AFP

Facebook ha priorizado el crecimiento sobre la gobernanza durante demasiado tiempo

El escándalo de privacidad es otra señal de que la compañía está demasiado enfocada en la rentabilidad para los accionistas

Tiempo de lectura: -'

27 de diciembre de 2018 a las 11:14

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Rana Foroohar

¿En qué momento se convierte el mal comportamiento corporativo en mala conducta intencional? Ésa es una pregunta que los reguladores y políticos, tanto en EEUU como en Europa, están considerando cuidadosamente con respecto a Facebook, dadas las nuevas revelaciones de que permitió que una gran cantidad de grandes compañías (Apple, Amazon y Microsoft entre otras) aprovecharan los datos confidenciales de los usuarios incluso después de haber prometido que protegería la privacidad.

Ver el bombardeo semanal de denuncias sobre la empresa de redes sociales es como ver las noticias que se arremolinan alrededor del presidente estadounidense, Donald Trump. Siento que es sólo una cuestión de tiempo hasta que la "persona de interés", como dirían los fiscales, sea llevada a juicio. Pero incluso si se determina que la conducta de Facebook es legal, su historia contiene lecciones sobre los riesgos de priorizar el crecimiento sobre la gobernanza.

Facebook aceptó los acuerdos de intercambio de datos entre 2010 y 2017 para desarrollar su red social lo más rápidamente posible. Eso aumentó sus márgenes de ganancia al reducir los costos por usuario en la plataforma. Pero, según The New York Times, que reveló la noticia, ni Facebook ni las otras compañías involucradas tenían idea de todas las implicaciones de los acuerdos para la privacidad de los usuarios.

Apple dice que ni siquiera sabía que tenía un acuerdo semejante con Facebook, una admisión bastante sorprendente dada la forma en que esa compañía se ha estado promocionando como protectora de la privacidad de los usuarios. En Facebook, "algunos ingenieros y ejecutivos. . . consideraban las revisiones de privacidad un obstáculo para el crecimiento y la innovación", dice una reveladora línea en el artículo del Times. Y sí que ha crecido: el año pasado Facebook recibió más de US$40 mil millones en ingresos, más del doble de los US$17.9 mil millones que reportó para 2015.

El hecho de que Facebook haya priorizado el crecimiento sobre la gobernanza es atroz, pero no es único. Existe una crisis más amplia en la gobernanza corporativa que es mucho más grande y profunda que la que ocurre en esta compañía. Facebook nos da tres ejemplos reveladores de esto.

Primero, es parte de un grupo de enormes compañías que quieren actuar como si aún fueran pequeñas. Este problema es más pronunciado en el sector tecnológico, ya que los grupos suelen ser jóvenes que crecieron muy rápidamente. Esas compañías a menudo concentran demasiado poder en sus principales directivos. El fundador, presidente ejecutivo y presidente de Facebook, Mark Zuckerberg, todavía controla el 60 por ciento de los derechos de voto de la compañía, y su junta directiva parece ser totalmente ineficaz. Reportes recientes sugieren que él y la directora de operaciones, Sheryl Sandberg, funcionaban como un angosto embudo a través del cual debían fluir las decisiones.

Eso es algo más característico de una empresa "startup" que de una de las compañías públicas más rentables del mundo.

Ni Zuckerberg ni Sandberg querían escuchar nada que no les gustara, según personas que han hablado con los dos ejecutivos de Facebook desde el escándalo de interferencia en las elecciones de 2016, lo cual crea un enorme problema de gobernanza en sí mismo.

Elon Musk tenía un dominio similar sobre el poder en Tesla hasta que la Comisión de Bolsa y Valores de EEUU lo obligó a renunciar a la presidencia como parte de un acuerdo sobre fraude. Google también padece de ese problema. Larry Page, Sergey Brin y Eric Schmidt aún son dueños de las partes más grandes de la compañía y tienen una influencia tremenda.
En segundo lugar, la incapacidad de Facebook para invertir en la gestión de riesgos no es singular. Su antiguo lema de "moverse rápidamente y romper cosas" significaba que los ejecutivos estaban dispuestos a aceptar acuerdos de intercambio de datos que no entendían con compañías que tampoco los entendían.

Esto me recuerda a los ejecutivos bancarios que no comprendían los riesgos incorporados en sus balances hasta que los mercados comenzaron a colapsar durante la crisis financiera de 2008. Eso resalta el tercer punto, que es la tendencia de las compañías a priorizar lo que se pueda cuantificar, como las ganancias por acción y la relación entre el precio de las acciones y las ganancias, e ignorar hasta que sea demasiado tarde los riesgos comerciales que son más difíciles de medir. Pensemos no sólo en las violaciones de datos y los escándalos de privacidad, sino también en cualquier cantidad de complejos desastres en la cadena de suministro, como el colapso del edificio Rana Plaza en Bangladesh, donde murieron los trabajadores que fabricaban ropa para importantes cadenas minoristas.

Nada de esto debería ser una sorpresa. Facebook es la culminación natural de 40 años del culto de las empresas en el altar del valor para los accionistas. La idea de que las ganancias deben ser el único objetivo de las empresas, planteada por primera vez por la Escuela de Economía de Chicago, ha sido llevada al extremo por grupos de plataforma tecnológica que crean redes globales y aprovechan activos intangibles.

Hasta ahora, su modelo de negocios les ha permitido evitar en gran medida el control nacional y las preocupaciones, sin mencionar los impuestos. Los grandes grupos tecnológicos también suelen ser dirigidos por una generación de líderes que alcanzaron la mayoría de edad en las décadas de 1980 y 1990, después de que muchas escuelas de negocios comenzaron a hacer énfasis en la importancia de maximizar el valor accionario.

Pero la globalización económica se ha adelantado mucho a la globalización política, lo cual ha provocado gran parte del populismo y la reacción contra el sistema que ahora podemos ver a nuestro alrededor. Y ha prevalecido la búsqueda del crecimiento sobre la gobernanza.

La pregunta ahora es ¿qué pasará después? Los líderes corporativos tienen un largo historial de hacer lo que sea necesario para maximizar las ganancias hasta que se ven obligados a reconsiderar. ¿Acaso hemos llegado a uno de esos momentos decisivos en que las autoridades estadounidenses y europeas van a enfrentar la situación y hacer algo al respecto?

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.