Fábricas de bolsas plásticas subsisten en medio de un "cóctel explosivo"

Cuando la ley era proyecto, algunas empresas se dieron cuenta: o se reconvertían, o la ola sería un tsunami. Pero algunas, finalmente fueron arrastradas

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20 de diciembre de 2019 a las 05:03

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Están los $ 4 que el consumidor debe pagar por las bolsas desde julio en supermercados. Está la chismosa esperando en la puerta de muchos hogares, la aparición de bolsas de papel en varios comercios y el plástico que sigue siendo visible en buena parte de los productos en góndola. Por un lado, está todo ese espectro que se volvió más tangible para el consumidor desde que arrancó el cobro de bolsas plásticas. 

Pero hay un sector que con la ley de bolsas plásticas no solo se vio afectado, sino inmerso en un "cóctel explosivo". Son las fábricas uruguayas que producen estas bolsas.

Cuando la ley era proyecto, algunas empresas lo supieron: o se reconvertían, o la ola podría convertirse para ellas en un tsunami. Pero algunas, finalmente fueron arrastradas.

Desde que comenzó a regir la ley 19655, van cerrando cuatro fábricas locales de bolsas plásticas, informó la Asociación Uruguaya de Industrias Plásticas (AUIP).

Los problemas señalados por la industria, en general, se resumen en tres: competencia desleal, controles en falta y bolsas importadas de la región, que pese a cumplir con las exigencias de la ley, son producidas a menores costos y dejan en desventaja a la industria nacional. 

La fábrica uruguaya Nolamir comenzó a prepararse cuando el asunto aún no era urgente. Concretamente, invirtió un millón de dólares en dos años y medio entre capacitaciones, viajes y nueva maquinaria. "A partir de que la empresa entendió que había que conscientizar con el medioambiente y que se estaba dando el cambio a nivel mundial, ensayamos con alternativas para producir bolsas con material amigable. Empezamos a producir muchísimo antes de que empiece el tema de la ley y logramos acondicionar nuestra primeras máquinas", contó el director Fernando Carballo. Cree que fueron la primera empresa en tener bolsas plásticas como las que exige la ley disponibles en plaza. 

Pero no alcanzó. 

Actualmente vende un 30% de lo que vendía antes de que comenzara el cobro obligatorio de bolsas, y su plantilla, por no ser competitiva, se redujo a la mitad (12 empleados). 

Competencia y control

Según Carballo, el golpe llegó para la empresa principalmente por dos razones. Una, porque la mayor parte de quienes eran sus clientes, decidieron importar las bolsas de Brasil, donde son producidas a menor costo. "Entra mucha mercadería de Brasil que va a las principales cadenas, que son las que más consumen. No tenemos una protección. Al margen de limitarnos la producción de la bolsa que producíamos, se redujo el mercado, y una pequeña producción que entra de Brasil nos termina matando", comentó. 

"Los costos que tenemos para producir internamente en Uruguay son mucho más importantes que los de la región y ni hablar de China. La empresa hace mucho esfuerzo para producir todo en Uruguay. El hecho de que entre mercadería de afuera con distintos costos de producción es lo que más está matando a nuestra industria", señaló. Carballo espera que el gobierno "ayude" para que la industria nacional sea competitiva con la extranjera y que pueda seguir generando mano de obra: "todo esto tiene un plazo y en algún momento la empresa tiene que dar rentabilidad", añadió.

Por otra parte, la empresa se vio también impactada por competencia "desleal", es decir, de fábricas informales que continúan produciendo las bolsas plásticas no autorizadas y que proveen especialmente a pequeños comercios del interior. 

Tanto Carballo como la presidenta de AUIP, Esperanza Romariz, detectan una falta de fiscalización en el sector. Romariz dijo que no está en contra de lo importado porque genera que los locales sean mejores fabricantes. "Pedimos controles. Control y control. Porque si no, no sirve de nada que las empresas hagan economía circular", remarcó. De la asociación forman parte 20 de estas fábricas, según su presidenta, Esperanza Romariz.

Carballo, en tanto, tiene la expectativa de que el gobierno "apoye" en ese sentido para evitar la circulación de bolsas no autorizadas. También contó que están conversando con grandes superficies para que den prioridad a la industria nacional. "Estamos intentando ser proveedores, explicando las bondades de que estemos fabricando en el lugar, pero les resulta muy simple importar", subrayó. 

Otra fuente de la industria dijo que la facturación a raíz de la ley pasó a ser un 30% menor. Para subsistir, comentó que vende bolsas a frigoríficos e industriales (a quienes no afecta la ley), en tanto que la venta de bolsas impresas para boutiques, tiendas y zapaterías se redujo un 80%, ya que optaron por el papel. "Si esto sigue así, va a haber una desocupación en el sector muy fuerte. Si dependiera solo de las camisetas -bolsas-, sacaría a 40 empleados", señaló. El costo de producir bolsas con el material exigido por la ley es tres veces mayor, según dijo. 

Excepción

La empresa Roplast, ubicada en Rosario (Colonia) parece ser una excepción. Su socio, Ignacio Menéndez, dijo que si bien la transición fue "complicada", actualmente trabajan "normalmente" con el nuevo material. Contó que desde que empezó a regir la ley, tuvieron que volver a "buscar mercados". Desde su experiencia en la fábrica del interior, el hecho de que se exija una bolsa de determinado material genera que se importen menos bolsas de mala calidad y, en consecuencia, que tengan menos competencia. "Antes se vendía mucho más pero tenías mucha más competencia, entonces los clientes eran menos para cubrir el presupuesto. Hoy tal vez con más clientes compensas un poco esa cantidad", dijo el socio de la fábrica que lleva seis años operativa. 

Menéndez es consciente del impacto que tuvo la ley de bolsas plásticas para muchas fábricas, y reflexionó que afectó a aquellas con mucho personal: "Ahí era grande el cambio. En el nuestro el impacto fue poco porque era una industria más pequeña". Roplast cuenta con 8 empleados y sus clientes son supermercados pequeños de, principalmente, Colonia y Soriano, entre otros departamentos a los que llegan mediante distribuidores. 

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