tecnológicos, los campeones europeos a menudo son adquiridos por compañías estadounidenses. Skype fue comprada por Microsoft en 2011; DeepMind fue comprada por Google en 2014. También es probable que el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) esté dominado por empresas estadounidenses y chinas.
En la UE faltan las universidades punteras que alimentan a las empresas "startup" tecnológicas en EEUU. Las clasificaciones de Shanghái y THE de las mejores universidades del mundo sólo incluyen una institución de la UE entre las 30 primeras. (A Gran Bretaña le va mejor, gracias a Cambridge, Oxford, Imperial y otras).
En 1990, Europa fabricaba el 44 por ciento de los semiconductores del mundo. Esa cifra es ahora del 9 por ciento, frente al 12 por ciento de EEUU. Tanto la UE como EEUU se están apresurando a reforzar sus capacidades. Sin embargo, mientras que en EEUU se prevé la puesta en marcha de 14 nuevas plantas de semiconductores para el año 2025, en Europa y Medio Oriente sólo se añadirán 10, frente a las 43 nuevas instalaciones de China y Taiwán.
Tanto EEUU como la UE quieren darle la vuelta a esta situación con políticas industriales ambiciosas que ofrezcan financiación pública e incentivos a los fabricantes de chips y a los productores de vehículos eléctricos. Pero el estatus del dólar como moneda de reserva mundial les permite a los estadounidenses financiar sus ambiciones sin asustar a los mercados. Como dice un industrial europeo: "Sólo tienen que pasar la tarjeta de crédito". La UE, en cambio, tiene un presupuesto mucho menor y apenas ahora ha empezado a emitir deuda común.
El capital privado también está mucho más disponible en EEUU. Paul Achleitner, presidente de la junta consultiva general del Deutsche Bank, dice que Europa es ahora "casi totalmente dependiente de los mercados de capitales estadounidenses". Me dice que Europa tiene muy pocos de los grandes fondos de pensiones que les dan profundidad a los mercados de capitales estadounidenses, y añade que: "Si se quiere conseguir algo importante — ya sea una adquisición o una OPI (oferta pública inicial) — siempre se recurre a los inversionistas estadounidenses". La UE ha hablado mucho de crear una "unión de mercados de capitales" para darle a Europa algo de la envergadura de EEUU. Sin embargo, los avances han sido escasos.
A diferencia de Europa, EEUU también dispone de un suministro nacional de energía abundante y barato. La revolución del esquisto ha convertido a EEUU en el mayor productor mundial de petróleo y gas. Mientras tanto, los precios de la energía en Europa se han disparado. La guerra de Ucrania y la pérdida del gas ruso barato hacen que la industria europea pague normalmente tres o cuatro veces más por la energía que sus competidores estadounidenses. Los sombríos jefes europeos dicen que esto ya está provocando cierres de fábricas en Europa.
Algunos en Gran Bretaña pueden verse tentados a ver todo esto como una prueba de que, dentro de la UE, Gran Bretaña estaba "encadenada a un cadáver" y que el Brexit fue una buena movida. Pero, fuera del mercado único europeo, Gran Bretaña sufre una versión exagerada de los problemas de escala que lastran a la propia UE. Como consecuencia, la industria británica ya se está rezagando.
Entonces, ¿realmente no hay ámbitos en los que Europa sea líder mundial? Algunos señalan orgullosamente el hecho de que el tamaño del mercado único de la UE significa que las compañías de todo el mundo han tenido que adoptar la normativa europea, el llamado "efecto Bruselas". Pero está claro que sería mejor encabezar el mundo en la creación de riqueza, en lugar de en su regulación.
Europa obtiene mejores resultados en los sectores de "estilo de vida". Casi dos tercios de las llegadas de turistas del mundo son en Europa. El mercado de artículos de lujo está dominado por compañías europeas. El fútbol, el deporte más popular del mundo, está dominado por los equipos europeos, aunque muchos de los grandes clubes son ahora propiedad de inversionistas del Medio Oriente, EEUU o Asia.
El dominio europeo de las industrias de estilo de vida subraya que la vida en el viejo continente sigue siendo atractiva para muchos. Pero quizás ésa sea parte del problema. Sin una mayor sensación de amenaza, es posible que Europa nunca reúna la voluntad para revertir su inexorable declive en poder, influencia y riqueza.